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POV Omnisciente

Pasaron una hora en la misma posición, cuando Edgar se iba a separar de Nicolás, este lo detuvo.

-No te vayas.-Murmuró el pequeño moreno con la voz algo débil, casi suplicándoselo.

-No me iré, solo buscaré algo de alcohol y algodón para curar las heridas de tus manos.-Dijo el ruloso, separándose y yendo rápido al baño para buscar lo recién nombrado para luego volver a los pocos segundos con esto. Edgar se sentó en la cama y tomó primero una mano para empezar a desinfectarla. El moreno esta vez ni se quejó.

-Tú también tenías sangre en tus manos.-Dijo Nicolás recién diciendo lo que había notado antes. Edgar se había lavado las manos en el baño y se las secó rápidamente.

-Pero no era mía.-Dijo Edgar mirando unos segundos a su mejor amigo para después concentrarse en las heridas.-Me sorprendió ver mi auto en buenas condiciones, no quería llegar a matarte.

-Entonces mejor lo hubiera chocado.-Dijo el moreno cabizbajo.

Edgar paró de desinfectarle las heridas y hizo que lo mirará.

-No hables así, es solo un weón que no te supo apreciar, pero créeme Nico que habrá una persona que te cuidará y nunca te hará daño, como si fueras su más sagrado tesoro.-Dijo el ruloso mirándolo fijamente para que sepa que habla en serio.

-Y cuanto tiempo pasará para que lo encuentre?.-Preguntó Nicolás, sintiéndose un poco mejor ahora.

-No lo sé, pero ahora tenemos la eternidad para eso Nico.-Respondió Eddie curándole ahora la otra mano.

-Suena un largo tiempo.-Dijo el moreno con una leve sonrisa.

-Lo es, y vas a tener que soportarme todos esos millones de años.-Dijo Edgar con una sonrisa al ver que Nicolás se sentía un poco mejor.

-Eddie, estamos enfermos?.-Preguntó Nicolás, mirándolo directamente a los ojos.

-A qué te refieres?.-Preguntó el ruloso confundido.

-Estamos enfermos al ser homosexuales?.-Preguntó otra vez el pequeño moreno, reformulando su pregunta.

-No Nico, no lo estamos.-Dijo Edgar con una pausa.-Y bueno, si lo estamos entonces amo estar enfermo. No es un crimen amar lo que no puedes explicar.

Nicolás sonrió aún más al notar que su mejor amigo había dicho lo mismo lo que él había pensado antes.

-Dijiste lo mismo que había pensado antes.-Explicó el moreno al ver que Eddie no entendía porque sonreía aún más.

-Bueno, estamos conectados.-Dijo el ruloso riéndose, terminando de curar la mano de su mejor amigo.

Edgar dejo las cosas en su escritorio para luego volver a su posición y mirar a Nicolás fijamente a los ojos, para luego pasar a mirar sus labios. El moreno notó esto.

-Eddie...

El recién nombrado no dejó hablar a su mejor amigo cuando lo besó. Pero esta vez fue diferente, no estaban borrachos y el beso era algo lento pero al mismo tiempo intenso. El moreno se separó a los pocos segundos.

-No puedo hacer esto Edgar.-Dijo Nicolás con una pausa.-Se que algo paso contigo y Manuel, y tal vez terminaron o algo así, pero esto no es lo que realmente quieres.

-Esta bien, lo lamento Nico, fue algo...

-Tranquilo, entiendo.-Lo interrumpió el moreno con una leve sonrisa para tranquilizar a su mejor amigo.-Tengo ganas de dormir.

-Si, altiro me voy a tu pieza a dormir o al living.-Dijo Edgar apunto de levantarse pero el pequeño moreno lo detuvo.

-Quédate, no quiero estar solo.-Dijo Nicolás tomando de la mano al ruloso para que no se vaya.

Eddie asintió y se acostó al lado de él, abrazándolo y haciéndole cariño en la espalda para que se durmiera rápido. Apenas se durmió Nicolás, a los pocos segundos también se durmió Edgar.

A Nicolás como le gustaría que todos tuvieran más almas gemelas, pero hace unos meses atrás había averiguado y nadie tenía más de una, así que era imposible lo que él deseaba.

Manuel había ayudado a Jaime a pararse y se fueron caminando con cuidado hacia la casa del primero que es la que quedaba más cerca. Cuando llegaron, Yelo abrió la puerta rápidamente para ayudar a Jaime a pasar. De inmediato lo sentó en el sillón del living y fue a buscar cosas para curar las heridas que tenía. El enojón no hablaba desde que vio a Nicolás irse en ese auto.

Cuando volvió, Jaime seguía en la misma posición, ni siquiera parecía que respirara. Manuel se sentó al lado de su mejor amigo y hizo que lo mirará para empezar a curar sus heridas que Edgar le había provocado.

-Por qué sigues aquí Manuel?.-Preguntó Jaime de repente.

-De qué estás hablando?.-Preguntó Yelo confundido, curando una por una las heridas que tenía.

-Por qué no te fuiste con Edgar para ver como estaba el Nico y seguiste conmigo?.-Preguntó el enojón, mirando a Manuel.

Manu paró un poco para mirar fijamente a Jaime.

-Todavía no lo entiendes cierto?.-Preguntó Manuel sin poder creerlo.

-Todavía no entiendo qué?.-Preguntó Jaime confundido.

-Jaime, puta que eres aweonao.-Dijo Yelo con una pausa.-Cómo te podría dejar solo si eres la única familia que tengo? Eres como mi hermano, aunque seas terriblemente estúpido en algunas cosas, como ahora, no te podría dejar solo en esto.

-No te merezco Manuel, no merezco que el Nico sea mi alma gemela y no merezco vivir para siempre.-Dijo el enojón recordando la cara del pequeño moreno cuando lo escucho decir esas palabras.-El Nico no merecía esto, ninguna de esas palabras que dije sobre él eran verdad. Él no está enfermo, ni tampoco es un maricón, solo es una persona, y de las mejores.

-Bien, ahora tienes que decirle lo mismo a Nicolás.-Dijo Manu continuando con las heridas de Jaime.

-No se lo diré.-Dijo Jaime, quejándose al sentir que Manuel apretaba fuertemente el algodón con alcohol sobre una de sus heridas.

-Cómo qué no se lo dirás?.-Preguntó Yelo molesto, con el ceño fruncido.

-Le hice daño una vez, si me perdona, ni siquiera sería capaz de confiar en mí mismo en que no le haré otra vez daño a Nicolás.-Dijo el enojón con una pausa pero siguió hablando Manuel.

-Lo vas a dejar ir.-Dijo Manuel sorprendido.

-Es lo mejor para él.-Dijo Jaime mirando el piso.

-Y qué es lo mejor para ti?.-Preguntó Manu, sin entender como pensaba Jaime realmente.

-Lo mejor para mí es que Nicolás sea feliz.-Respondió el enojón, parándose del sillón y yéndose de la casa de Manuel sin ninguna explicación.

Manuel no sabía lo que haría Jaime, pero le daba una mala espina.

Soulmates (Jainico). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora