CAPÍTULO CUARENTA

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*Escuchar en el momento exacto

Brigitte Stanley.

Agarro mi botella de agua dándole un sorbo mientras con la otra mano escribo en mi laptop escuchando a la profesora Harvey. Apunto lo importante y miro mal a Génesis cuando mastica con la boca abierta, ya que ese ruido me distrae. Bebo un poco más de agua y dejo la botella en la mesa.

—Como me duele la polla —dice una voz detrás mía.

Escupo el agua hacia adelante mojando a uno de mis compañeros en el proceso haciendo que se sobresalte mientras escucho como Génesis se atraganta con su barrita.

—¿Qué mierda...? —mi compañero se gira buscando al culpable pero ahora yo estoy más pendiente en buscar la respiración.

Génesis está roja a más no poder pero sé que yo no me quedo atrás. Siento que me falta el aire mientras toso y recibo unas palmaditas en la espalda. Giro la cabeza y me encuentro a la señorita Harvey a mi lado mirándome con cara de culo, es ella la que me está dando toquecitos en la espalda.

Matías se acerca a Génesis dándole también toques en la espalda. El aula se mantiene en un silencio sepulcral solo con el sonido de nuestra tos.

—Qué demonios pasa contigo, Matías —se queja mi amiga cuando ha recuperado un poco la respiración.

—Se me escapó lo siento —dice avergonzado y no aguanto más.

Suelto una carcajada dejando a algunos desconcertados, la señora Harvey se aleja unos cuantos pasos de mí mirándome como si estuviera loca pero no puedo parar de reír provocando que la risa de Génesis también salga. Una carcajada que se convierte en tos y de nuevo estoy buscando el aire.

—¿Terminaron? —la profesora se cruza de brazos mirándonos con cara de odio.

—Lo lamento mucho, señora Harvey —hablo entrecortadamente—. Fue algo que se me escapó.

Génesis suelta una risa pero disimula con una tos y yo me tengo que morder el labio para no reírme. Mi compañero de adelante me fulmina con la mirada, por lo que respiro hondo dirigiendo mis ojos hacia él.

—Y a ti también lo siento, no fue mi intención mojarte —me disculpo pero parece reacio a perdonarme—. Tengo pañuelos, ¿quieres uno?

—Doy clases de como beber agua ¿quieres alguna de esas clases? —inquiere irónico y parpadeo varias veces.

Suelto un suspiro mirando mal a aquel chico de pelo castaño y ojos café, ni siquiera sé cómo se llama.

—Te estoy pidiendo disculpas —digo controlándome.

—Y yo no las estoy aceptando —murmura sin resignarse—. Dame los pañuelos y ya.

Suelto una risa irónica y recibe mi dedo del medio. Cuando quiero retractarme es tarde porque tengo a la señorita Harvey enfrente mía privándome de la vista de mi compañero al que ahora quiero arrancarle todos los pelos del culo. Su mirada me hace encoger en el asiento pero no la desvío.

—¿Crees que estamos en un circo para que estemos haciendo estas cosas, Brigitte? —cuestiona y me muerdo la lengua para no responder nada que me lleve a buscar una sanción.

—No, señora Harvey —respondo y miro mal a Génesis cuando se ríe silenciosamente.

—¿He dicho algo gracioso, Génesis? —esta vez la profesora se fija en ella.

—Para nada, señora Harvey —niega con el dedo respirando hondo—. Solo se me escapó la risa.

Me tapo la boca para acallar la risa que quiere salir en mi y Génesis hace lo mismo. Cierro los ojos cuando no puedo más, agarro la botella de agua y bebo un poco intentando calmarme.

La Musa de mis CancionesWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu