CAPÍTULO 24: Una nueva Amiga

529 45 16
                                    


CAPÍTULO 24

(Astrid)

Habría pasado alrededor de 20 minutos desde que oí la puerta cerrarse. Tardó un rato en hacerlo. Aún así me giré para echarle una última mirada cargada de sentimientos que ni yo conseguía aclarar lo que significaban.

Llevaba el paraguas abierto dado que había comenzado a llover de nuevo. Me abracé a mi misma aspirando de paso el olor a colonia que desprendía el abrigo. Decidí parar ya que mi mente no conseguía concentrarse en otra cosa. Inconscientemente se me aceleró el corazón y empecé a sentirme abrumada, causando que mis ojos se aguaran un poco.

Cuando ya por fin me dije a mi misma que siguiera caminando, escuché mi nombre provenir de una de las casas a mi derecha. Giré la cabeza para encontrarme con una muchacha que acababa de salir por la puerta y se acercaba a mí con un paraguas rojo sobre su cabeza. No fue hasta que estuvo más cerca que conseguí ver quién era.

— Megan — dije sorprendiéndome al encontrármela de repente.

— Rose ¿qué haces aquí? Está lloviendo — dijo abrigándose con la chaqueta que aparentemente se acababa de poner deprisa y corriendo.

— Ya me había dado cuenta — contesté divertida.

Sonrió un pelín a mi contestación — Es que estaba mirando por la ventana y casualmente te vi, que coincidencia. Parece ser cosa del destino el esto ¿eh? — dijo divertida, a lo cual esbocé una sonrisa, no muy segura de a qué deber el encuentro  — ¿Quieres pasar? Acabo de hacer chocolate caliente y me va a sobrar.

Vacilé un poco pero en verdad, me apetecía mucho una tacita de chocolate calentito. Podía ser que sí que fuera cosa del destino.

— ¿No te importa? — pregunté aún algo insegura de si aceptar la oferta.

— En absoluto, además estoy sola, así me haces compañía.

Suspiré —. De acuerdo.

Entramos en su casa dejando ambos paraguas en la entrada. Comencé a quitarme el abrigo para colgarlo de un perchero que había cuando dijo:

— No sabía que usaras colonia de hombre. Respect  — dijo aprobándolo.

No me había dado cuenta de que se notase tanto, pensé que era el mero hecho de que mi mente no se podía concentrar en otra cosa lo que le daba aquella intensidad.

— Es de un amigo. Me lo ha dejado prestado — contesté simplemente  —, pero sí que prefiero los olores más unisex que digamos  — me reí a lo cual ellos respondió de igual manera.

Me indicó que la siguiera hasta la cocina donde el olor a chocolate inundó mis fosas nasales. Cogió dos tazas y nos sirvió a cada una. Seguidamente subimos a su habitación, la cual tenbía una pared pintada con grafiti mientras que el resto de la habitación recogía un color beige claro. Había una puerta que guiaba a un armario a la izquierda al entrar y justo en frente una ventana. Me invitó a que me sentara sobre la cama, lo cual hice. Era una de tamaño matrimonial muy cómoda a mi parecer.

— ¿Se puede saber que hacías parada en mitad de la lluvia un sábado a las 15:00 de la tarde? — me preguntó justo después de sentarse sobre un puff blanco que había en la esquina.

No quería dar explicaciones, ya se las había dado a Harry. Estaba cansada de tener que explicar lo que hacía y por qué lo hacía. Sin embargo, ella no tenía por qué tragar con mi mal humor.

— Venía de casa de un amigo — dije simplemente. Lo cual era en realidad más o menos cierto. Digo "más o menos" porque aún no estaba segura de cómo definir a Harry. "Conocido" dudo de que fuese. Ya me había estado dando la lata lo suficiente y había estado ahí aún en los momentos en los que menos pensaba que fuese a necesitar a alguien. No me podía creer que todo hubiera pasado en solo una semana. La más intensa de mi vida, la verdad.

Doble Identidad (H.S)Where stories live. Discover now