CAPITULO VEINTISÉIS

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Cameron Knight.

Agarro con fuerza el cuerpo tembloroso de Brigitte dándole la seguridad que necesitaba y la que no tuvo horas atrás. Recordar lo que le sucedió hace que la sangre me empiece a hervir, si estoy calmado es por ella, porque sé que ahora me necesita y en un estado inestable como la de ella sería peor.

Le doy caricias en los brazos manteniéndonos en silencio a la espera de que hable. Sinceramente no estoy preparado para escuchar lo que tenga que decir, sé que de igual forma lo que contará será algo que marcará un antes y después, pero lo que no dudaré ni un segundo es dejarla de lado, ella me necesita y yo sin darme cuenta la necesito a ella.

—Sabes que no tienes por qué contarlo ¿verdad? —le repito entre susurros.

Suelta un suspiro y coloca nuevamente su espalda en mi pecho, me impresiona la forma en la que encajamos y las miles de emociones que me crea al estar así con ella.

—Quiero hacerlo, por una vez no quiero quedarme en silencio —murmura cansada—. Solo...solo necesito tiempo.

—Lo único que te pido es que no lo hagas por obligación, quiero que lo hagas desde tu corazón, que te nazca contármelo.

—Nunca he deseado tanto algo como contarte una parte dolorosa de mi vida, en serio, Cameron.

Suelto un suspiro y asiento.

—Bien, hazlo cuando te sientas preparada.

Ahora es ella la que asiente y nuevamente nos quedamos en silencio. Sus ojos se mantienen cerrados intentando controlar sus temblores pero es casi imposible. Acaricio mi nariz en su pelo inhalando su olor que cada día me cautiva más.

Su cabeza debe de estar hecho una corriente de un río mientras el mío no para de pensar en la facilidad que tuve de gritar que estoy enamorado de ella, no estaba en mis planes decirlo, no por ahora, pero la desesperación me ganó, lo bueno es que solo lo escuchó Alonso pero ahora sería la burla de él por un mes entero.

El Cameron de hace cinco meses se hubiera partido el culo al oír mi declaración. El se hubiera preguntado ¿Amor?¿Qué es el amor?. Mientras que ahora me pregunto si ella siente al menos la mínima parte que yo y aunque no fuera así, por una parte sería doloroso pero bonito, porque por primera vez mi corazón siente algo más que el vacío.

De repente Brigitte se aclara la garganta sacándome de mis pensamientos y mi corazón empieza a latir de manera rápida que empieza a doler, el sentimiento de angustia y certidumbre está haciendo estragos en mi estómago y en mi órgano palpitante. No estoy preparado para escucharlo pero aún así me mantendré callado escuchando, sus palabras pueden ser como una maldita tormenta imposible de controlar mi emociones pero a la vez su voz es la calma, lo que me mantendrá relajado o eso espero.

—Como dije, tenía dieciséis años cuando mi mundo se derrumbó con una sola acción —comienza con la voz temblorosa— Era una adolescente que le gustaba vivir, experimentar etapas, reír, llorar. Tendría que haber sido una época inolvidable llena de felicidad, habría momentos mejores y otros peores, pero así es la adolescencia, vivir lo máximo posible. Yo...tenía sueños, tenía metas que cumplir, alcanzar la cima de mi felicidad pero lo que no sabía es que al desear eso en mi decimosexto cumpleaños sería todo lo contrario, no alcancé la cima de mi felicidad, no pude, no me lo permitió, acabe cayendo en el abismo del vacío y la agonía, donde el miedo salió a acecharme y el dolor se volvió una costumbre tanto en el exterior como en mi interior.

»El primer día en el que comenzó todo no podía creérmelo, no pude dar crédito de lo que pasó hace unos segundos, ese día lo miré y él me miró, sus ojos mostraron arrepentimiento mientras los míos se llenaban de lágrimas, se arrodillo ante mi pidiendo perdón y ¿que hice yo? Cómo toda una mujer ilusa lo hice, lo perdoné y sonreí como si el dolor que empezaba a crecer en mi corazón y el que persistió en mi pómulo fueron olvidados. Ese día subí hacía mi habitación y me miré al espejo, en ese momento acepté la realidad, ver mi pómulo hinchado y rojo caí en cuenta de que él, un ser que yo admiraba y apreciaba usó su fuerza contra mí, abrió su mano para golpearme pero lo que no sabía es que eso solo era el principio.

La Musa de mis CancionesHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin