CAPÍTULO 25: El Abrigo

474 43 12
                                    


CAPÍTULO 25

(Astrid)

Había acabado pasando todo el domingo en casa de Megan y me lo había pasado genial. Lo que hizo que la vuelta a casa se me hiciera más pesada. Me había hecho olvidar completamente lo del dolor de pierna y la cojera, la cual por cierto se me había pasado ya. Ellie me saludó y me dijo que mi madre no estaba (como siempre) porque se había ido a cenar con un empresario. Aún no estando en casa le había encargado a Ellie que me impusiera un castigo de su parte. Ni para eso estaba presente. Me había castigado con no salir durante esa semana. Hecho ¿Qué sentido tenía si muchas veces ni siquiera sabía si me encontraba o no en casa? Sin contar mis escapadas nocturnas a las carreras.

Me dolía la cabeza solo de pensar en la situación con mi madre, y Dylan no se encontraba hoy ahí para distraerme porque tenía una cita en el médico, así que tendría que buscarme alguna distracción. Saqué su abrigo de mi mochila y me lo colgué del brazo. Aún olía a su colonia. Abrí la taquilla para sacar el libro que me tocaba para la siguiente clase y la cerré justo antes de que apareciera Satán ¿Qué digo? Lucifer me cae cien veces mejor. Camila Baggot había traspasado la barrera del odio desde hacía mucho.

- Ahora no solo lleva ropa que parece masculina sino que literalmente compra ropa para hombres -. Iba acompañada de sus amigas quien se rieron ante su comentario.

- No es mío - dije con expresión y voz cansada ya que no tenía tiempo, ni ganas de lidiar con ellas. Y la verdad me daba igual llevar ropa masculina con tal de que quedara bien.

- Ya - dijo obviando el hecho de que no se lo creía - ¿Y de quién es? De tu amigo desde luego no porque no está aquí.

- Por tu culpa - comenté por lo bajo. Ya que la cita al médico se debía a su ojo.

- ¿Disculpa? -. Claramente me había oído.

- Nada - musité a regañadientes, tragándome las palabras que tantas ganas tenía de escupirle en la cara.

- Ya decía yo. Si es que con las pintas que llevas y con lo patética que eres, ¿Quién se acercaría a ti?

Ya era suficiente. No podía más, iba a explotar. Lo que aún no sabía era si iba a ser por humillación e impotencia, o enfado.

- Astrid - oí que decían mi nombre.

Pero fui frenada.

Giré mi cabeza en dirección a dónde provenía la voz, encontrándome con Harry.

- Styles - dijo Camila poniendo voz seductora a la vez que le guiñaba un ojo.

- Así me llamo - contestó con indiferencia mirándola nada más que un milisegundo para luego posar su vista en mi. Ella solo le miró incrédula.

- Te dejaste esto en mi casa - dijo tendiéndome la funda de mis gafas.

-Gracias - respondí guardándomela en la mochila.

- ¿Llegaste bien? ¿Te calentó? - preguntó en referencia al abrigo.

- Sí. Me calentó - contesté sonrojada por el doble significado que tenía esa palabra para mí. Digamos que el olor a colonia se apoderó de mi imaginación. No era por el hecho de que fuera suya, sino por la colonia en sí..., creo.

Carraspeé y volví mi mirada a Camila quién no podía creer lo que estaba presenciando. 

- ¿Tenías pensado decirle algo más a Astrid? — le preguntó Harry, obviamente sabiendo que no se le ocurriría nada más que decirme. Con un movimiento de pelo se dio media vuelta y se marchó seguida por su amigas. Observé de nuevo a Harry, quien las había seguido con la mirada hasta que desaparecieron de nuestro campo de visión.

Doble Identidad (H.S)Where stories live. Discover now