36.-

1.9K 214 54
                                    

POV Omnisciente

Manuel con Naiko se quedaron en esa habitación unos segundos más hasta que el primero se iba a ir de esta. Claro que el pequeño mentiroso le habló.

-Manuel tengo que hablar contigo.-Dijo Naiko haciendo que Manu parara en seco.

Manuel se giró y lo miró, esperando que este hablara.

-Lamento haber hecho eso...

-Qué cosa? Acostarte con el Edgar? Di las cosas como son Naiko.-Interrumpió Manuel bastante serio.-No tienes que disculparte Naiko, esta bien.

-No lo esta, yo sabía que lo amabas...

-Y yo también se que lo amas, así que no hay nada que hablar ahora.-Dijo Manu, hablando sinceramente. Por alguna razón sabía que él no merecía amor.-Mientras el Edgar no sea igual de aweonao contigo como lo fue conmigo, esta bien.

Y con eso dicho se fue de la habitación, sin ni siquiera dejar hablar a Naiko una frase completa.

Manuel no estaba enojado con Naiko, claro que no, el problema acá era solo con el ruloso.

El pequeño del corazón roto cuando llego a su habitación sacó su cajetilla de cigarrillos. La abrió y ahí vio los porros que estaban escondidos junto con los cigarros. No se drogaba, nunca lo había hecho y consideraba cobarde a los que usaban ese método para olvidarse del mundo.

Pero ahora, se consideraba la basura más grande del mundo, así que importaba?. Tomó uno, se lo colocó en sus labios y lo encendió. Contuvo todo el humo que pudo y luego lo exhalo.

Iba a tener cuidado con esto, sabía que Jaime se volvería loco si alguna vez lo descubría, y no hablemos de Edgar. Bueno, tampoco es que importara mucho, ya ni siquiera pensaba que al ruloso le importara lo que hacia o sus sentimientos.

Naiko sin tener nada más que hacer en aquella casa, se fue de ahí. Mientras caminaba sacó su celular y miró si tenía alguna llamada de Edgar o algo, pero no había absolutamente nada. El pequeño moreno suspiró por esto y guardo su celular. Espero todo ese día a que Edgar lo llamara. Pero este estaba muy ocupado sentado afuera de la casa de Manuel con unas rosas color celeste, al igual que los ojos de este cuando estaban discutiendo.

Edgar sabía que Manuel tal vez no llegaría ese día a su casa, pero no pasaba nada si se quedaba ahí. Se merecía eso y mucho más.

El ruloso tenía unas ganas de llamar a su alma gemela, pero sabía que no era una buena idea. Tampoco era una buena idea que estuviera ahí pero o era una o era la otra.

Unos días después

El ruloso pudo hablar las cosas bien con su alma gemela. Este último le dijo que estuviera con quien él quisiera, porque al final, tenían toda una eternidad para cometer errores.

Ahora todos estaban preparándose para ir a un carrete en un club. Jaime, Nicolás, Naiko, Manuel y Edgar se iban a reunir en la casa de Jaime. Ahí se dividirían quien iría con quien.

Y se que todos quieren saber sobre la pareja Jainico. Y aunque esto les sorprenda, no han tenido ningún problema grave. No celos ni nada.

Cambiando de tema de repente. Manuel se sigue drogando pero nadie lo ha notado, cosa que es rara ya que el olor a marihuana se siente, o al menos Manu cree que sí. No lo hacía porque sí. A pesar de haber conversado las cosas con Edgar y decirle que lo apoyaría en todo, incluyendo si es que el ruloso elegía estar con Naiko, pero aún así dolía ver a su alma gemela intentar algo con otro. Pero como siempre, le alegraba un poco saber que Edgar podría ser feliz con Naiko, tal vez lo que no fue con él.

Manuel termino de arreglarse y se miró en el espejo. A pesar de solo haber empezado a drogarse hace unos pocos días, se veía un poco más delgado, pero no tanto como para que los otros lo notaran y se empezaran a preocupar.

Se hecho un poco más de perfume y salió de la habitación. Cuando lo hizo, vio que todos lo estaban esperando ahí. Jaime como siempre estaba con Nicolás abrazándolo por atrás y diciéndole cosas en el oído al moreno, haciendo que este se sonrojara. Edgar estaba hablando unas cosas con Naiko hasta que vio a Manuel entrar a la sala.

Naiko al ver que Edgar estaba mirando un punto fijo se dio vuelta para ver que estaba observando el ruloso. No sabía ni porque se había dado la vuelta, sabía que Edgar estaba admirando a Manuel como si fuera la primera vez que lo ve.

-Por fin Manuel, y yo creía que el Nico se demoraba.-Dijo Jaime riéndose y dejando de abrazar a su novio, para luego colocarse al lado de este último y tomarlo de la mano.

-Chucha, tengo que verme bien po, qué tal si hay minos ricos allá?.-Preguntó Manuel con una leve sonrisa.-Parece que el Nico y yo tenemos la misma idea, tú crees que se vistió así por ti?.

Jaime frunció el ceño y miró a Nicolás reírse por lo que su mejor amigo había dicho. El moreno lo miró y acarició su mano.

-Sabes que no es verdad Jaime.-Dijo el pequeño travieso con una sonrisa, al ver lo posesivo que estaba su novio.

-Igualmente te vigilaré el doble hoy.-Dijo Jaime mirándolo y diciendo la verdad.

-Esa wea se puede?.-Preguntó el pequeño del corazón roto con una sonrisa en sus labios. Estaba bastante entretenido mirando esto.

-Siempre se puede más si es el Jaime.-Respondió el moreno sinceramente con una ligera risa.

-Bien, creo que es tiempo de irnos, no?.-Preguntó Jaime con una pausa, recordando que había que asignar quien se iba con quien.-El Nico se va conmigo claramente. Edgar trajiste tu auto?.

El ruloso asintió y Jaime siguió hablando.

-Bien, como tu auto tiene parte de atrás entonces el Manuel con el Naiko se van contigo.-Dijo el enojón bastante decidido.

Manuel miró a su ex y asintió. Salieron de la casa y el pequeño del corazón roto miró el auto de Edgar.

-Sigo diciendo que debe ser una maravilla conducirlo.-Dijo Manuel observando el auto de su alma gemela.

Y fue ahí cuando Edgar hizo algo que nadie pensó que haría.

-Conduce tú.-Dijo el ruloso con una sonrisa.

Pensaran que ya había dejado conducir su auto a Nicolás una vez. Pero era diferente, en todo el tiempo en que Edgar conocía al moreno, solo lo había dejado conducir una vez. Y en menos de un año conociendo a Manuel deja que conduzca su auto.

Soulmates (Jainico). Where stories live. Discover now