Leo & Capricornio

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Narra Leo

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Narra Leo

—Leo, esta es la única materia en la que te va pésimo —me dijo el profesor, como si no lo supiera ya—. Te voy a asignar un tutor.

—¡¿Qué?!

—Elige a alguien de esta lista —bufé y tomé la hoja que me estaba extendiendo.

Leí sin emoción el papel hasta que mis ojos captaron el nombre de una persona que me encantaba molestar.

—Capricornio —el profesor anotó mi casta respuesta junto a mi nombre en su carpeta y sonrió.

—Bien, puedes irte. Comunícale a Capricornio las malas noticias, por favor —me entregó un papel y salí del salón, ignorando el hecho de insinuar que tenerme a mí como alumno era una maldición.

Cambié mi rostro serio a una sonrisa falsa. Caminé por el pasillo y escuché las risas de algunas chicas. Las miré y ellas me sonrieron tímidas, carne fresca.

—Señoritas, soy Leo, capitán del equipo de básquet —me presenté y ellas no dejaron de sonreír, parecían estatuas—. Son nuevas, ¿no es así?

—Así es.

—Si me disculpan, debo irme —les sonreí coqueto y al darme la vuelta, escuché sus suspiros. Me gusta provocar ese efecto en ellas.

Caminé en dirección a la biblioteca, donde seguramente se encontraba mi nueva tutora y... bingo. La encontré leyendo cerca de un rincón solitario.

—Capricornio —ella levantó su vista del libro y al verme soltó un bufido e hice mi mayor esfuerzo por permanecer tranquilo.

Le hice entrega del papel y me miró ceñuda hasta que lo aceptó. Su mano rozó la mía y sentí un cosquilleo extraño allí, seguro sólo fue producto de mi imaginación.

—No lo puedo creer —murmuró por lo bajo y sonreí divertido al escucharla bufar de nuevo.

—Creo que pasaremos mucho tiempo juntos, bonita —se llevó su mano a la cara en señal de frustración y me miró fijo, parecía cansada.

—Mira, si vas a estar conmigo, será con condiciones —nunca había mantenido una conversación con ella, por lo que sus ojos me parecían un tesoro recién descubierto—. ¿Me estás escuchando?

—¿Qué? Ah, digo, sí —miré hacia otro lado para no hacerla sentir incómoda. No sabía qué me estaba pasando.

—Ya sé que no me escuchaste, no hace falta que mientas —sus palabras parecían dagas, haciéndome estremecer bajo su mirada despectiva.

—Mejor empecemos.

Se pasó dos horas explicándome algo sobre las variables matemáticas y yo sólo me la pasé bostezando, realmente estaba aburrido. De repente, me llegó un mensaje de Libra diciendo que necesitaba ayuda con algo y me levanté de la silla.

—Terminamos por hoy —sentencié y empecé a guardar mis cosas bajo su atenta mirada.

—¿Qué haces? —Se paró bruscamente de su asiento y me encaró.

—Me voy, ¿no es obvio?

—Mira, Leo, perdí tres horas de mi valioso tiempo contigo. No vuelvas a buscarme si no te lo vas a tomar en serio —masculló molesta, pero tratando de conservar su serenidad.

—Cariño, Leo no busca a nadie —dije con enfado y me fui a ayudar a mi amiga.

Narrador omnisciente

—¿Quién se creyó que es? Sólo es un estúpido, creído, narcisista...

—Y lindo —interrumpió Tauro a su amiga Capricornio. La miró molesta y se cruzó de brazos, a sabiendas de que su amiga tenía razón, pero jamás lo admitiría—. Admite que te vuelve loca.

—Sí, loca de rabia. No lo tolero más —soltó un fuerte suspiro y en ese momento entró Leo con su grupo de amigos.

—Bueno. Es cierto que puede volverse irritante, pero en el fondo es un buen chico —defendió la taurina al aludido. Ella se llevaba bien con él y su grupo de amigos.

Capricornio decidió no gastar más saliva en alguien que no iba a estar de su lado, así que se limitó a terminar su comida. Mientras que Leo se dedicaba a mirar a su tutora con disimulo.

—¿Por qué la miras tanto? —Inquirió su amiga Sagitario cuando lo descubrió mirando a la chica de la biblioteca.

—Nada importante —se excusó el león y su amigo Aries lanzó una sonora carcajada.

—Ay, Sagi, a veces eres tan inocente —rió el ariano, revolviendo el cabello de su amiga—. Es obvio que a Leo le gusta la cerebrito de la clase —Aries se calló ante la mirada fulminante que le enviaba Leo, pero aún así, eso no impidió que le sonriera con superioridad.

—Aries, cierra tu boca si no quieres que lo haga yo por ti —amenazó a su amigo y Sagitario los miró a ambos con preocupación. Era rara la vez que peleaban y cuando lo hacían, no terminaba bien.

Narra Capricornio

—¿Puedo sentarme con ustedes? —Preguntó la amiga del idiota de Leo.

—Claro, no hay problema, ¿cierto, Capri? —DijoTauro y asentí, sin hacer mucho escándalo. Sagitario se sentó a mi lado y pude ver como miraba a sus amigos de vez en cuando.

—Capricornio y Tauro, ¿verdad? —Inquirió y nosotras asentimos—. Ambas me caen genial.

—Si no te ofende, me puedes decir el porqué —ella se rió y asintió.

—Tú eres amiga de Aries —explicó vagamente señalando a la taurina y esta asintió, orgullosa al parecer—. Y tú me caes bien porque no le haces caso al creído de Leo.

—Ahora tú me caes bien —comenté y las tres reímos.

(...)

Volvía a mi casa cuando alguien llegó junto a mí y destruyó la paz que me rodeaba.

—Capricornio, lo siento, ¿bien? —Detuve mi andar para mirar incrédula a Leo, ¿había escuchado bien? ¿Sonaba arrepentido?

—No era que "Leo no busca a nadie" —imité su frase en un intento de hacer más grave mi voz para simular la de él y pusó sus ojos en blanco.

—Necesito tu ayuda —dijo entre dientes y omití una sonrisa triunfante.

—¿Y por qué piensas que te ayudaré? —Lo vi tomar aire y lo miré expectante por su respuesta—. Porque tú eres mi única opción —admitió derrotado y no sé porqué, pero sentí cierta calidez en su tono de voz.

—Está bien, Leo, lo haré, pero será como yo diga y tu me harás caso porque como vea que me ignoras, juntaré mis cosas y me iré. Y yo no vuelvo, ¿entendido? —Asintió emocionado y me tomó por la cintura.

Me giró en el aire y me reí nerviosa. Me bajó y sentí que mis mejillas ardían, ¡qué vergüenza!

—No te vas a arrepentir —besó mi mejilla y se fue corriendo en dirección contraria a la mía, mientras gritaba de felicidad. Me reí ante lo estúpido que se veía y seguí con mi camino a casa.

Cuando llegué me encontré con mi reflejo en el espejo y toqué la zona donde me había besado el descarado de Leo. Sonreí... aunque no podía enamorarme de una persona que no toleraba, sería un grave error, pero lamentablemente ya sabía que era muy tarde.

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Where stories live. Discover now