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POV Omnisciente

Naiko mientras caminaba para irse a su casa, sintió a dos personas estar atrás de él, como si lo estuvieran siguiendo. Y fue ahí cuando se empezó a sentir más nervioso aún, así que comenzó a caminar aún más rápido cuando sintió a los que lo estaban siguiendo casi estaban corriendo detrás de él.

Lo próximo que supo es que lo habían acorralado contra una pared, no dejando que se moviera ni un poco.

-Qué haces tan solito, cariño?.-Preguntó uno de los desconocidos que lo tenían contra la pared.

Se notaban que estaban borrachos, cosa que le dio aún más asco a Naiko. Este último no le respondió.

-Eres bastante lindo.-Dijo el otro extraño, mirándolo de arriba para abajo para luego levantarle la polera. Ahí fue cuando Naiko empezó a moverse para que lo soltaran.

-Déjame!.-Gritó el pequeño mentiroso desesperado, recibiendo un puñetazo de inmediato para callarlo.

-Cállate maricón.-Dijo el desconocido que le había pegado, empezando a sacarle la polera y a desabrocharle el cinturón.

Naiko ya tenía unas pocas lágrimas en su cara, apenas se movía para detenerlos, lo golpeaban.

El pequeño mentiroso cerró los ojos para que esto pasara rápido, cuando sintió que lo soltaban y otra voz que no había escuchado habló.

-Se van a ir ahora, sin ninguna palabra más.-Dijo el extraño.

Naiko abrió los ojos y vio al desconocido amenazando a los que lo estaba tocando con una pistola.

-Mira, solo deja que lo llevemos...

El que le había pegado se había empezado a acercar a Naiko otra vez, pero el desconocido con la pistola lo interrumpió.

-Alejense de él, ahora! .-Gruñó el extraño cargando el arma, apuntándolo directo a la cara.

Los extraños se fueron corriendo de ahí, con temor a que le dispararan. El extraño los miró irse y se giró para ver a Naiko. Guardó el arma y se acercó a este último y le arreglo la ropa, menos el cinturón, dejo que el pequeño mentiroso lo hiciera solo, para al menos no traumarlo más.

-G-Gracias.-Dijo Naiko con la voz débil, aún con lágrimas en su cara.

-Cómo te llamas?.-Preguntó el desconocido, limpiando las lágrimas de Naiko.

El pequeño mentiroso no contestó. Todavía no tenía confianza al extraño.

-Si no quieres responder, no importa, a mi me puedes decir Keke.-Dijo el recién nombrado con una pausa.-Quieres qué te lleve a tu casa o algo?.

Naiko lo miró por unos segundos. Keke no se veía mala persona, bueno, exceptuando que lo había defendido con un arma de fuego, pero él había hecho lo mismo con Nicolás, así que suponía que no tenía porque juzgarlo.

-Esta bien.-Respondió Naiko después de unos segundos, notando que Keke lo guiaba hacia su auto.

Naiko camino al lado de él, pero no tan cerca. Aunque no se viera mala persona, todavía no le tenía confianza pero le dijo algo de él.

-Me llamo Nicolás pero dime Naiko.-Dijo el pequeño mentiroso, casi nervioso por hablarle al conocido.

Naiko miró por un segundo a su nuevo conocido y notó que este tenía una leve sonrisa en sus labios. No quería que Naiko tuviera miedo de él o algo por lo que acababa de pasar.

-Mi auto esta cerca.-Avisó Keke, dirigiéndose a un auto que estaba estacionado al otro lado de la calle, el cual Naiko suponía que era el suyo.

El pequeño mentiroso guardo silencio y se acercó al auto. Keke sacó la alarma y le abrió la puerta del copiloto a Naiko, haciendo que este pasara rápido.

-Gracias.-Murmuró Naiko. Keke cerró la puerta después de esa para entrar al asiento del conductor. Encendió el auto y el pequeño mentiroso de inmediato le dijo donde vivía para que este se dirigiera ahí.

Los primeros minutos fueron de silencio, hasta que Naiko por fin decidió preguntar la duda que tenía en la mente.

-Por qué tienes una pistola?.-Preguntó el pequeño mentiroso, algo curioso, mirándolo por fin por bastante tiempo.

Keke suspiró y habló.

-Es difícil de explicar, trabajo en esas carreras clandestinas y el jefe quiere que estemos seguros por si acaso, así que nos compró armas a todos.-Dijo el recién conocido diciendo la verdad, sin ocultar nada en realidad.

-Por alguna razón, tu jefe se llama Jaime?.-Preguntó Naiko, algo sorprendido.

-Sí, lo conoces?.-Preguntó Keke algo confundido, mirándolo un segundo para luego fijar la vista en el trayecto.

-Sí, es mi amigo o algo así, es raro.-Respondió el pequeño mentiroso con una leve risita.

No es por mentirles, pero esa risa a Keke le pareció de verdad adorable. Cómo alguien podría hacerle daño a Naiko?.

-Dile que es un encanto de jefe.-Dijo el recién conocido con una sonrisa.

-Que eres patero.-Dijo Naiko riéndose.

-Bueno, tal vez exagere un poco pero en realidad es un buen jefe.-Dijo Keke con una pausa.-Además que la paga no es para nada mala. De hecho, mejor que en algunos trabajos de este país de mierda.-Tomó otra pausa.-Además, solo se pone como mafioso cuando se trata de su chico.

-Su chico?.-Preguntó el pequeño mentiroso.

-Sí, su novio, Nicolás también se llama cierto?.-Preguntó el ya amigo de Naiko. Este vio que el pequeño mentiroso asentía y continuó hablando.-Lo he visto un par de veces, se ven bien juntos.

-Son muy tiernos en realidad. Pero cuando pelean dan miedo.-Dijo Naiko con una pausa ligera.-No conoces a Nicolás enojado. Tal vez a Jaime sí, pero el Nico se convierte en otra persona enojado. Hasta es peor que el Jaime.

-Con esa descripción, no me gustaría verlo enojado.-Dijo Keke con una leve sonrisa, notando que Naiko ya le tenía un poco más de confianza.

Se quedaron otros par de segundos en silencio hasta que volvió a hablar Keke.

-Por qué estabas solo por ahí?.-Preguntó el amigo de Naiko, curioso. Keke recordaba las caras de quienes habían intentado abusar de Naiko, y créanme que las cosas no se quedaran así.

-Había ido a un carrete en un club con unos amigos, pero me aburrí y me fui solo.-Respondió el pequeño mentiroso, omitiendo algunos detalles.

Keke buscó su celular y le mostró su número a su nuevo amigo.

-No quiero que te vuelva a pasar algo así Naiko.-Dijo Keke con una pausa.-Así que si necesitas que te lleve o algo, llámame.

Naiko lo miró y sacó su celular para guardar el número de Keke. Cuando terminó, el pequeño mentiroso y Keke se miraron y sonrieron.

Ese fue el principio de una larga historia.

Soulmates (Jainico). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora