CAPÍTULO 32 (1ª parte): Los Raven

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CAPÍTULO 32 (1ª parte)

(Astrid)

Miré el móvil. Ya eran las 22:00. Me había quedado más tiempo del habitual en los vestidores por si acaso me volvía a encontrar con él a la salida. Lo cual no hice.

Suspiré aliviada. Pensando en lo agobiante que era tener que lidiar con él ahora que sabía cómo era en realidad. Mi madre tenía razón, ese tipo de personas, por muy buena imagen que intenten dar, acaban mostrando su verdadera naturaleza. Egoísmo puro y duro. Que hacen lo que sea para salirse con la suya.

Y yo sabía que él era un caradura desde el principio, solo que me dejé llevar por mis propias creencias de que hay mucho más en las personas de lo que ellas misma dejan ver. Como yo por ejemplo. Tengo mucho más que ofrecer que una rata de biblioteca tímida o una corredora de carreras temeraria. Yo no era ninguna de ellas en realidad, era una mezcla por decirlo de alguna manera. Sin embargo, para poder vivir una identidad tenía que deshacerme completamente de la otra, sin dejar ningún índice de sospecha de que la otra existía y tuvieran relación. 

¿Cuánto tiempo más iba a durar este secreto?

¿Para poder vivir una tendría que abandonar la otra?

¿Cuándo dejaría de vivir esta doble identidad y ser quién soy realmente?

El caso es que es posible que me dejara engañar por Harry porque tenía una pequeña esperanza de que él me comprendiera, de que él fuera como yo. Que delante de unos fuera de una manera distinta a quien realmente era,  y que yo creía haberle llegado a conocer.

— Astrid, decídete — me dije a misma mientras me guardaba las manos en los bolsillos y caminaba a casa. Había conseguido que mi hermano viniera a recogerme a clase para llevarme al gimnasio, pero que viniera a por mí a estas horas ya era tentar a la suerte dado que había quedado con sus amigos. Por suerte solo se tardaba alrededor de 20 minutos en llegar a mi casa. Era lo bueno que tenía vivir en un sitio tan pequeño.

Estaba a punto de ponerme los cascos para escuchar algo de música por el camino y distraerme cuando oí pasos detrás mía. Como fuese Harry de nuevo explotaría. Giré la cabeza, sin embargo no vi a nadie. Fruncí el ceño extrañada, pero seguí caminando. Tras unos cuantos pasos más volví a escuchar pasos, pero esta vez estaban acompañados de voces masculinas. Tragué saliva antes de volver a mirar hacia atrás solo para sentir como se me escapaba todo el aire de los pulmones.

Eran los tres chicos que me siguieron hace más de una semana, la cual no fue la primera vez que me seguían. Pensaba que ya no volvería a verlos ¿Qué narices querían de mí?

Aceleré mi paso mirando a mi alrededor en busca de alguien, pero no había nadie. Maldije por la hora y por la desierta zona en la que me encontraba. Volví a mirar hacia atrás solo para volver a encontrármelos, pero esta vez más cerca y con sus ojos puestos sobre mí. Estaba claro que yo era a la que seguían, fuese cual fuese su intención.

Sentí como mis pasos iban cobrando más velocidad hasta el punto en el que empecé a correr. Oí como los suyos iban a la misma velocidad, pero no me atreví a mirar hacia atrás. Giré hacia un atajo que solía coger en el que había un callejón entre los edificios. Me escondí ahí rezando por haber alargado la distancia lo suficiente como para que pasaran de largo y no me vieran. Cogí aire y me pegué a la pared en silencio, rezando por que se fueran. Esperé un rato, y cuando ya no oía nada me asomé cuidadosamente. Miré a mi alrededor antes de salir aún con el corazón en el pecho. Aparentaban haber desaparecido, pero estaba equivocada.

Me pilló desprevenida una mano sobre mi boca y un brazo agarrándome por la cintura. Intenté gritar pero era inútil. Sentí como era arrastrada hacia atrás hasta que fui jalada en el aire. Comencé a patalear pero enseguida toqué el suelo de nuevo, aún con la boca tapada. Sentí como me giraban hasta que mi espalda tocó una pared bruscamente y mis brazos eran inmediatamente colocados sobre mi cabeza. Al fijar los ojos sobre la persona que me había cargado pude ver claramente su cara. Me recorrió un escalofrío. Sonrió de lado entretenido.

— Mira, voy a apartar mi mano. Puedes intentar gritar todo lo que quieras pero no te va a oír nadie. — Seguía sin poder apartar mi mirada de su cara. Tenía los ojos oscuros, el pelo corto casi rapado y una expresión que me hacía replantearme dos veces lo de querer gritar.

Miré a mi alrededor rápidamente, dándome cuenta de que estábamos en un parking únicamente iluminado por dos lámparas de luz blanca que había en la misma pared sobre la que estaba apoyada, la cual era de un viejo restaurante que cerró hace un año debido al mal estado del establecimiento. Y yo me encontraba sola junto a esos tres chicos.

Apartó la mano — ¿Qué queréis de mí? — pregunté con el corazón en la garganta —. Lleváis semanas siguiéndome, dudo de que os hayáis tomado tanta molestia si no fuera por alguna razón en concreto.

Levantó la ceja y volvió a sonreír maliciosamente —. Chica lista. — Miró a sus compañeros que se encontraban detrás de él a pocos metros mirando la escena. Uno de ellos con un cigarro en la mano y el otro con las manos en los bolsillos. Estaban tranquilos, como si supieran que fuese lo que fuese lo que me iban a hacer, no iba a suponer ningún esfuerzo. El rapado volvió su vista de nuevo a mí.

Tragué saliva, asustada — ¿Quiénes sois?

Se relamió los labios y cogió aire antes de empezar a hablar. Comenzó a pasar su mano por mi mejilla mientras lo hacía. Me aparté todo lo posible de su tacto —. Seguro que nos has visto antes. Nosotros te hemos visto a ti. — Fruncí el ceño —. Venga, piensa un poco, los Raven tenemos una reputación que nos precede. — Inconscientemente abrí los ojos aún más al escuchar el nombre. Eran Ravens, por eso me sonaban. Les había visto en las carreras. — ¡Mira! Has reaccionado, así que sí que nos conoces.

Tragué saliva de nuevo —. No sé de qué me hablas.

— Oh, yo creo que sí que lo sabes. Sabes sobre nosotros, sobre los Beccas, los Hunters, los Midnighters y sobre... Adrenalina. — Sentí como el corazón se me iba a salir del pecho en cualquier momento al oír el nombre.

— No sé quién es — dije intentando mantener la compostura.

— Tío, deja de perder el tiempo y que hable de una puta vez — dijo el chico del cigarro que ahora estaba con el móvil en la mano tecleando algo.

— Espérate, es divertido ver como sufre con cada palabra.

— Díselo a Press — contestó el otro.

¿Press? ¿Rogan Press? ¿Les había mandado él? ¿Estaba él detrás de esto?

— Que espere. Tenemos toda la noche... — dijo volviendo su vista hacia mí. — ¿A que sí, Astrid

Doble Identidad (H.S)Where stories live. Discover now