CAPÍTULO 37: Sin Salida

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CAPÍTULO 37

(Astrid)

Afortunadamente no me había oxidado en las dos semanas que estuve sin competir, parecía ser que todo lo contrario porque había ganado, y la verdad es que con bastante ventaja. Podría deberse a que estaba más tranquila después de obligarme a no pensar en todo lo que había pasado con Harry. Zac había sido un cielo y me había hecho reír bastante en lo que tardé en vestirme, así que a lo mejor debería llevarse él parte del mérito.

Había esperado encontrarme con Rogan en la carrera pero no había ni rastro de él ni de ninguno de los tres chicos que me asaltaron el viernes pasado. Por un lado agradecía el no tener que cruzarme con ellos ya que aún no tenía ni idea de qué sabían sobre Adrenalina exactamente. Cabía la posibilidad de que pensaran que era Louis, al igual que Harry. Pero, por lo que dijeron, también podía ser que supieran que era yo, o de que lo supusieran. En cualquier caso, no estaba yo mentalmente preparada en aquellos momentos como para lidiar con ello.

Entré en el edificio con la intención de cambiarme a mi ropa normal. Revisé el móvil por si Louis me había escrito, pero por suerte, aún no. Por lo que me dispuse a desvestirme tranquilamente, pero oí cómo la puerta del edificio se abría. Supuse que sería Zac ya que yo había cerrado con llave y él era la única otra persona con una copia de las mismas.

— ¿Zac, me puedes ayudar con el traje? — dije aún con la voz distorsionada por el casco cuando oí que cerraba la puerta. Me quité los guantes esperando su respuesta, pero no me decía nada.

Me giré para comprobar qué pasaba y, si no hubiera estado llevando el casco, mi mandíbula hubiera tocado el suelo y mis ojos se habrían salido de las cuencas.

— Discúlpale, se ha entretenido — dijo a la vez que se aproximaba a mí con una inocente sonrisa y con las llaves de Zac en la mano antes de dejarlas sobre una mesa que había en la sala. Debió de habérselas quitado sin que se percatase de ello —. Pero si quieres yo te ayudo. — Me guiñó uno de sus ojos azules y le observé sin saber qué responder. Intenté alejarme de él todo lo que pude.

— Es que, Zac es quien sabe cómo va todo esto — le contesté sin saber qué hacer o decir para que se fuese.

— Soy Louis, su mejor amigo, puedes confiar en mí.

Tragué saliva sintiendo cómo el corazón se me iba a salir del pecho. Louis y yo nunca habíamos estado tan cerca el uno del otro, al menos no cuando yo era Adrenalina.

— Creo que voy a esperar a que venga Zac — dije a la vez que daba varios pasos hacia atrás hasta chocar con la mesa detrás de mí, la cual se encontraba pegada a un pared impidiéndome que retrocediese todo lo que quería.

— Lo sabía — dijo mirándome de arriba a abajo detenidamente mientras se aceraba a mí —. Eres una chica. — Volví a agradecer al cielo que la visera del casco me tapase la cara, porque si no, mi expresión ante lo que acababa de decir mi hermano me habría delatado completamente. Aunque si no lo llevase puesto tampoco habría expresión que ocultar ya que obviamente me habría visto la cara y sabría que soy yo.

— ¿Qué? — le pregunté haciéndome la loca.

Se acercó a mí lo suficiente como para coger mis manos, las cuales se encontraban apoyadas sobre el borde de la mesa detrás de mí. Las miró durante unos instantes —. Tus manos te delatan. Aunque tu estatura y figura tampoco cuadran mucho con las típicas de un chico.

Me lo decía él que medía 1,71 cm. Es verdad que las botas que llevaba me ayudaban a ganar centímetros, pero tampoco es que él me superara por tanto sin ellas. Siendo mujer, como él bien dice.

Doble Identidad (H.S)Where stories live. Discover now