CAPÍTULO 22: La Buena Música

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CAPÍTULO 22

(Harry)

Eran las 11:34 y me encontraba agarrando la mano de mi hermana mientras que con la otra sujetaba un paraguas sobre mi cabeza ya que ella tenía el suyo propio. Nos encaminábamos a casa tras haber ido a recogerla a su clase de piano. Puede que fuese pequeña, pero tenía talento. Obvio, tenía los genes de los Styles.

— Ten cuidado a ver si te vas a mojar los calcetines — la dije cuando vi que saltaba de charco en charco con entusiasmo.

Bufó —. Eres igual de aburrido que mamá — comentó con el ceño fruncido simulando estar molesta.

— Perdona, yo soy mucho más divertido — contesté orgulloso.

— Sí, en un mundo paralelo.

— Ven aquí mocosa — dije a la vez que la perseguía con el paraguas cerrado simulando una espada. Ella corría riéndose para luego cerrar el suyo y comenzar una lucha de paraguas conmigo.

— En guardia — dijo antes de darme flojo en el pecho. Hice como que caía derrotado ante su grandeza. Sonrió cuando volví a levantar la cabeza estando con una rodilla sobre el suelo — ¡Gané!

— ¿Seguro? — pregunté antes de levantarme y cogerla en brazos para darla vueltas mientras su risa me contagiaba el entusiasmo. No sabía cómo lo hacía, pero mi hermana tenía un don para hacer que la gente sonriese en los peores momentos (sí, aún seguía algo rayado por la conversación que tuve con los chicos), o incluso en los días tan lluviosos y depresivos como aquel.

La bajé para que siguiésemos caminando hasta donde tenía estacionado el coche. Los dos nos habíamos empapado durante el tiempo en el que teníamos nuestros paraguas cerrados, así que decidimos volver a abrirlo para no mojarnos aun más.

Estábamos cruzando por delante de un parque cuando Gemma llamó mi atención.

— Harry — dijo tirándome de la manga —, hay alguien ahí.

Miré hacia donde estaba apuntando y me topé con la visión de alguien vestido de negro y con capucha sentado bajo un árbol. Me extrañó ver a alguien teniendo en cuenta que era la hora de comer, la lluvia caía abundantemente, y que todas las tiendas y locales estaban cerrados al ser festivo.

— Deberíamos seguir — hablé agarrando de nuevo su mano.

— ¿Pero, y si está herido? ¿O no tiene casa? Vamos a ayudarle.

Y nada más decir eso, salió corriendo hacia el árbol.

— Me cago en la madre que la parió — murmullé antes de correr detrás de ella — ¡Gemma!

Pero ya era demasiado tarde, había llegado al árbol. Me coloqué detrás de ella al percatarme de que la figura no había notado nuestra presencia debido al ruido de la lluvia y a que tenía su cabeza escondida entre su brazos, apoyados sobre sus piernas. Pude oír cómo sollozaba.

— ¿Estás bien? — preguntó mi hermana.

Inmediatamente, levantó la cabeza, causando que abriera la boca por la sorpresa y frunciera el ceño preocupado.

— ¿Astrid? — Observé sus ojos rojos y sus mejillas húmedas. Me miraba sorprendida al igual que yo, y puede que algo avergonzada de la situación.

— ¿Harry? ¿Gemma? ¿Qué hacéis aquí? — dijo a la vez que se levantaba y se limpiaba la hierba del pantalón y las lágrimas de la cara en un intento de aparentar normalidad, pero no había nada normal en aquel encuentro.

— Te iba a hacer la misma pregunta.

— Yo..., estaba...

— ¿Quieres venir a casa a comer con nosotros? Vamos a pedir pizza — la interrumpió Gemma.

Doble Identidad (H.S)Where stories live. Discover now