CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO

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Brigitte Stanley.

Me miro al espejo detallando todo mi rostro y cuando más lo detallo, más se abren mis ojos horrorizados. Me muerdo el labio y tomo una respiración profunda, muy profunda para poder controlarme y no darle un cabezazo al espejo de mi baño. Me toco la barbilla suavemente como si no pudiera creer lo que tengo y hago una mueca que contiene asco, horror, y mucho desagrado.

Volteo a ver a Génesis abruptamente haciendo que pegué un respingo mientras se mantiene en el váter haciendo pis. Suelta un suspiro y se gira para verme con mala cara, pero está es cambiada por uno de horror al detallar mi rostro.

Quiero llorar.

¿Por qué justamente hoy?

—Oh dios...—susurra y se levanta después de haber hecho sus necesidades, se coloca la falda acercándose en mi dirección para levantar mi mentón.

Me muerdo el labio mientras dejo que detalle ese horrible bulto que tengo en la barbilla, ese maldito grano que decidió salir hoy mientras estaba durmiendo y que ahora me duele como la mierda.

Lo toca suavemente pero me alejo haciendo una mueca de dolor, porque si, duele mucho. Tengo la zona rojiza alrededor del grano y un poco hinchada, son de esos granos que te salen con pus incluido, de los que odio con todo mi corazón.

—Es un maldito grano, Génesis —volteo a verme de nuevo en el espejo—. Un grano que ha decidido salir hoy cuando no debería.

—¿Un grano? —inquiere incrédula soltando una breve risa pero lo corta cuando le doy una mirada de advertencia—. Quiero decir, ese grano está a punto de jubilarse.

—Oh dios, cállate y ayúdame a limpiarlo —me agacho abriendo uno de los cajones agarrando un algodón y agua oxigenada

—Ven aquí —me quita el algodón y el agua oxigenada acercándose a mí dejándome entre el lavabo y ella—. No te muevas.

—Mucho no puedo moverme —ruedo los ojos cuando una sonrisa pícara aparece en su rostro—. Enfócate en limpiarme el grano.

—Eso hago —dice burlona

Pone un poco de agua oxigenada en el algodón y lo pone suavemente sobre mi grano haciendo que suelte un quejido por el escozor que me produce. Maldigo a Génesis en todos los idiomas posibles porque sé que está yendo lento aposta, porque le encanta verme sufrir en este tipo de cosas.

Aprieto los labios dejando más acceso a mi barbilla, cierro los ojos cuando empieza a dolerme más pero los vuelvo a abrir cuando escucho la risa de Génesis mofándose de mi sufrimiento.

—¿Cuánto tiempo se tarda en limpiar un maldito grano? —pregunto entre dientes.

—Terminé hace mucho pero me gusta tenerte así —dice encogiéndose de hombros a lo que ruedo los ojos.

—Idiota.

—Oh vamos, no te enfades —murmura en voz baja aprisionándome aún más en el lavabo colocando sus manos a cada lado de mi cuerpo—. ¿Por qué te pones nerviosa? No te estoy haciendo nada.

—No sé si a esto le puedes llamar "no hacer nada" —digo intentando apartarla pero lo que hace es apegarme más a ella y aguanto la respiración—. Creo que el no poder follar conmigo te está haciendo más pervertida.

Suelta una risa alejándose de mí y un suspiro aliviado sale de mis labios, no voy a negar que mi mejor amiga me calienta, porque lo hace y siempre lo ha hecho. Pero dijimos que el día en el que consigamos a alguien, no habrá más besos ni toqueteos por ninguna de las dos. Hemos roto varias veces las reglas pero nunca hemos llegado a más, quizás un pequeño beso o un simple toqueteo normal que pueden llegar a hacerse las amigas.

La Musa de mis CancionesWhere stories live. Discover now