CAPÍTULO 3: Los Moteros

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CAPÍTULO 3

(Astrid)

Habríamos caminado alrededor de dos minutos, tiempo  en el que ninguno soltamos palabra alguna, hasta que finalmente Dylan habló:

- Perdón por lo de mi madre en serio, ya sabes cómo es - dijo haciendo que alzara mi vista del suelo para verle.

- No te preocupes, es normal - contesté metiendo mis manos en los bolsillos de una chaqueta azul marino que me acababa de poner dado el tiempo húmedo que hacía. También me la había prestado Dylan. 

- No sé, a veces me apetecería que me dejase tranquilo en cuanto a ciertos asuntos, que no se meta tanto en mi vida. 

Le miré algo mosqueada. 

- Es mejor que se preocupe demasiado a que no sepa nada sobre ti, da las gracias por la madre que tienes, muchos querrían tenerla.

Hubo un momento de silencio hasta que por fin habló:

- Perdóname. No quería decirlo de esa manera 

- Olvídalo, soy yo. Sé a lo que te referías, es solo que bueno..., ya sabes como es mi madre.

- Ya, por lo que oí que le contaste a la mía, casi ni os visteis estas vacaciones.

Frené en seco, haciendo que él también dejara de andar instantes después.

- ¿Nos estabas espiando?

- A ver, yo no lo llamaría espiar. Digamos que estaba bajando las escaleras y casualmente escuché parte de vuestra conversación.

- ¡Serás escuchapedos! - dije pegándole en el brazo a la vez que me reía.

- ¿Escuchapedos? ¿Qué coño es eso? - preguntó riendo mientras se frotaba donde le había dado después de soltar un quejido.

Seguimos andando.

- Lo leí el otro día. Es una persona metomentodo, que se pone a cotillear en las conversaciones de los demás - le expliqué.

- Es mi casa y hago lo que quiero - dijo como contestación.

- Y por esa regla de tres cada vez que vengas tú a la mía, si me pongo a escuchar música rock a todo volumen mientras bailo y me marco un magnífico "air guitar", no debería de importarte ya que es mi casa - dije recalcando la penúltima palabra.

- Lo que hago yo en mi casa es algo más normal que eso, lo tuyo es más discutible.

- ¿Perdona? ¿Te recuerdo lo que pasó ese fin de semana de verano que fui a tu casa? - hablé con una ceja enarcada.

- No sé de qué día hablas - dijo haciéndose el loco, pero ambos sabíamos a que día me refería.

- Seguro que sí y si no ahora te lo recuerdo: Llegué a tu casa ya que habíamos quedado para ver una película, subí las escaleras hasta tu habitación después de que tu madre me invitara a entrar, me fui acercando hacia la puerta de tu cuarto mientras oía "¡Morid malditos zombis bastardos! ¡Nunca os comeréis mi hermoso e intelectual cerebro!" - Dylan ya había empezado a colorarse y sonreír en esos momentos -. Cuando abrí la puerta para ver lo que pasaba, te encontré de pie delante de la pantalla de tu ordenador con solo unos calzoncillos de Bob Esponja puestos y con unos cascos más grandes que tu cabeza haciendo que parecieras una menina.

- Solo pasó una vez, ¿me lo vas a seguir recordando durante el resto de mi vida señorita bragas "Hello Kitty"? - contraatacó.

- "Hello Kitty" es para todas las edades.

Doble Identidad (H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora