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POV Omnisciente

Había pasado una semana y Nicolás no sabía nada de su alma gemela. El único que sabía de Jaime, era Manuel, quien había estado recibiendo mensajes de Jaime drogado. La mayoría eran de que extrañaba a Nicolás. Yelo averiguó donde se ha estado quedando su mejor amigo y fue allá.

Cuando llegó, la puerta estaba abierta, así que entro no más. Había un desorden inmenso en el living de la casa. Paredes rotas por al parecer puños, y hasta con algo de sangre en estas. Notó unas sillas de madera rotas contra el piso. Cómo sabía esto? El piso también estaba roto abajo de las sillas.

Manuel se apresuró y fue corriendo a la habitación principal, la que suponía en donde estará su mejor amigo. Y ahí estaba, sin polera, inyectándose heroína en el brazo. Cuando Manu llegó, Jaime ya había terminado de inyectarse la droga, así que solamente se recostó en la cama y esperó los efectos de esta, sin importarle que su mejor amigo estaba ahí.

Solo habiendo pasado una semana, Jaime no se veía bien. Tenía ojeras, estaba algo más flaco, tal vez un poco más pálido. Yelo notó rasguños sobre los tatuajes de estos. Pero había uno en especial, el de las almas gemelas, que tenía las uñas marcadas y estaba bastante rojiza la piel de Jaime en ese sector.

-Mierda Jaime.-Murmuró Manuel mirando como este no pescaba nada.

Manu busco con la mirada la bolsa o algo con drogas y la encontró. Mientras que Jaime no sentía nada, Manuel tomó la bolsa con las drogas y salió de la habitación para botar estas.

Sabía que el enojón se demoraría en volver a la vida real y en darse cuenta que Manuel estaba ahí, así que empezó a ver toda la casa. Fue al garaje y lo primero que vio fue la motocicleta de Jaime destruida a golpes. Se notaba que el enojón le había pegado con una llave maestra o algo así.

Manuel realmente creía que Jaime superaría su rompimiento con Nicolás, pero se equivoco, enormemente.

Buscó por toda la casa algún tipo de droga. Pero por suerte y sorpresa, no encontró más que esas que Jaime tenía en la habitación.

Manuel volvió a la habitación donde estaba Jaime y este seguía en la misma posición, sin moverse ni siquiera un poco.

Manu sintió que le llegaba un mensaje.

"Hoy vamos a salir con Naiko y Nicolás, ya sabes, el Nico ha estado algo mal por lo que paso con Jaime. Tal vez no sería mala idea que vinieras con Jaime y que se arreglen, amor" había enviado su novio.

"No es una tan mala idea, solo tengo que arreglar algunas cosas" escribió y luego envió Yelo. A cosas se refería a que Jaime vuelva a la vida real y que vaya a darse un buen baño.

Esperó media hora más, cuando Jaime se volvió a mover de repente, volviendo poco a poco a la realidad.

-Manuel? Qué haces acá?.-Preguntó el enojón confundido, levantándose.

-Vine a verte, nadie sabe nada de ti en una semana, y al parecer te has estado drogando.-Dijo Manuel enojado y preocupado al mismo tiempo.

-No se preocupen por mí, estoy bien.-Dijo Jaime, ni siquiera creyéndoselo él mismo.-Ahora te puedes ir?.

-No Jaime, vamos a salir en la noche así que te vas a bañar y te vestirás con tu mejor ropa.-Dijo Manuel casi demandante.

-Va a ir Nicolás?.-Preguntó el enojón bajando la mirada mientras buscaba su ropa para después.

-Sí.-Respondió Manuel mirando que Jaime apoyaba su cabeza contra el closet donde buscaba cualquier cosa de Gabriel para colocarse.-Sabes que se arreglaran...

-No quiero hablar de eso Manuel.-Dijo el enojón sintiendo sus ojos arder por las lágrimas pero limpiándoselas para que su mejor amigo no lo viera así.

-No tienes que guardarte las cosas...

-Mientras menos hablemos de eso y más nos droguemos, mejor.-Dijo Jaime interrumpiendolo, colocando la ropa encima de la cama para luego entrar al baño que estaba en la habitación.

Mientras tanto Nicolás ya estaba bañado y completamente cambiado de ropa. Se peino una vez más y salió de la habitación que compartía con Jaime. Bajó las escaleras y ahí estaba Naiko hablando con Edgar.

-Te ves bien Nico.-Dijo el ruloso con una leve sonrisa, mirando a su mejor amigo.

-Gracias, necesitaba escuchar eso.-Dijo el pequeño moreno con una ligera sonrisa en sus labios.

-Nos podemos ir?.-Preguntó Edgar asegurándose.

Nicolás asintió y los tres salieron de la casa linda. Nicolás se subió al auto de Edgar en el asiento de atrás, no quería hablar con nadie todavía.

Después de ese día de ver el destello, no lo había vuelto a ver, hasta ese día. Pero lo contaremos después.

Se demoraron quince minutos en llegar al lugar donde iban a carretear. Entraron todos juntos y fueron a buscar algo para tomar mientras Manuel con Jaime llegaban.

Claro que Nicolás pidió casi una docena de shots y se los tomó en menos de cinco minutos, eso si lo mareó un poco.

Unos pocos minutos después, Jaime con Manuel ya habían llegado. El enojón no tenía ganas de carretear, quería estar solo, pero al parecer nadie lo entendía.

Jaime vio a Nicolás algo borracho por primera vez, pero no lo fue a saludar, no podía.

El enojón vio como un tipo se acercaba a su alma gemela y lo sacaba a bailar. Claro que este no se opuso ni nada, tal vez porque era la primera vez que se emborrachaba.

-Cómo estás Jaime?.-Preguntó Edgar raramente amable.

-Bien.-Respondió el enojón mirando como el desconocido tomaba de la cintura a su ex moreno.

Luego de varios minutos, cuando volvió a mirar, Nicolás y el desconocido se estaban besando apasionadamente.

Jaime cerró los ojos fuertemente, intentando borrar esa imagen de su mente, pero no podía.

-Manuel no puedo hacer esto.-Dijo el enojón quitándole las llaves a su mejor amigo de su otra motocicleta que habían ido a buscar.

Jaime salió corriendo de ahí literalmente y se subió a su moto para luego encenderla. Ni siquiera podía ver el camino por sus ojos empañados en lágrimas de rabia y lastima.

Comenzó a manejar sin importarle nada, como si ya no le importara su vida ya.

Y creo que me veo obligada a decirles que Jaime no vio ese semáforo en rojo ni tampoco ese auto que veía del otro lado, chocándolo de lado con bastante fuerza.

También me veo obligada a decirles que Nicolás vio blanco con negro pero no por segundos.

Soulmates (Jainico). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora