CAPÍTULO 29: Una Madre sabe más

407 44 11
                                    


CAPÍTULO 29

(Astrid)

La cena había sido bastante silenciosa. De vez en cuando mi madre me preguntaba sobre cómo me iba con los estudios y que si ya había decidido a qué universidad quería ir. En ningún momento me había preguntado si quería o no ir a una universidad. O al menos si quería tomarme un año sabático o lo que fuera. No hubo ni una sola pregunta en cuanto a lo que yo quería hacer con mi vida. Ella ya tenía una imagen de mí, y de ahí se esperaba que yo hiciera caso a sus "sugerencias". La quise preguntar sobre el trabajo pero siempre me contestaba lo mismo así que desistí.

Yo ya había terminado así que recogí mi plato y los cubiertos. Justo cuando tenía pensado subirme a mi cuarto tras despedirme de mi madre, me llamó.

- Astrid. - Me giré y me acerqué a la mesa de nuevo mirándola expectante - ¿Te puedo hacer una pregunta? - Asentí algo confusa sobre hacia dónde se estaba dirigiendo con aquello- ¿Te crees que nací ayer?

Mi corazón comenzó a latir rápidamente.

- Yo...

- ¿Te crees que no me daría cuenta? - continuó hablando con los codos apoyados sobre la mesa y su mirada seria puesta sobre mí.

- No sé a qué te refieres.

Lo cual era verdad. De todas los cosas que hacía a sus espaldas sin que se enterara, ¿Cuál de ellas había descubierto?

- ¿Quién era el que estaba aquí hace un momento? - Tragué saliva, insegura de lo que contestar ya que no sabía cómo se había enterado y de cuánto se había enterado verdaderamente -. Había demasiadas pisadas de agua como para haber sido hechas únicamente por una persona así que eso me llevó a saber que no estabas sola; el olor a aftershave que hay en el salón me ha llevado a suponer que era un chico y el sonido de una moto Triumph Thruxton me ha hecho adivinar que no era tu hermano ya que él tiene una Kawasaki.

Pestañeé un par de veces, impresionada ante la perspicacia de mi madre y sobre todo por su conocimiento en motos. Se cruzó de brazos esperando una respuesta de mi parte.

- Es un chico del instituto al que le estoy dando clases - contesté rendida. Fuese lo que fuese a decir, la iba a cagar seguro.

- Ajá, ¿y se puede saber porqué estabais los dos mojados? Astrid, me abriste en ropa interior..., yo... - habló ya algo exaltada.

- Mamá no, no es lo que piensas. Solo estábamos en la piscina. Bueno..., él decidió bañarse y acabó tirándome al agua y mojándome. Me quité la ropa para no pillar un constipado, iba a subir a por una toalla justo cuando me llamaste. - Decidí retocar la mentira un pelín. Ya parecía estar más relajada -. Es solo un compañero, te lo juro.

- ¿Compañero? Astrid, es un motero ¿verdad? Además, - dijo antes de que pudiera siquiera contestar, lo que me hizo suponer que ya sabía la respuesta -, estabas castigada.

- Vino por sorpresa. No le iba a hacer volverse a casa sin haber hecho nada productivo.

- Ya, ya veo que bañarse en piscinas ajenas es algo productivo para él. - Me miró aún más seria, algo que creí imposible -. Astrid, no quiero que vuelvas a acercarte a ese chico.

Fruncí el ceño - ¿Qué? ¿por qué?

Además de que sería inevitable por el hecho de que corro contra él.

- Porque lo digo yo.

- Mamá, te juro que es solo un amigo, casi ni eso, un conocido. Solo le estoy ayudando a aprobar.

- Me da igual Astrid. Todos los moteros son así, parecen inofensivos a primera vista pero poco a poco te engatusan con sus palabras para luego acabar utilizándote de alguna manera - me decía mientras recogía su plato.

- Pues tú te casaste con uno - la repliqué.

- Y mira a donde me ha llevado. - La miré con el ceño fruncido, no entendiendo de donde venía todo lo que me estaba diciendo.

- Mamá, no entiendo.

Suspiró a la vez que se frotaba la frente con la mano -. Ya va siendo hora de que lo sepas. Antes de que tu padre y yo comenzáramos a salir, yo... salí con algunos moteros. Todos acababan siendo iguales, pero yo seguía siendo engatusada por ellos y por su mundo, me sentía atraída. Luego conocí a tu padre, él era un chico normal y corriente sin relación alguna con aquel mundo que conocí gracias a una amiga. Empezamos a salir pero mi pasado me seguía atormentando. Uno de mis ex quería recuperarme y se regodeaba delante de tu padre cuando estábamos juntos, creyéndose mejor que él. Yo no entré al trapo, pero tu padre sí. Se dejó influir por sus palabras y empezó a correr. Creyó que así no me perdería, que sería el hombre perfecto para mí. Pero yo aprendí por experiencia que ese mundo era tóxico. Le dije muchas veces que yo no necesitaba que fuera de ninguna forma ya que yo le quería igual, pero ya era demasiado tarde. Era bueno y se había hecho adicto a ello. Yo, perdidamente enamorada, le apoyé hasta que... - Cerró los ojos suspirando de nuevo.

- La lesión - hablé por primera vez en lo que venía siendo un rato.

Asintió - Y créeme, por muy dolido que estuviera él por no volver a correr, yo no podía estar más aliviada. Quise pensar que la cosa acabaría ahí, pero no. Traspasó su pasión a tu hermano y si yo no lo hubiese evitado lo habría hecho contigo también.

- ¿Por qué nunca me lo habías contado? - pregunté algo sorprendida con todo lo que me acababa de confesar. Sabía que mi madre estaba en contra de todo aquello, pero nunca había sabido la razón. Hasta entonces no sabía que el motivo por el cual mi padre se interesó por ese mundo era en verdad por mi madre.

- No sabía cómo. Tampoco creí que fuera necesario. No quería que pensaras que yo era la razón por la cual tu padre y tú no teníais una mejor relación.

- Pero lo eres - dije sin pensármelo dos veces.

- No, Astrid. A tu padre lo único que le interesaba era seguir su legado. Cuanto menos tenía, más quería, y como él no podía tenerlo hizo que tu hermano lo quisiese por él.

Aparté la mirada, seria. No la creía. No podía ser verdad. Aunque..., en realidad cabía una mínima posibilidad de que lo fuese.

- Me voy a la cama - dije tras unos segundos de silencio a la vez que caminaba hacia las escaleras.

- Astrid - me llamó de nuevo. Frené, pero no me di la vuelta. - Solo hazme caso, no cometas el mismo error que yo. Aléjate de ese chico. Aléjate de ese mundo.

Pero ya era demasiado tarde ¿o no?

- Buenas noches. - Y con eso subí por las escaleras hasta mi habitación.

Podía ser que mi madre tuviese razón, podía ser que no. No lo sabía. Lo único que sabía es que podía parar si quería. Parar de correr y dejar de ver a Harry. Abandonar todo aquello por lo que había estado mintiendo. Pero..., ¿acaso quería?

*****************************

Si os está gustando la historia y creéis que merece la pena, agradecería enormemente cualquier tipo de difusión.
Muchísimas gracias a tod@s

Doble Identidad (H.S)Where stories live. Discover now