CAPÍTULO 38: Confidente

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CAPÍTULO 38

(Astrid)

Bostecé a la vez que metía las manos en el bolsillo de la sudadera morada que me había prestado Megan aquella mañana. Apoyé mi espalda sobre las taquillas detrás de mí y miré hacia el frente sin fijar la vista en ningún punto concreto.

- Rose, como no pares de bostezar se me va a desencajar la mandíbula - dijo Megan a mi lado bostezando al verme.

- No me mires, así no te lo contagio - le respondí con media sonrisa.

- Otra solución hubiese sido dormir - me contestó con una ceja enarcada mientras se apoyaba a mi lado.

Decía aquello porque me había pasado casi toda la noche en vela. Aparte de que llegué alrededor de la 1:00 de la mañana a su casa. Me había costado conciliar el sueño después de todo lo acontecido el día anterior: la pelea con Harry, encontrármelo en el bar, luego verle cantando una canción que parecía estar dedicada a mí, enterarme de que mi hermano había descubierto a Adrenalina, etc. Eran demasiadas cosas que asimilar en un día. Me encontraba tanto física como mentalmente drenada, pero aun así no logré dormir en paz ya que no conseguía escapar de esa inquietud que me atormentaba.

- Tienes razón - dije -. Siento haberte molestado. Te debo una.

- Ni me has molestado ni me debes nada, ¿para qué están las amigas?

Hacía mucho tiempo que no me sentía en deuda con alguien, parecía ser que mi vida consistía en favores que dar y recibir. La sonreí -. De todas formas, muchas gracias. Y recuérdame que te devuelva la sudadera.

- Buah, ya ves. Me regalaron unos amigos una parecida así que ésta estaba a punto de retirarla. Quédatela si quieres, yo no la uso - me informó.

- ¿Qué dices? No puedo - le contesté.

- Que sí que puedes. O te la quedas tú o la vendo en "eBay".

Negué con la cabeza a la vez que sonreía como una tonta. Me la quedé mirando ensimismada. Ella me miró de vuelta y me sonrió algo extrañada por mi mirada, pero no me dijo nada.

La verdad es que no me había dado cuenta hasta ahora, pero de verdad necesitaba a alguien como ella en mi vida, una amiga con la que podía contar incondicionalmente aparte de Dylan. Es cierto que Dylan llevaba siendo mi amigo desde siempre, pero creo que es justo por eso por lo que la necesitaba, porque hay cosas que después de tanto tiempo se habían forjado en mí y no cambiaban cuando estaba con él. Ella era algo nuevo, un cambio en la rutina en la que se había convertido mi vida.

Luego estaba Harry.

Todavía no había decidido qué hacer. Lo que me había dicho Louis la noche anterior me dio qué pensar. El comportamiento de Harry era algo indescifrable para mí. Creí haber tenido claro lo que sentía hacia mí por lo que dijo, pero su forma de actuar me decía todo lo contrario. Pasamos de no hablarnos a no parar de encontrarnos, y luego cuando me enfadaba con él siempre terminaba buscándome de nuevo. Después actuaba como si nada hubiese pasado entre nosotros, y más tarde volvía a mí. En cualquier caso, hoy no había venido a clase, así que todavía tenía tiempo para tomar una decisión sobre lo que sentía por él. Aunque, en realidad, esa decisión ya estaba tomada, y yo no tenía ningún control sobre ella.

- Rose - me llamó Megan despertándome de mi trance.

- Dime Poski - dije llamándola por un diminutivo de su apellido.

- Eh, ni se te ocurra - me amenazó en broma -. El tuyo es bonito, el mío suena a nombre de perro. Además, lo del mote por apellido es cosa mía.

- Pues ahora es cosa nuestra - la respondí con sonrisa triunfadora.

Doble Identidad (H.S)Where stories live. Discover now