CAPÍTULO 39 (Parte 2): Claire Rosefield

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CAPÍTULO 39 (Parte 2)

(Harry)

Tomé en serio las palabras de Dylan. Sabía que una vez que se lo dijese no habría vuelta atrás, que no podía seguir jugando con sus sentimientos de aquella manera. Pero los míos estaban claros aunque llevara mucho tiempo intentando negarlo. Solo faltaba que ella lo supiera.

Llamé al timbre y esperé unos segundos en la puerta hasta que finalmente se abrió revelando a Ellie, la ama de llaves que conocí la primera vez que vine a casa de Astrid —. Hola — dije forzando una sonrisa —. Venía a ver a Astrid. No ha venido hoy a clase y quería ver si estaba bien. — No quise mencionar lo de las "razones médicas" por si acaso se pensaban que la estaba acosando o algo, lo cual a estas alturas era difícil de negar.

— Buenas — me contestó con voz suave la señora —. Astrid no está-

— Ellie, ¿quién es? — oí una voz femenina provenir del interior de la vivienda.

— Un compañero de Astrid, Señora — respondió a aquella persona.

— ¿Un compañero? — preguntó extrañada la voz a la vez que la dueña de la misma asomaba la cabeza por detrás de la puerta. Su ceño se frunció aún más al verme, pero inmediatamente pasó a convertirse en una expresión seria — Ellie, ¿puedes ir a preparar la cena? Yo me ocupo de atender al muchacho.

— Sí, señora — dijo antes de darse media vuelta en dirección a la cocina.

Hubo un pequeño silencio mientras la señora me observaba de arriba a abajo. Aun no habiéndola conocido antes, la similitud de sus facciones a las de Astrid me hicieron suponer de quién se trataba.

— ¿Qué puedo hacer por ti? — habló una vez terminó de escanearme.

— Hola, Señora Rosefield. Me llamo Harry, soy un compañero de clase de Astrid.

— Eso me ha quedado claro — dijo con seriedad —. Lo que me preguntaba es qué haces aquí —. El tono "educado" mezclado con sus descorteses palabras me hicieron tener que tomarme unos segundos en saber cómo responder.

— Un amigo de Astrid me dijo que no iba a poder venir por unos días a clase. Me pasaba a ver si estaba bien, pero acabo de entender que no está — le pregunté indirectamente de la manera más educada posible en referencia a lo que había dicho Ellie.

— Mira...., Harry — dijo tomándose un momento para acordarse de mi nombre —. Me parece bien que te preocupes por Astrid, pero no quiero que te acerques a ella — espetó.

La miré desconcertado — ¿Disculpa?

— Ya me has oído. Eres el que estuvo hace un par de semanas nadando en mi piscina ¿verdad? — No tuve la necesidad de responder ya que mi expresión lo hizo por mí. Astrid no me dijo que su madre se había enterado de aquello. No es que me importara lo que pensara aquella señora de mí, pero no quería que Astrid se metiera en problemas por mi culpa. — Conozco a los chicos como tú, así que te agradecería que no molestaras más a Astrid.

— ¿Chicos como yo? — pregunté sabiendo perfectamente a qué se refería y los prejuicios en los que me tendría encasillado, pero además de eso...— ¿No estuvo usted casada con uno? — Alcé la ceja intentando reprimir una sonrisa arrogante.

Su expresión cambió ligeramente, claramente sorprendida por mi comentario. Alzó la cabeza, queriendo demostrar que no le había afectado en lo más mínimo, pero no era así.

Sonreí internamente —. Supongo entonces que Astrid también te habrá dicho que me divorcié.

— Astrid no me dijo nada, Señora Rosefield, su reputación y la de su exmarido les precede.

— Entonces sabrás que no hay nadie con mayor experiencia en la materia — respondió con determinación y seguridad. — No quiero que vuelvas a relacionarte con mi hija, ¿queda claro?

Fue a cerrar la puerta creyendo que la conversación había acabado, pero no era así —. Con todo el respeto Señora Rosefield, creo que eso es algo que tendrá que decidir Astrid.

Volvió a abrir la puerta lo suficiente como para responder sin salir de la casa —. Mi hija es joven y aún la queda mucho por aprender, pero tarde o temprano se dará cuenta de lo que la conviene, y desde luego no es alguien de tu calaña.

Cerró la puerta dejándome con la palabra en la boca, aunque si soy realmente sincero, agradecía el que lo hiciese porque no habría sabido qué contestar a aquello.

Me di media vuelta y caminé hacia mi moto para seguidamente subirme a ella partiendo del lugar.

¿Alguien de mi calaña? ¿Y ella qué sabía?

La inseguridad se apoderó de mí por unos minutos, pensando en que había cierta verdad en sus palabras. Mis intenciones nunca habían sido las mejores, pero las cosas habían cambiado, y me negaba a darle la razón. Era Astrid quien me importaba, no su madre. 

Antes me habría dado igual lo que pensara alguien como ella sobre mí, pero cuando las cosas se trataban de Astrid, iba a hacer todo lo posible por hacer que se tragara sus palabras. Iba a demostrar que lo que sentía por ella era verdad.

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Un beso <3

Doble Identidad (H.S)Where stories live. Discover now