CAPÍTULO 2: Dylan Wilson

983 101 51
                                    

CAPÍTULO 2

(Astrid)

Caminé alrededor de 10 minutos hacia la casa de Dylan, mi mejor amigo, quien me acababa de mandar un mensaje diciéndome que pasara a por él para ir juntos al instituto. Dylan era algo parecido a mí, un poco más friki en cuanto a videojuegos, pero nos llevábamos muy bien.

Seguí caminando enfrascada en mi mundo cuando de repente, oí la bocina de un coche a mis espaldas. Me giré para encontrarme a algunas chicas de mi instituto conduciendo un mini descapotable.

- Buenos días Rata - dijo la que estaba conduciendo.

Camila: una rubia despampanante de ojos marrones y con unas tetas que te saltaban los ojos aún cuando no las estabas mirando, lo cual era algo difícil.

Rápidamente aceleraron justo cuando pasaban al lado mío, haciendo que me salpicara todo el agua que se había ido acumulando en charcos en la carretera. Maldije al cielo por haber hecho que lloviera la noche anterior, algo inevitable dado que vivía en Inglaterra; y las maldije a ellas mientras las veía alejarse a la vez que se reían.

Me miré y vi como me habían empapado de arriba a abajo. Solté un suspiro cansado y anduve los 2 minutos que me quedaban para llegar a casa de Dylan.

Al llegar, llamé a la puerta, la cual no tardó en abrirse. Fue él quien abrió y me miró de arriba a abajo para luego decirme:

- ¿Ya empezamos?

- Díselo a Camila y a sus minions- contesté con algo de mosqueo causado por el incidente.

- Te daría un abrazo para saludarte pero... - Le miré con los ojos entrecerrados mostrando así que no estaba de humor para sus gracias provocando una sonrisa de su parte -. Anda, pasa - dijo finalmente.

Se hizo a un lado para dejar que entrara y seguidamente cerró la puerta a mis espaldas.

- Subo un momento a ver si tengo algo para dejarte, ahora bajo.

Asentí mientras dejaba mi mochila en el suelo al lado de la puerta. Miré a mi alrededor encontrándome con fotos de Dylan y su familia, algunas de hacía años y otras más recientes. Ya las había visto cincuenta mil veces, pero me gustaba hacerlo. Sobre todo una de él y yo de pequeños sentados sobre nuestros triciclos mirando hacia la cámara riendo.

Sonreí inconscientemente recordando el tiempo que llevábamos juntos.

- ¿Astrid? - oí una voz conocida decir mi nombre.

Me di la vuelta y vi a la madre de Dylan aproximándose a mí con una sonrisa de sorpresa.

- Hola Señora Wilson - dije saludándola con la mano.

- Astrid por favor, te he dicho miles de veces que me llames Michelle. Lo de "señora" hace que me sienta vieja.

- De acuerdo, Michelle - contesté sonriendo. - Y usted no está nada vieja.

- Si sigues tratándome de usted lo estaré.

Solté una carcajada. - Perdón. La costumbre.

- ¿Y bueno qué tal las vacaciones? - dijo cambiando el tema de conversación.

- Mi madre tuvo que trabajar así que me quedé en casa la mayoría del tiempo, aunque fui con Ellie a una convención de música rock durante dos días. ¿Y vosotros?

- Ya sabes, lo normal; fuimos durante cinco días a visitar a mi madre a Canterbury y luego pasamos el resto en casa de mi hermana celebrando pascua.

- Me alegro de que se lo hayan pasado bien.

- Te habría pedido que nos acompañases si hubiese sabido lo de tu madre - me informó con algo de pena en la voz.

- No se preocupe. Aproveché el tiempo para leer y jugar a juegos de mesa con Ellie.

Nótese la ironía. Yo quiero mucho a Ellie y me encanta pasar tiempo con ella, pero estaba hasta los ovarios de estar todo el día jugando al "Monopoly" y demás; y los libros que tenía me los había terminado de leer todos, algunos hasta me los releí.

- Me alegro. Por cierto, ¿qué te ha pasado? - preguntó al fin dándose cuenta de que estaba calada de pies a cabeza.

- Nada, estaba lloviendo un poco de camino aquí - respondí improvisando lo primero que se me había venido a la cabeza.

- ¿Un poco? ¿Pero tú te has visto? - dijo señalándome entera con las manos -. Además, que yo sepa, no llueve barro - habló a la vez que cogía un mechón lleno de barro de mi flequillo. Estaba a punto de ponerme a buscar una excusa mejor pero no hizo falta. Di gracias al cielo de que Dylan ya estuviese bajando las escaleras para evitar futuras preguntas a las que no sabría contestar.

- Toma - dijo tendiéndome una camiseta y unos vaqueros -. Pasa al baño.

Me dirigí al baño y cerré la puerta detrás de mí, no sin antes oír:

- ¡Mamá!, ¿quieres dejar de bombardear a Astrid con preguntas incómodas? - dijo Dylan en un intento de susurro, regañando a su madre.

- Solo estaba intentando entablar una conversación con ella - replicó su madre indignada.

Me cambié con la ropa que me había dado mi mejor amigo y me miré en el espejo. La camiseta era negra y me quedaba algo grande, en ella ponía "A Tiny Horror Story: Monday", una frase con la que estaba plenamente de acuerdo. Los pantalones al igual que la camiseta me quedaban bastante anchos así que no tuve más remedio que pedirle a Dylan un cinturón.

- ¿Has engordado un poco eh? - dije burlona en el momento que se asomaba por la puerta del baño para darme el cinturón pedido.

- Eh, no, que he estado yendo al gimnasio. Es todo músculo - me corrigió.

- Sí, de grasa - dije a la vez que me ponía el cinturón.

- Ja Ja - rió falsamente como respuesta a mi comentario.

Terminé de vestirme y quitarme todo el barro del pelo después de lavarlo un poco con agua. Al salir vi a Dylan sosteniendo mi mochila en una mano mientras que la suya la llevaba colgada del hombro.

- Vamos que llegamos tarde.

- Sí.

Cogí la mochila y me la puse igual que él para rápidamente salir por la puerta después de despedirnos de su madre.

Una vez fuera nos encaminamos hacia la casa de Lucifer, miento, él me cae demasiado bien como para comparar su casa con el instituto.

********************************************
Por favor no olviden votar y comentar si os gusta el capítulo.
GRACIAS :)

Doble Identidad (H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora