21.-

1.9K 225 90
                                    

POV Omnisciente

Jaime no había dormido ni siquiera un segundo esa noche, no podía, la culpa de que Nicolás estuviera pasándola mal, con frío y hasta puede ser con hambre no lo dejaba descansar. Solamente no llamo a Alexander porque sabía que este debía estar durmiendo y además que su pololo Oscar, no le gustaba que Alexander siempre fuera cuando Jaime lo necesitaba. Así que se quedo en el sillón del living, despierto con su celular en las manos por si su pololo llegaba a llamarlo.

Al día siguiente, Nicolás despertó y sintió a alguien abrazándolo. Por un momento creyó que era su novio pero recordó que Jaime se había besado con la maraca de la Evelyn y él se había ido al departamento de Edgar. Se sintió mal en alguna forma por Jaime, pero él de igual manera lo engañó. El moreno salió de los brazos de su mejor amigo lentamente y se vistió para luego irse, sin despertar a este. Ni siquiera se había visto en el espejo, tenía el pelo desordenado, unos chupones en el cuello que al menos no se notaban a simple vista.

Nicolás fue al ascensor y mientras estuvo ahí, se arregló el pelo. Luego de eso, sacó su celular y lo prendió, vio varios mensajes y llamadas de Jaime, sintiéndose peor, pero no quiso leer ninguno de estos mensajes. Y para qué llamarlo si iba a ir ahora a la casa de este?.

Llamó a otro taxi y este llegó bastante rápido, cosa que sorprendió al moreno, esas weas nunca llegaban pronto. Le dio la dirección de la casa de Jaime y el conductor altiro empezó a manejar hacia allá.

Qué le iba a decir a Jaime cuando llegara? Claro que no le diría que lo había engañado con Edgar, pero este querría saber donde paso la noche, no?. Bueno, qué le podría importar a Jaime si lo engaño también? Tal vez estos días solo fueron una broma para él. Pero todo lo que había dicho Jaime parecía tan real, que lo hacia sentir peor aún.

El taxi se demoró veinticinco minutos en llegar al frente de la casa de Jaime. Nicolás le pagó y salió del auto. Sacó sus llaves y abrió el portón. Fue a la entrada de la casa y colocó las llaves en la cerradura para luego abrir la entrada de la casa.

Apenas puso un paso en la casa, sintió unos brazos rodearlo para abrazarlo.

-No vuelvas a desaparecer así Nico.-Dijo Jaime con la voz ronca y con ojeras.-Te puedo explicar todo, pero no te vayas.

-Esta bien, no me iré.-Dijo el pequeño moreno, separándose del abrazo y yendo a sentarse al sillón junto a su alma gemela.

-Ella me beso Nico, va a sonar muy de teleserie, pero así fue. Cuando apenas noté que esa maraca me estaba besando me separé y le deje las cosas en claro.-Dijo el enojón, solo mirando a los ojos a su pololo.-Le dije que era gay y que estaba pololeando. Y bueno, que no quería nada con ella y todas esas cosas.

-En verdad hiciste eso?.-Preguntó el pequeño infiel con un nudo en la garganta, esto no podía estar pasando.

-Claro que sí Nico, te dije que no era el mismo weón que antes.-Respondió Jaime con una leve sonrisa.-No quería que pensaras que te había engañado, no lo haría, nunca. No te vas a volver a ir, cierto?.

-N-No.-Respondió el moreno, sintiéndose la peor basura del mundo.

Jaime iba a volver a abrazar a su pololo cuando noto marcas medias violáceas en el cuello de este, paro de inmediato. El enojón miró a los ojos a Nicolás y este bajó la mirada.

-No Nico.-Dijo Jaime sin poder creérselo con una pausa.-Dime que no me engañaste. Dime por favor que no es lo que creo.

-Jaime lo lamento, creí que me habías engañado y tenía mucha rabia.-Dijo Nicolás algo rápido, sintiendo como su alma gemela se paraba del sillón y le daba la espalda.

El enojón sentía lágrimas en sus ojos, pero se las limpió rápidamente. No, no iba a ser débil otra vez.

-Gracioso no? Intentando explicarte que yo no te engañé y tú fuiste él que me engañó.-Dijo el enojón, girándose para mirar a Nicolás.-Fue con el Edgar, no?.

-Jaime te lo puedo explicar...

-No sé porque siempre supe que algo pasaba entre ustedes antes de que estuviéramos juntos, siempre tuve ese presentimiento, pero lo olvidé, creyendo que eran weas mías no más. Claro que no lo eran.-Dijo Jaime interrumpiéndolo, sintiendo sus ojos arder y su cara colocarse algo roja por querer desahogarse, por querer gritar y llorar.-Creo que fue mi culpa, no? Por decirte que te podría perdonar todo.

-Jaime las cosas no fueron así...

-Quédate acá, duerme con el Edgar si quieres acá, has lo que quieras, pero no andes por las calles. Por alguna razón no quiero que vuelvas a estar así.-Dijo el enojón tomando sus llaves de la moto y su polerón.-Adiós Nico.

Jaime tampoco era una persona que se despedía y Nicolás lo sabía.

-No Jaime, espera!.-Gritó Nicolás, mirando como su alma gemela cerraba la puerta con fuerza y rápido. El moreno se paró rápidamente y fue corriendo hacia la puerta para luego abrirla. Jaime ya se había subido a la moto y la echó a andar para luego irse.

Jaime nunca había chocado su moto, pero ahora poco le importaba esta y menos su vida, al menos si tenía suerte podría morir. Los engaños de las almas gemelas son más dolorosas que la normales. El enojón siempre había escuchado eso pero siempre creyó que era mentira. Pero ahora era una prueba viviente de eso.

El enojón ya ni siquiera estaba mirando el camino, solo sintió el impacto para luego caerse de la moto. Abrió los ojos y notó sangre saliendo de su torso. Gente se empezó a acercar pero Jaime con la fuerza que pudo, se levantó y se fue apenas de ahí. No iría a un hospital, sabía que Nicolás iría a verlo y no quería ver a este a la cara.

Cuando se dio cuenta que había perdido a la gente, cayó al piso, sintiendo la sangre caer algo en la calle. Alguien se acercó a él y Jaime lo pudo distinguir bien.

-Jefe, qué pasó?!.-Alcanzó a escuchar el enojón para después desmayarse por el desangre que estaba sufriendo.

Prefería la muerte antes de haberse enterado de la traición de Nicolás.

Soulmates (Jainico). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora