Globos verdes.

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Gracias.—

No sabia que era lo peor, el dolor de su cabeza o el tener que mirar a todos esos caminantes frente a sus ojos comer del cuerpo que tenían encima.

La sangre en su frente estaba recorriendo casi toda su cara, como si hubiera disparado en ella pero no fue así, el fuerte impacto que se dio en el concreto hizo que la frente le sangrara a más no dar. Y no sabia como estaba Glenn, estaba consiente que de igual forma el asiático estaba a su lado, mirando a todos esos caminantes.

Pero la castaña estaba tan aturdida que ni siquiera podía moverse correctamente o arrastrarse sin que su cabeza quisiera explotar. Era simplemente horrible no saber si de verdad este era su final, o si tenían una oportunidad escapar.

—Glenn.— ni siquiera reconoció su voz, estaba rasposa y débil.

Agradeció que el coreano le escuchara aun estando en medio de todos esos caminantes, y miro como también estaba con rastros de sangre en su cara, como estaban casi rendidos.

Movió como pudo su brazo, apuntando al contenedor de basura que estaba a un lado de ellos. Había una oportunidad de que Glenn pudiera adentrarse por debajo, para al menos protegerse de todos esos caminantes.

—No.— negó la chica, al ver como Glenn trataba de tomar su brazo arrastrándose para llegar bajo del contenedor.— puedes salvarte tú, yo ni siquiera puedo moverme bien.

—Ellie.— le habló enojado, ya entrando un poco en pánico al ver como los caminantes estaban terminando el cuerpo de Nicholas.

—Ve Glenn, tienes una esposa.— repitió las mismas palabras de Michonne, teniendo su semblante enojado.

Y suspiro aliviada al escuchar como Glenn se arrastraba hasta llegar bajo del contenedor de basura, sintiendo como ahora todo terminaría bien.

No pudo evitar cerrar sus ojos, cansada y teniendo su cuerpo casi inmóvil por todo aquello. Al menos Glenn y Maggie volverían a encontrarse, pensó tirando una sonrisa involuntaria.

—Perdón.— susurro, mirando como los caminantes aun seguían distraídos por el cuerpo de Nicholas. Pero tenia claro que pronto vendrían por su cuerpo, pensando en como no podría despedirse de nadie.

Algo la estaba arrastrando con fuerza, haciendo que abriera sus ojos rápidamente. Estaba siendo arrastrada lejos de esos caminantes, y extrañada miro como Glenn gritaba haciendo la fuerza suficiente para moverle.

Sonrió como idiota al pensar como este asiático era demasiado terco, movió su cuerpo con todas las fuerzas que le quedaban. Sintiendo como su cabeza quemaba más que nunca, al arrastrar su cuerpo bajo el contenedor con la ayuda de Glenn. Cubiertos de sangre, cansados a más no dar y con la respiración a mil.

Se asusto un momento al reaccionar cuando unos cuantos caminantes trataban de alcanzarlos por debajo del basurero.
Recordó como sus machetes seguían en el piso, donde los caminantes.

Pero su cuchillo seguía en su cinturón, sacándolo rápidamente para terminar con la vida de esos caminantes que estaban tratando de alcanzarlos. Y pudo escuchar como ella y su amigo coreano, daban un suspiro de alivio al ver como estaban seguros bajo ese contenedor.

Y miro una vez más a Glenn, dándole una pequeña sonrisa al asiático y haciendo que éste diera un bufido cansado pero feliz.

Ni siquiera sabían cuanto tiempo estaba pasando, tal vez paso una noche o simplemente días. Pero la sed en sus gargantas se estaba haciendo presente, y la herida en la cabeza de Ellie estaba empeorando un poco. Aún habían caminantes merodeando por el lugar y no podían salir cuando ya no tenían balas, y tampoco la fuerza suficiente.

How many walkers have you killed? (Daryl Dixon.) Where stories live. Discover now