Dominic.

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No sabia cuantos días habían pasado desde el ataque en la prisión. Tal ves un buen tiempo, como ella siempre pensaba. Y aunque trato de seguir el rastro de alguno, siempre era interrumpida por una horda de caminantes, haciendo que la castaña tuviera que correr por su vida.

Su carácter aumento a ponerse duro y frío, no era su culpa, pues ha estado sobreviviendo todo este tiempo por su cuenta. Solo tenia un machete, y aunque se arrepentía de haber dejado tirado el otro en la prisión, supo como defenderse con tan solo una de sus cuchillas.

Extrañaba a Daryl, a todos. Sus esperanzas de encontrar a alguien de nuevo, estaban por los suelos y solo se limitaba a dejar de pensar en esas cosas.

—Hey, debemos movernos.— pateo al cuerpo que dormía plácidamente en el suelo, al interior de la casa donde se protegían.

—Demonios, Ellie.— se quejó sobando su espalda.— ¿Porqué quieres irte tan rápido?

—Porqué en cualquier puto momento podrá venir otra horda de caminantes, y no tenemos muchas municiones.— cabreada, cogió su mochila y la puso en su hombro.

Escucho como el chico rápidamente se levantaba y preparaba sus cosas para seguir moviéndose, no tenían exactamente un plan pero lo mas presente que tenían, era estar en constante movimiento para no ser sorprendidos por alguna horda de caminantes.

—Tan amigable como siempre.— escuchó decir al chico mientras éste esperaba que Ellie pusiera su machete detrás de su mochila.

—Callá esa maldita boca.— le gruño, haciendo sonreír al chico.— vamos, Dominic.

Así es, ese chico, al cual lo había salvado de unos caminantes unos días después de escapar la prisión, tenia el mismo nombre que su difunto hijo. Y no bastó con el pelinegro la siguiera para poder estar con ella, pues el chico con tan solo ver que era ya una experta derribando caminantes, no pensó ni dos segundos en seguirla y estar con ella un tiempo.

Para los ojos de Ellie era solo un niño, teniendo diecisiete años apenas. Le agradaba la compañía del pelinegro, aveces le recordaba a Beth por lo positivo que era, cosa que no venia mucho con Ellie.

—¿A donde iremos?— pregunto Dominic detrás de Ellie, mirando como esta revisaba unos rastros en medio del bosque.

—Lejos de caminantes.— le susurro mirando el cielo, había humo en algún lugar.— ¿Que habrá sucedido?

—Algún incendio, o una cabaña pulverizada.— rió el chico, mirando el oscuro humo que salia en algún punto del bosque.

La castaña solo le hizo una seña, para seguir caminando por el lugar, aun recordaba las cosas que Daryl le había enseñado, así que era fácil guiarse por el lugar sin perderse o andar en círculos.

Miro de reojo a Dominic, sabia que el chico no tenia a nadie más que ella, contó su historia, diciendo que perdió a toda su familia y grupo hace unos meses. Agradeció enormemente al ver una persona otra vez, y más al ver una chica linda.

Y aunque Ellie fuera cuatro años mayor que él, la chica aparentaba tener simplemente diecinueve. Pero Ellie ya le había contado la mayoría de su historia, de como se separo de su grupo después de aquel ataque en la prisión y luego tuvo que estar por su cuenta.

—¿Porqué nunca volviste a esa prisión?— pregunto de repente Dominic mirando la espalda de Ellie, quien seguía caminando.

—¿Empezaras con las malditas preguntas?— bufo Ellie, apartando una rama de su cara y escuchando el quejido del chico al ver como le llego a él.

—Cuando una persona me interesa, tengo la necesidad de saber mucho de ella.— confesó, haciendo que Ellie le mirara.

—¿Y se supone que yo te intereso?— sonrió arrogante para luego seguir caminando.

How many walkers have you killed? (Daryl Dixon.) Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum