Era momento de luchar.

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Daryl miro una vez más el papel que había sido deslizado por debajo de la puerta, pues decia claramente "Vete ahora". No estaba seguro de quien estaba ahora detrás de la puerta, pues escuchaba como la persona había golpeado levemente con sus dedos.

No tenía más opción que intentar abrir la puerta y tener alguna oportunidad de escapar, pues él al igual que Ellie sabían exactamente que Negan no se encontraba en el santuario ahora mismo.

Decidido, se levanto del piso de ese oscuro cuarto y inserto la llave que tenía el papel en la manilla de la puerta. No estaba seguro de abrir la puerta todo despreocupado, tenía algo de desconfianza al ver que todo estaba silencioso. Tal vez era otra trampa de los salvadores, o alguien que queria descubrirle.

Pero detuvo sus pasos involuntariamente, cuando reconoció rapidamente aquellos cristalinos ojos que le habían enamorado desde la primera vez que los vio. Su cabello castaño que muchas veces pensó que simplemente era rubio oscuro, su delgado pero curvelino cuerpo y aquella suave sonrisa que siempre llevaba en sus labios.

Esa era la Ellie que tanto amaba, la que ahora mismo le sonreía calidamente al tener a su esposo frente a ella. No se habían abrazo, ni siquiera tocado en muchos días, y se podía sentir en el aire como no podían resistir aquello.

—Debemos movernos.— le susurró rapidamente Ellie, acercándose al cazador y tratando de ignorar las ganas de arrojarse encima de su esposo.— tenemos una pequeña oportunidad ahora mismo.

—¿Por qué tienes sangre en tu ropa?— no pudo evitar preguntar eso, al ver como Ellie tenía manchas de sangre y se notaban reciente.

—Tuve que encargarme de algunos asuntos.— le respondió apresurada, caminando rapidamente cerca de las murallas que tenia el pasillo.— no tenemos mucho tiempo.

Daryl no quiso seguir interrogando a su chica, sabía que ahora no era el mejor momento para aquello. Pero estaba seguro de que Ellie tuvo que ocuparse de algunos hombres para poder llegar hasta donde él, tenía sus dos machetes en su espalda.

Extrañaba esos machetes.

Los pasillos estaban en silencio, era algo tenso de pasar. Si les descubrian una vez más, pues no habría vuelta atrás, ni siquiera para contar aquella historia. Nunca pensó que Ellie estuviera planeando algo, ni siquiera se imagino verla de pie en aquel pasillo con aquella calida sonrisa.

—¿Como conseguiste la llave?— preguntó Daryl, siguiendo a su chica con sigilidad mientras esta miraba con cuidado por los pasillos.

—Recibí una pequeña ayuda.— susurró Ellie, asomando con cuidado su cabeza entre el pasillo y verificando que nadie se encontrara en los lugares.

Demonios, tenía unas enormes ganas de abrazarle y dejar que se fuera de su lado nuevamente, pero estaban en un lugar y momento peligroso que impedía aquello. Sinceramente ni uno de los dos creían que estaban cerca del otro, habían pasado varios días desde que se habían mirado detenidamente.

Ellie escucho levemente como en uno de los cuartos habían dos o tres personas, mientras que la puerta estaba abierta. Se acerco con cuidado, queriendo pasar desapercibida y poder seguir el camino hacia las motocicletas.

—Deja de abrazarte a la pared. ¡Cuidado!— escuchó el regaño de una mujer en el interior del cuarto.

Iba a dar otro paso más, antes de sentir como Daryl le tiraba hacía atrás rápidamente. Al parecer alguien había tirado sin querer un frasco de pepinillos o algo parecido, pues se esparcio por todo el piso hasta llegar al pasillo.

—¡Maldita sea!— gruño ahora un hombre, al parecer estaba con la mujer dentro del cuarto.

Daryl no espero a tomar el brazo de la castaña y retroceder rápidamente para ocultarse, no querían ser descubiertos. Abrieron la primera puerta que estaba cerca de ellos, y entraron rápidamente al cuarto cerrando la puerta.

How many walkers have you killed? (Daryl Dixon.) Where stories live. Discover now