CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE

2.9K 173 24
                                    

Una semana y cinco días.

Brigitte Stanley.

Paso mi pulgar por la herida de mi labio limpiando la sangre que me sacó por el golpe. Mi mirada viaja hacia la persona de enfrente y una sonrisa de suficiencia tira de sus labios provocando que la mía salga también.

La respiración la tengo agitada y el sudor corre por mi cuerpo desde la frente hasta por debajo de mis pechos, el top lo tengo empapado pegándose a mi cuerpo pero eso no impide que corra en dirección a mi contrincante. Mi puño choca con su antebrazo al defenderse, esquivo su patada echándome hacia atrás pero antes de que baje su pierna se la agarro tirándola en mi dirección haciendo que su espalda choque con la colchoneta por la caída.

Ahora soy yo quien sonríe con suficiencia, le doy la mano para ayudarla a que se levante pero borro la sonrisa cuando engancha mi brazo en sus piernas haciéndome dar la voltereta y ahora es mi espalda la que choca con la colchoneta. Cierro los ojos por el impacto con la respiración agitada pero sonrío cuando escucho su risa.

—Que cabrona eres —murmuro abriendo los ojos para observarla.

—¡Has visto eso! —chilla emocionada subiendo encima mía—. Es la primera vez que me sale.

Suelto un resoplido elevando mi cuerpo y apoyándome sobre los codos.

—Te lo he dejado en bandeja.

—No seas mala perdedora, admite que te he ganado —dice emocionada la pelinegra que tengo encima mía.

—Está bien, Génesis, admito que me has ganado —cedo haciendo que la sonrisa de ella crezca—. Ya era hora.

Suelto una pequeña risa cuando me da un golpe en el hombro. Se baja de encima mía poniéndose de pie y me da la mano para ayudarme. Elevo las comisuras de mis labios dejándola desconcertada y antes de que pueda reaccionar agarro su mano y engancho mis piernas como lo hizo ella pero esta vez soy yo la que me doy la vuelta haciendo que ella gire conmigo cayendo boca abajo.

Me río alejándome de ella, la dejo en el suelo levantándome y volteo yendo a por un poco de agua. Siento sus pasos venir detrás de mí y antes de que pueda reaccionar la tengo subida a mi espalda haciéndonos caer a las dos.

—¡Eres una maldita! —se queja intentando agarrar mis pies pero no lo permito—. ¡Eso es jugar sucio, Brigitte Stanley!

Me carcajeo cuando se tropieza con mi pie volviendo a caer y en una maniobra engancho su cuello entre mis piernas impidiendo que siga moviéndose. Respiro agitada y ella lo hace igual.

—¿Terminaste? —pregunto pasando la mano por mi frente lleno de sudor.

—No terminé, pero estoy muy cansada, no puedo más.

La suelto y se tumba completamente en el suelo, no sé en qué punto hemos salido de la colchoneta y hemos acabado en el suelo. Me levanto agarrando mi botella de agua terminándola de un solo trago pero emito un quejido cuando este raspa la herida del labio.

Génesis hace lo mismo pero echa un poco de agua en su mano y se lo lleva a la nuca para refrescarse. Veo como papá se acerca a nosotras con una sonrisa plasmada en el rostro.

—¿Acabaron? —inquiere cuando se acerca a nosotras.

—Hicimos todos los ejercicios que nos pediste para luego terminar con una pequeña lucha que acabó en una guerra, nada nuevo —respondo quitando la goma de mi pelo para volver a hacerme el moño sin dejar un pelo suelto.

—Pero esta vez he ganado yo —habla Génesis emocionada.

—Por una vez.

—Pero te gané, así que te jodes y te callas.

La Musa de mis CancionesWhere stories live. Discover now