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POV Omnisciente

El moreno despertó primero que su alma gemela. Este último siempre dormía hasta tarde después de las carreras de motos, ya que quedaba algo exhausto. Nicolás lo miró como dormía este y pasó a mirar sus labios, que créanme que se veían bastantes besables. El pequeño moreno lo pensó un poco hasta que se atrevió y le dio un pequeño beso en los labios por unos segundos para luego separarse para ver si se había despertado. Por suerte, Nicolás creía que este no se había despertado.

El moreno se intentó levantar por el otro lado de la cama, pero Jaime lo apretó más contra él, casi ni teniendo espacio entre ellos.

-No puedes besarme y después intentar escapar.-Dijo el enojón casi murmurándolo en su oído.

-Estabas despierto?.-Preguntó el pequeño moreno con un sonrojo.

-Cómo no podría estarlo?.-Preguntó Jaime, girándolo para mirarlo a los ojos.-Vamos a hacer esto bien.

-Jaime de qué ha...

El enojón lo besó antes de que terminará la frase, con algo de necesidad. El moreno le correspondió el beso de inmediato, también con algo de desesperación. En medio del gesto de cariño, Jaime mordió el labio inferior y Nicolás gimió por la sorpresa. Lo siguiente que supo fue que su alma gemela se había colocado entremedio de sus piernas y ahora estaba abajo de Jaime. Este había colocado sus dos manos en la cintura del moreno, tocándolo.

Se separaron para mirarse unos momentos, para luego volver a besarse con aún más necesidad, como si tuvieran algún tipo de vicio con los labios del otro.

Ninguno de los dos iba a parar hasta que un celular empezó a sonar, haciendo que Jaime gruñera y se separará.

-Es tu celular.-Dijo el enojón con una pausa.-Él mío esta en silencio.

Nicolás se acercó a su celular que estaba en el mueble de su lado de la cama y tomó. Edgar lo estaba llamando y el moreno contestó de inmediato, se le había olvidado avisarle a su mejor amigo que estaba bien.

-Nico, estas bien?! Donde estas?!.-Preguntó su mejor amigo apenas contestó. Se notaba que Edgar estaba preocupado por él.

-Sí, estoy bien.-Respondió el moreno solo una pregunta.

-Donde estas Nico? Creí que te habías ido con Naiko a su casa, hasta que me llamo preguntándome si habías llegado bien o no. Ni idea eso sí porque me llamó a mí y no a ti.-Dijo el ruloso, exigiendo respuestas.

Jaime estaba cansado de escuchar a Edgar, ya que se escuchaba bastante lo que decía, entonces tomó el celular de Nicolás y habló.

-Edgar, el Nico esta bien así que deja de preocuparte.-Dijo el enojón con un tono de molestia bastante notorio.

El ruloso se quedo en silencio varios segundos.

-Nico, dime que ese no es el Jaime.-Dijo Eddie con un tono serio, bastante fuerte como para que Nicolás escuchará.

El moreno se quedó en silencio, no quería ni siquiera responderle, era obvia la respuesta.

-Agh, no quiero ni saber que estaban haciendo, ni de como están juntos ahora. Pero Jaime, vas a tener que venir al departamento del Nico y mío para explicar bien las weas. Le debes varias cosas a Manuel y al Nico, pero creo que se lo estas compensando...

-Ya entendí, puedes dejar de hablar?.-Preguntó Jaime, interrumpiéndolo. Por mientras, Nicolás miraba el torso y brazos de su alma gemela. Ni siquiera se había dado cuenta de que este se había hecho unos tatuajes, pero uno le llamo la atención.

Eran dos lobos, uno blanco y otro negro, como si se estuvieran complementándose. Este estaba en su brazo, casi cerca del hombro.

-Recuerda que una vez te saque la chucha, no me importaría hacerlo otra vez.-Dijo el ruloso bastante enojado.

-Oh querido Edgar, crees que te dejaré hacerlo otra vez? No sabes nada de lo que ha pasado estos meses.-Dijo el enojón con un tono cínico al principio.-Nos vemos después Edgar.

Eddie iba a responder pero este colgó, haciendo que el primero se enojará más.

-Me gusta tu tatuaje.-Dijo el pequeño moreno, tocando este con cuidado, marcándolo con su dedo.

-Y a mi me gustas tú.-Dijo Jaime con una sonrisa, notando que Nicolás se había colocado algo rojito y lo miraba con un cierto brillo en sus ojos.

-Tú también me gustas.-Dijo Nicolás con una sonrisita, volviendo a sentir los labios de su alma gemela sobre los suyos. Esta vez fue algo lento y intenso a su manera.

-Deberíamos levantarnos, no?.-Preguntó el enojón, separándose un segundo del beso, para volver darle otro gesto de cariño.

-No quiero.-Contestó el moreno con un puchero en su labio inferior.

-Créeme que yo tampoco, pero es mejor que vayamos a tu departamento antes de que Edgar se transforme en Hulk o algo.-Dijo Jaime riéndose.

-Tienes razón.-Dijo el pequeño moreno con una sonrisa.-Tengo que ir a cambiarme de ropa.

-No es necesario que te coloques la misma, todavía tengo tu ropa limpia.-Dijo el enojón, sintiendo como su alma gemela lo miraba con algo de sorpresa.

-Todavía la tienes?.-Preguntó Nicolás bastante sorprendido en realidad.

-Te dije que la tendría cuando te quedarás otra vez.-Respondió Jaime con una leve sonrisa y con una pausa.-Después de ese día nunca más te quedaste y yo la lavé. Cuando me fui de mi casa, las eché en mi maleta por accidente.

El enojón se levantó y fue a buscar la ropa de Nicolás, que estaba hasta planchada y bastante ordenada. Jaime no se demoró nada en encontrar la ropa de su alma gemela. Se la dejo sobre la cama y lo miró unos segundos.

-Bien, te dejaré para que te cambies.-Dijo el enojón, girándose para irse.

-Si quieres, te puedes quedar.-Dijo el pequeño moreno con una sonrisita en sus labios, levantándose y girándose para que Jaime solo la viera en la espalda.

Jaime se giró para ver a su alma gemela y observó como se sacaba los boxers. El enojón no podía dejar de observar a Nicolás, de verdad que no. Este último había empezado a colocarse los calzoncillos lentamente, casi torturando a su otra mitad. Este hasta quería detener a su alma gemela de que se colocará el calzoncillo.

-Nico, si me quieres torturar o algo, esta funcionando. Pero por favor, no sigas.-Dijo Jaime tapándose los ojos para no ver más a Nicolás. Si seguía mirando estaba seguro que tendría una erección si es que ya no la tenía.

Escuchó la risa de Nicolás y sonrió solo por eso.

-Esta bien, ya me coloqué los calzoncillos.-Dijo el moreno con un tono algo divertido.

-Créeme que eso no ayuda, todo tú es perfecto, así que mejor avísame cuando te hayas vestido completamente.-Dijo el enojón, casi colocándose contra la pared para no tener la tentación de mirar.

Tenemos que decir que a veces Nicolás podía ser muy inocente, pero otras veces era la misma lujuria en persona.

Soulmates (Jainico). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora