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POV Omnisciente

Naiko dejo de tocar el violín cuando llegó Manuel con Edgar. Al menos podía hablar con el ruloso, ya que este parecía algo alejado de Manuel.

-Estas tocando el violín?.-Preguntó Eddie con una sonrisa, sentándose a su lado.

-Sí, hace unos minutos.-Respondió Naiko con una leve sonrisa.-Menos mal que llegaste Eddie.

-Crees que te podría dejar solo? Claro que iba a venir sabiendo que ibas a estar tú aquí.-Dijo Edgar mirándolo fijamente, podía notar que su amigo se sonrojaba un poco.-Además hace mucho que no nos vemos.

-Es que es verdad, hace mucho que no nos veíamos y ya empezaba a sentir a que olvidaban de mí.-Dijo Naiko casi avergonzado de que eso.

Todos en la habitación estaban pendientes de estos dos pero no se daban cuenta. Y claro, nadie se esperaba que Edgar abrazara a Naiko.

-Claro que no nos olvidamos de ti Naiko, solo habían muchos problemas y no creo que hubieras querido estar involucrados en ellos.-Murmuró el ruloso, bastante cerca del oído de su amigo.

Naiko le devolvió el abrazo y se separaron recién cuando tocaron la puerta, varias veces. Ni siquiera se querían separar, se sentía bastante bien estar en los brazos del otro.

El enojón volvió a abrir la puerta y vio a su amigo Gabriel con varias bolsas y con una sonrisa en sus labios.

-Me vas a dejar pasar o qué?.-Preguntó Gabe bastante risueño. Le gustaba reírse.

-Obvio po, si tú trajiste el alcohol, después te puedes ir.-Contestó Jaime, bromeando y riéndose, ayudando a su amigo con algunas bolsas y dejándolo pasar primero para luego cerrar la puerta.

El moreno miró directamente a su alma gemela para luego mirar a Gabriel. Alguna vez le cayó bien ese weón, ahora claramente no.

Gabriel con Jaime fueron a la cocina para dejar algunas botellas ahí, al menos el bourbon bien escondido. Luego volvieron con botellas de vodka, whisky, tequila y aguardiente la mayoría. Dejaron las cosas recién nombradas en una mesa que estaba cerca del living.

-Quién es él?.-Le preguntó Manuel a Nicolás, lo suficientemente alto como para que hasta el mismo Gabriel escuchara.

-Soy Gabriel, un amigo de Jaime.-Respondió Gabe saludando a todos. Cuando dijo que era un amigo del enojón, le guiño un ojo a este último, haciendo que este se riera.

Cuando Gabriel llego a saludar a Nicolas, este le dio la mano fuertemente, bastante celoso. Pero Gabe no hizo ninguna demostración de dolor o algo. Claro, le dolió pero era mejor no darle el placer de verlo sufrir. Lo soltó después de unos segundos.

Hubo un silencio incómodo por unos segundos hasta que volvieron a tocar la puerta, otros invitados ya habían empezado a llegar.

Tengo que decirles que luego de treinta minutos, el living y un poco más ya estaba lleno. La mayoría era gente que Jaime no conocía y por eso fruncía el ceño, pero se relajo cuando Nicolás lo tomó de la mano y acarició levemente esta, haciendo que lo mirara.

-No es malo hacer nuevas amistades, no?.-Preguntó el moreno con una leve sonrisa.

-Para la mayoría no, pero los amigos que hacemos no siempre son muy buenos.-Contestó el enojón, notando que Naiko reunía a la mayoría en un círculo en el living. Ni siquiera se había dado cuenta cuando movieron los muebles de ahí.

-Tú vas a arreglar esto Naiko.-Advirtió Jaime en un tono amenazador.

Naiko asintió rápidamente, otra vez teniendo algo de temor. Pero no se confundan, cuando él quería era bastante intimidante, pero esta vez no.

Jaime se acercó junto a Nicolás al círculo, pero se sentaron algo alejados del otro. Les colocaron vasos al frente de ellos y habían varias botellas atrás de Naiko, para cuando se acabara. Colocó una botella vacía al centro y todos entendieron a que iban a jugar.

-En serio, la botellita?.-Preguntó Jaime algo incrédulo.

-Qué puedo decirte? La wea es buena.-Respondió Naiko con una leve sonrisa.-Ya todos saben de que se trata esto, así que en cada ronda tomaran un vaso de vodka.

Naiko fue el que empezó. Giró la botella y cayó en Nicolás.

El moreno se acercó a este y lo besó por unos segundos no más. No era la primera vez que se besaba con Naiko, pero contaremos esa historia en su debido momento.

Todos tomaron su vaso de vodka al seco y el pequeño travieso giró la botella y este apuntó a Edgar.

-Oigan no es por nada, pero hagan los besos durar po, al menos un minuto.-Dijo una desconocida que solo Naiko conocía. Otros opinaron lo mismo y el moreno suspiró.

Esto iba a ser incómodo.

Edgar fue el primero en acercarse a su mejor amigo. Este se acerco otro poco más y se besaron.

No sentían nada en ese beso, era como besar a un desconocido en una fiesta solo que con un poco más de confianza (no es como si la autora supiera algo de eso... Bueno sí, pero sigamos con la historia).

El beso fue eterno para Nicolás, Edgar, Jaime y Manuel, que estos últimos los miraban atentos.

Cuando les avisaron que paso un minuto, de inmediato se separaron, no querían alargar ese beso aún más.

Edgar tomó su trago otra vez al seco y giró la botella sin esperar más. Cayó en su gran amigo Naiko, quien se puso nervioso.

El ruloso se acercó a su amigo y sin dejar que este se moviera un poco, lo besó, de verdad disfrutando el beso. Y ahí fue cuando algo raro paso.

Naiko había dejado sus ojos abiertos por unos segundos por el impacto y vio los colores. Pero no paro el beso por eso, solo cerró los ojos y disfrutó este gesto.

Estos duraron más de lo planeado. Al menos habrán durado unos tres minutos cuando les dijeron que querían jugar. Se separaron con unas sonrisas en sus rostros.

Volvieron a tomar en esa ronda y Naiko giró rápido la botella para ver todos los colores de las cosas. Definitivamente su reloj estaba malo.

La botella apuntó a Gabriel y este sonrió. No le importaba para nada besar a gente desconocida.

Naiko se acercó a él, para terminar rápido con el beso cuanto antes y se besaron solo por un minuto.

Gabe mientras tomaba su trago, giró la botella. Esta se demoro varios segundos, cayendo finalmente en Jaime.

-No es como si fuera la primera vez, no?.-Preguntó Gabe con una sonrisa divertida en su rostro, acercándose a su amigo.

El enojón se acercó más a este y finalmente se besaron. En medio del beso, Jaime mordió el labio de su amigo levemente, pero no por que quisiera, era algo inconsciente que hacia cuando besaba a Nicolás.

Duró un minuto y unos pocos segundos.

Esa vez Nicolás tomo con ansias su trago, queriendo al menos marearse, pero eso no sucedía. Sentía sus celos y posesión por cada centímetro de su cuerpo.

Jaime era suyo y punto.

Soulmates (Jainico). Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin