09.-

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POV Omnisciente

Habían pasado dos semanas y las cosas no podían estar mejor para el grupo de amigos. Edgar ahora compartía los tiempos con Manuel y Nicolás. Y más encima ahora soportaba a Jaime, pero en realidad solo lo hacia su mejor amigo. El grupo de amigos iban a ir a un carrete hoy en un club, la primera salida desde que el moreno se había drogado. Claro que esto último lo sabían solo Nicolás y Jaime, no habían querido contarle al Manu y al Eddie.

Nicolás ya se había terminado de preparar, pero igualmente se peino una vez más y salió de su habitación donde afuera su mejor amigo lo esperaba.

-Estamos mejorando, solo te demoraste veinte minutos esta vez.-Dijo Edgar con una sonrisa, caminando hacia la mesa y tomando las llaves de la mesa para luego lanzárselas a Nicolás, quien las atrapó a tiempo.-Hoy vas a manejar tú.

-Por fin!.-Dijo el pequeño moreno emocionado, corriendo a afuera del departamento para ir rápido al ascensor. Eddie cerró la puerta rápido con llave y corrió para alcanzar el ascensor.

-No creí que te gustaba tanto mi bebé.-Dijo Eddie riéndose, notando lo ansioso que estaba su mejor amigo.

-Bueno, es emocionante que me dejes conducirlo.-Dijo el Nico con una sonrisa, esperando que el ascensor se detuviera para luego irse corriendo donde estaba el auto de Edgar. Le sacó la alarma al auto y se sentó en el asiento del conductor. Esperó a que el ruloso entrará al asiento del copiloto para encender el auto.

Manuel con Jaime fueron caminando al club, hablando de algunas cosas.

-Cuando vas a salir del closet?.-Preguntó Manu, mirando a su amigo.

-Nunca.-Respondió el enojón con el ceño fruncido.

-Ah sí? Y a Nicolás que le parece eso? Ah, verdad que no sabe.-Dijo Manuel molesto con su mejor amigo.

-Se lo diré, solo necesito tiempo.-Dijo Jaime, cansado del tema.

-Eso mismo dijiste hace una semana.-Le reprochó su mejor amigo, llegando al club pero esperando afuera a sus almas gemelas.

-Entonces solo necesito más tiempo.-Dijo el enojón mirando mal a su amigo.

-No me mires así, no quiero que el Nico ni tú salgan heridos en esto.-Dijo Manuel con el ceño fruncido igualmente.

-Nadie saldrá herido.-Dijo Jaime.

-Quién debería salir herido?.-Preguntó Nicolás curioso, al lado de Jaime ahora.

-Nadie, estábamos hablando de una película.-Respondió el enojón mintiéndole al pequeño moreno.

El enojón pudo notar la mirada de muerte que le lanzó Manuel pero no dijo nada al respecto.

-Entremos.-Dijo Jaime, tomando la mano de Nicolás y guiándolo hacia adentro del lugar.

Ya había bastante gente tomando y bailando. Otros estaban drogándose en una de las esquinas de aquel club, pero nadie le tomaba importancia en realidad.

El enojón fue directo con el resto del grupo al bar para pedir algo. Los cuatro pidieron unos shots de Whisky y se sentaron al frente del bar.

El moreno se tomó su trago al seco y el siguiente también.

-Cuidado Nico, te puedes marear.-Dijo Jaime preocupado por él.

-Jaime, el Nico es súper resistente al alcohol, un día se tomó una botella y media de Vodka solo y ni se mareo.-Dijo Edgar con una pausa pata tomarse su trago.-Y ni siquiera tuvo caña.

-Eso es verdad?.-Preguntó el enojón sorprendido, mirando al moreno.

Nicolás asintió mientras se tomaba su último trago.

-Voy a pedir más.-Dijo el moreno con una sonrisa, levantándose y yendo al bar.

Los tres amigos iban a volver a hablar pero una voz femenina los interrumpió.

-Acabo de ver a ese gay acá Jaime? No que era un conocido no más?.-Preguntó Evelyn mirando fijamente a Jaime.

-Y claro que es un conocido, estoy acá con él por pena, nunca podría ser amigo de un gay.-Respondió Jaime sintiendo como la culpa lo carcomía vivo.

-Pero parecía muy cercano a ti.-Dijo Evelyn, mirándolo casi acusadoramente.-Como si te preocuparas por él.

-Tú crees realmente que me preocuparía por él? Es un maricón de mierda, solamente me da pena que sea tan enfermo.-Dijo el enojón. Segundos después escuchó unos vidrios romperse.

Nicolás estaba ahí, con los ojos aguados y con sangre en las manos por apretar los vasos hasta romperlos.

-Nico...

El moreno se fue corriendo de ahí, sacó las llaves del auto del Edgar apenas salió del lugar y le sacó la alarma a este para luego entrar al asiento del conductor. Encendió el auto y cerró con seguro las puertas.

-Nico espera!.-Gritó Jaime, mientras salía del lugar y iba donde el auto e intentaba abrir la puerta.

Nicolás ni siquiera lo miró y empezó a conducir lejos de ahí, con lágrimas en su rostro.

El enojón miró como el auto se iba a casi toda velocidad hasta que alguien lo tiró al piso y empezó a darle puñetazos en la cara.

-Él confió en ti y es esto lo que le das devuelta?!.-Preguntó Edgar enrabiado, golpeando cada vez más fuerte al alma gemela de su mejor amigo.-Él te quería, creyó que nunca le harías daño, pero esto no se quedará así.

Manuel empujó al ruloso lejos de su mejor amigo. Edgar tenía los puños con sangre de Jaime.

-No lo golpees más...

-Lo estas defendiendo? Acabas de escuchar todo lo que dijo de mi Nico?.-Preguntó Edgar más enojado que la chucha.

Manuel bajó la mirada y Edgar entendió.

-Claro, tú sabías que este weón se andaba haciendo el hetero a la espalda de Nicolás.-Dijo el ruloso con una pausa.-Bien, si tú vas a estar al lado de este weón, tú y yo no tenemos nada más que conversar.

-Eddie...

-No te atrevas a llamarme así Manuel.-Dijo Edgar, yéndose rápido de ahí para ir a su departamento corriendo.

Nicolás estacionó el auto al frente del edificio de su departamento y se fue rápidamente al ascensor. Apretó el número donde estaba su departamento y las puertas se cerraron.

Cómo no se había dado cuenta antes? Era obvio que Jaime no se preocupaba de él, un gay de mierda era todo lo que era. Un desperdicio de oxígeno.

El moreno, cuando llegó al piso, buscó sus llaves y abrió la puerta de donde vivía. La cerró fuertemente y se derrumbó en el piso, llorando.

Claro que se merecía todo esto, estaba enfermo.

Estaba enfermo, pero aún así amaba estarlo.

Solo quería creer que Jaime alguna vez lo había querido, que en realidad se había preocupado por él. Pero escuchó todas esas palabras y no pudo ni un segundo creer eso.

Minutos después, estaba sentado con la cabeza en sus rodillas cuando sintió unos brazos rodearlo. Sabía que era Edgar, pero no quería hablar.

-Tranquilo Nico, estoy aquí.-Murmuró el ruloso, cargando a su mejor amigo hacia su habitación. Lo colocó en la cama y se acostó al lado de él, en ningún momento lo dejó de abrazar.

Pero eso no evitaba lo vacío que se sentía Nicolás.

Soulmates (Jainico). Where stories live. Discover now