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POV Omnisciente

Cuando llegaron al edificio, Jaime se estacionó al frente de este y se bajó primero para tomar la mano de Nicolás para que este se baje. Bueno, también era una excusa para tomarle la mano.

Entrelazo sus dedos cuando el moreno se bajó y fueron hacia el interior del edificio. El moreno saludo al portero y Jaime solo miró mal a este último, como si fuera él siguiente en su lista. Llamaron al ascensor y altiro llegó, vacío. Entraron y Nicolás apretó el botón para ir a su piso.

-Nico, nosotros estamos juntos?.-Preguntó el enojón de repente.-Cómo pareja?.

-A mí me gustaría, pero tal vez tú no quieres estar conmigo de esa manera.-Respondió Nicolás algo sorprendido y un poco decaído, creyendo que Jaime no querría estar con él.

Su alma gemela hizo que lo mirará a los ojos.

-Nico, yo quiero estar contigo como pareja.-Dijo Jaime sinceramente, mirándolo directamente a los ojos, notando la pena que tenía su moreno.

-Pero? Siempre hay un pero en estas cosas.-Dijo el pequeño travieso, notando que Jaime decía la verdad.

-Bueno, ahora no hay un pero. Quiero estar contigo y no quiero dejarte ir nunca más Nico.-Dijo el enojón con una leve sonrisa, acariciando lentamente la cara de Nicolás.-Se mi pololo, cariño.

En respuesta, el pequeño moreno lo besó lentamente y Jaime claro que le correspondió. Ese fue su primer beso como novios oficialmente.

En ese momento el ascensor se detuvo y llegaron a su piso. Siguieron con este gesto por unos segundos más y salieron muy sonrientes del ascensor, tomados de la mano. El moreno sacó las llaves para abrir la puerta de su departamento cuando estaban al frente de esta, pero la abrieron de inmediato antes de que Nicolás pudiera abrirla por si solo.

-Contigo quiero hablar.-Dijo Edgar empujando a Jaime hacia la pared. Lo iba a golpear cuando el enojón lo tomó del brazo y lo acorralo contra la pared, haciéndole una llave.

-Demasiado lento querido Edgar.-Se burló Jaime, con una leve sonrisa socarrona.-Te lo advertí, han cambiado muchas cosas estos meses.

El ruloso se intentó liberar pero Jaime lo apretaba fuerte y levantaba un poco más el brazo, haciendo que le doliera demasiado.

-Te rindes? Puedo estar así todo el día.-Dijo el enojón riéndose ligeramente.

-Jaime?.-Preguntó una voz dentro del departamento.

El recién nombrado soltó al mejor amigo de Nicolás y se giró para ver a Manuel. Jaime abrió sus brazos y Manuel saltó a estos, quedando como koala agarrado del cuello de su mejor amigo. Claro que Nicolás no era el único que había extrañado al enojón.

-Maraco culiao, cómo se te ocurre irte así?.-Preguntó Yelo con lágrimas en sus ojos. Todo este tiempo había creído que algo malo le había pasado a su mejor amigo.

-Manu...

-No te atrevas a decir que fue lo mejor, tal vez fue lo mejor para Nicolás o Edgar. Hasta podría ser que para ti, pero para mí no lo fue.-Interrumpió Manuel colocando su cabeza en el cuello del enojón.

Jaime no dijo nada más y caminó con su mejor amigo en sus brazos hacia al interior del departamento. Cuando vio un sillón, separó a Manuel de él y lo sentó. Se puso en cuclillas para que Manuel lo viera de frente. Manu acarició con su mano la cara de su mejor amigo, como si fuera a desaparecer.

-Has cambiado.-Dijo Yelo mirándolo. Jaime solo llevaba una polera manga corta, así que podía notar el comienzo del tatuaje en su brazo, así que Manuel levantó un poco la manga corta y miró el tatuaje.-Esta lindo tu tatuaje, significa algo con las almas gemelas cierto?.

Jaime miró unos segundos a su pololo y asintió con una sonrisa.

-Donde estuviste Jaime?.-Preguntó el Manu, sintiendo unas lágrimas deslizar por su cara.

-Casi en el otro lado de Santiago.-Respondió el enojón con una leve sonrisa algo triste ahora.

-Trabajas o algo ahora?.-Preguntó Manuel queriendo saber todas las cosas que ha hecho Jaime en esos meses.

-Bueno, es algo graciosa la historia.-Dijo Jaime con una sonrisa que quería que fuera inocente, pero no le salió.

-Qué hiciste Jaime?.-Preguntó Yelo, a punto de retar a su mejor amigo.-Dime que no eres mafioso.

-No, claro que no.-Dijo el enojón riéndose.

-Pero es algo parecido.-Dijo Nicolás con una sonrisa, por fin hablando.

-Nico, no me ayudes tanto.-Dijo Jaime guiñandole un ojo a su novio y volviendo a mirar a Manuel.-Soy como un jefe de carreras clandestinas.

Todos se quedaron callados. Esa si que era una noticia.

-Me estai webeando?.-Preguntó Manuel impactado por la noticia.-Nico, dime que es una broma.

-No es una broma.-Dijo el pequeño travieso diciendo la verdad.

-Jaime, alguien te puede herir en esas cosas.-Dijo Manu preocupado por su mejor amigo.

Jaime y Nicolás se miraron y entendieron que no les iban a decir lo que había pasado en la casa linda del enojón.

-Me pueden herir pero no me pueden matar.-Dijo Jaime con un tono de broma, sonriendo.-Manuel, he estado bien estos meses, no te preocupes.

Bueno, si llamamos bien a que le hayan disparado, torturado y insultado. Pero esas cosas no las tenían que saber.

-Te apuesto que ahora tienes una moto.-Dijo Yelo por fin con una sonrisa, dejando la pena de lado.

-Cómo lo sabes?.-Preguntó el enojón, por fin relajándose ya que Manuel ya no estaba llorando más.

-Vamos, siempre quisiste una.-Contestó Manu riéndose, recordando las veces que veían carreras de motocicletas y Jaime siempre decía que quería cada moto que aparecía en la televisión.

-Me costó conseguirla eso sí, tuve que vender mi auto para comprarla.-Dijo su mejor amigo bastante sincero respecto a eso. No fue fácil al principio, a veces a penas le alcanzaba para fin de mes.

-Sabes que ahora nunca más te podrás volver a ir, cierto?.-Preguntó Manuel, todavía acariciando el rostro del enojón.

-Lo sé, nunca más me volveré a ir.-Dijo Jaime con una leve sonrisa, mirando unos segundos a Manuel para luego mirar a su alma gemela.

Nunca podría volver a dejarlos solos.

Soulmates (Jainico). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora