Mi piedad prevalece sobre mi ira.

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Hace mucho no se sentía tan cansada, como si su cuerpo fuera en ese momento algo que se derretia lentamente.
Odiaba sentirse de aquella forma dentro del proceso de un embarazo, increíblemente el tiempo iba a pasar más rápido de lo que ella misma esperaba.

Tendría a una pequeña Dixon, o un pequeño Dixon diciéndole mamá.

Sonrió levemente por aquel loco y apresurado pensamiento. Pero era normal, sentir alegría y emoción al saber que un bebé saldría de su vientre.

Tenía miedo, claramente, su última experiencia como mamá fue devastadora, era solo una adolescente cuando aquello le llegó a su vida.
Y ahora más que nunca quería hacer las cosas correctas, proteger y adorar a la criatura que prontamente estaría en sus brazos.

Como sería, que tal se comportaria. Quería que usara sus machetes, o aprender el tiro de ballesta como Daryl hacía siempre.

—Ya amaneció.— se dijo a ella misma, al despertar sola en aquella cama ubicada en Hilltop.

Recordaba claramente haberse ido a dormir con Daryl, y quedándose dormida con los leves cariños del hombre.

Y un poco sorprendida, miró por la ventana dándose cuenta que ya eran pasadas las hora de mañana. Increíblemente su esposo no le despertó, sabiendo que ese día se venía algo grande.

—Hoy es el día.— susurró, tocando la ventana y mirando que todos estaban fuera planeando lo que se avecinaba con los salvadores.

Dejó su cabello Castaño claro suelto, se puso rápidamente un pantalón de vaquero ajustado y una cremallera abierta color negra. Sus botines de siempre, y un obviamente una blusa blanca debajo de la cremallera.

—vaya.—

Se había quedado un poco pegada frente al espejo que estaba en aquel cuarto, pues su proceso de ponerse la cremallera se detuvo al ver cómo su vientre se veía abultado levemente.

Suspiro, terminó de vestirse y decidida bajo las escaleras de aquella gran casa principal que tenía Hilltop.

Obviamente llevaba consigo sus machetes a los costados de su cintura, y su arma.
El reino, y todos, estaban ese día presentes en Hilltop. Era de esperar que algo grande venía cerca.

Miró atenta cómo el grupo terminaba de hablar, que consistía en Michonne, Rosita, Maggie, Rick y Daryl.

—Hey.— saludo, acercándose para informase de lo que será el plan para el encuentro con salvadores.

—¿A dónde crees que vas?— le detuvo Daryl.

—A comprar cigarros.— respondió sarcástica.

—¿Tu cuerpo se encuentra bien?— dio un pequeño brinco al ver como su padre se acercaba rápido a ella, sabiendo sus condiciones.— deberías seguir descansado.

–Deberías descansar todo el día.— agregó el cazador.

La mujeres por detrás sólo sonreían al ver cómo Ellie les miraba enojada. Pues mágicamente Rick y Daryl formaron un extraño equipo para preocuparse exageradamente de la castaña.

—Ya paren.— les golpeó Ellie a ambos, en el brazo.— que pasa con ustedes, se comportan como abuelas.

—La mayoría ya sabe la noticia.— se acercó Michonne al ruido que tenían esos tres.— es preocupante que vayas a pelear estando así.

—No jodan, Maggie esta igual yo.— se escucho el "hey" de la nombrada.— esto es una estupidez.

—No es una maldita competencia.— gruño Daryl como siempre.— esto es serio, y debes cuidarte.

How many walkers have you killed? (Daryl Dixon.) Où les histoires vivent. Découvrez maintenant