Pudrete.

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Trato de aflojar sus manos una vez más, sin éxito. Sus muñecas ardían y sentía como la sangre terminaría saliendo si seguía tratando de soltarse.

Estaba sola, en un cuarto solitario. Maggie y Glenn habían sido llevados a otros cuartos, y ni siquiera sabia si ellos estaban bien. No tenia sus machetes, ni sus armas, estaban en problemas y pedía a lo que sea para que el grupo se diera cuenta de su tardanza hacia la prisión.

Escucho como la puerta del lugar se abría, no sabia con quien tendría que lidiar o como podría salir de esta. Merle camino con pasos lentos, hacia ella y se sentó en el mesón que estaba frente a su vista.

—¿Nunca cambiarás esa mirada tuya?— rió Merle, mirando la cara de furia de la chica.

—¿Por qué haces esto? ¿Donde están Maggie y Glenn?— le hablo con rabia mirando a Merle.

—Tranquila muñeca, no tengo intenciones de tocarte.— le respondió. — Bueno, con el chino, tuve que ser mas duro.

—Eres un idiota.— le gruño Ellie.— Solo deja que nos vayamos de una puta vez.

—Me temo que no podre tomar esa decisión, aquí no soy el líder.— canturreo divertido.— el Gobernador lo es.

—¿Gobernador?— rió Ellie mirando a Merle.— Por su nombre, debe ser un pobre hijo de perra.

—Cuida tu boca Ellie.— la apuntó con el cuchillo que tenía en su mano amputada.— Pero cambiando el tema, ¿Como está mi hermanito?

—Se encuentra bien, mas de lo que tu piensas.— le respondió seria.

—No me digas, ¿Acaso ya te cogió?— rió Merle acercándose a la chica y levantando su mentón.— Que suerte, con esta cara linda y un caliente cuerpo, hasta yo te cogería.

—Pudrete.— rió Ellie girando bruscamente su cara.

—Ahora, ¿Me dirás donde se encuentra tu grupo?— le sonrió amigable, pero Ellie solo se quedó en silencio.— vamos, no puedes decirme que mi hermano está vivo y luego mantenerme a distancia.

—Digamos que confió solo un treinta por ciento en ti, además de ser el hermano de Daryl.— le miro seria.— lo demás se me fue cuando se te ocurrió mencionar a ese tal Gobernador.

—¿Quieres que traiga la mano de Glenn? ¿O la de Maggie?— paso su cuchilla por el cuello de Ellie.— Te recuerdo que ahora no tienes muchas opciones.

—No me das miedo Merle, aun si nos sacas los dedos.— le susurro mirando al hombre.— sabes que nadie hablara.

—Diablos, eres difícil muñeca.— le miro divertido.— no quiero hacerte daño, no tengo ganas.

—Pero a Glenn debiste partirle la cara, ¿Cual es la diferencia?— le pregunto rápidamente al ver como el hombre se ponía de pie, saliendo del cuarto.

—Que tu me caes bien.— rió con su risa rasposa saliendo del lugar.

Se quedo sola nuevamente en el lugar, de verdad que estuvo tenso hablar con Merle y agradecía que el hombre siguiera teniéndole cariño pero eso no la iba a salvar de la decisión del Gobernador. Ya se imaginaba como debía encontrarse Glenn, todo golpeado y mal herido, y Maggie llorando por haber escuchado todos los golpes.

Merle quería saber donde se encontraba Daryl y ella sabia que Merle le había dado información a ese tal Gobernador, era raro encontrar sobrevivientes en buen estado y eso levantaba más sospechas de que tenían un lugar donde refugiarse.

—Por favor Daryl, ven pronto.— susurro agachando la mirada.

La puerta se abrió nuevamente, pensando que era Merle con nuevas técnicas de interrogación. Pero se quedo en silencio al ver como un hombre entraba tranquilo al lugar, era alto y un tanto guapo, como para una mujer casada.

How many walkers have you killed? (Daryl Dixon.) Where stories live. Discover now