Tauro & Virgo

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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente

Tauro estaba en su habitación encerrada, su madrastra estaba en casa y su padre no, por lo que esa mujer aprovechó para regañarla por su manera irrespetuosa de ser. La muchacha no la odiaba, claro que no, odiar es un sentimiento y ella no sentía nada por la novia de su padre.

La taurina tenía la música a alto volumen puesta en su computadora para ignorar a su madrastra, a pesar de eso, escuchó que algo golpeaba su ventana. Se quedó observando el vidrio por cinco minutos hasta que vio como una piedra rompía su ventana en varios pedazos. Se asomó, intentando no pisar los fragmentos de cristal rotos en su alfombra, y divisó a su mejor amigo.

—¡Te voy a matar, Virgo! —gritó la joven mientras que el mencionado largó una corta carcajada.

—¿Por qué no me abriste la puerta? Ibas a evitar que rompa tu ventana, ¿no lo crees? —se excusó el muchacho y Tauro golpeó su frente con la palma de su mano.

—No voy a bajar ni en sueños, te veo en la azotea —indicó y se alejó de la ventana.

Tomó una barra de chocolate con leche que le había prometido a Virgo y se colocó la cazadora de cuero para no morir de frío en el techo de su casa.

Mientras tanto, Virgo intentaba descifrar cómo diablos subiría hasta la azotea de la casa de su amiga. Rodeó el inmueble y se trepó al nogal que la familia de Tauro tenía en su patio trasero. Pidió a todos los dioses no caerse en el intento porque sus huesos no terminarían bien. Él miró hacia abajo y regresó su mirada al frente, ¿qué demonios hacía? Le tenía miedo a las alturas y sin embargo, no lo recordó al momento de subir al árbol.

«Lo que hago por ti, Tau», pensó y sin considerar demasiado la altura, saltó hacia el techo de la casa, donde aterrizó sano y salvo. Bueno, su rostro se había estampado contra el suelo por la caída, pero por lo menos no se rompió los huesos de su cuerpo.

—Si serás idiota —se burló la taurina y no contuvó soltar una carcajada. Virgo se levantó y sacudió su ropa mientras le dirigía una mala mirada a su amiga.

—No es gracioso —murmuró serio y la pelirrosa dejó de reír antes de extenderle el dulce que traía consigo—. Fue un placer hacer negocios contigo.

—Ajá, sí —dijo distraída la joven y se sentó en el borde del límite de la azotea. Segundos más tarde, Virgo se sentó a su lado mientras ambos colgaban sus pies al vacío. El castaño iba a estar bien mientras no mirara hacia abajo—. Si querías verme podrías haberme mandado un mensaje en vez de romper mi ventana —reclamó Tauro y el muchacho sonrió de lado.

—Eso es para los aburridos —la taurina volteó a verlo y plasmó una sonrisa burlona en su rostro.

—Claro, como también subir por las escaleras en lugar de saltar desde un nogal, ¿no? —Virgo rodó sus ojos y cortó la barra de chocolate en dos. Le ofreció la mitad a su amiga y ella negó con la cabeza—. Prefiero el chocolate amargo.

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora