Piscis & Capricornio

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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente

-Gracias por entenderme -dijo Capricornio y depositó un beso en la mejilla de su amigo, a modo de despedida.

-Después de todo, es por tu futuro, ¿no? -Piscis simuló una sonrisa para demostrar que no le dolía tanto que su amiga se vaya.

La muchacha sonrió entre feliz y triste, estaba ansiosa de irse a estudiar a Hardvard pero al mismo tiempo triste porque debía dejar a su único amigo en la ciudad donde ambos crecieron.

Piscis notó los sentimientos de la castaña a través de sus ojos y la abrazó con todas sus fuerzas mientras que Capricornio le devolvía el abrazo con la misma fuerza y emoción.

-Hasta luego -susurró él y Capricornio sintió que su corazón se encogió al verlo tan mal, aunque no podía hacer nada. No quería negarse a aceptar la beca.

-Hasta luego -murmuró y ella rompió el abrazo porque cuanto más cerca de Piscis estaba, más le costaba aceptar su decisión.

Capricornio se dio vuelta y agarró su maleta con fuerza mientras caminaba hacia la puerta de embarque del aeropuerto. Piscis se prometió no llorar con su partida, es decir, ¿por qué lloraría? ¿Sólo porque su amiga desde la infancia había decidido dejarlo para ir tras su sueño? Bueno, sí, tenía ganas hasta de gritar pero se contuvó. Él mismo era quien le decía que siempre siguiera sus sueños a pesar de lo que tuviera que dejar.

Ahí no evitó que sus lágrimas rodaran por su rostro, sin control. Su partida le dolía y mucho.

Capricornio mientras abordaba su vuelo, también lloró y esta vez no le importó si alguien la veía débil, necesitaba desahogarse por cada cosa por la que no había llorado y ya no tenía a Piscis con ella para consolarla.

Ambos creían que sólo sentían amistad por el otro.

Que equivocados estaban.

(...)

Los amigos habían perdido todo tipo de contacto aunque ninguno lo hubiese querido así, ya que Capricornio cambió de número telefónico y no recordaba el número del pisciano, mientras que a él se le cayó el móvil al agua y no pudo hacerlo funcionar otra vez. Se compró un nuevo celular, pero tampoco recordaba el número de su amiga.

Ninguno usaba redes sociales, así que perdieron el contacto. Pero los años pasaron, y Capricornio terminó sus estudios. Piscis había estudiado en la Universidad de su ciudad y trabajaba en un banco.

Un día, por arte del destino, Capricornio cruzó la puerta del banco donde trabajaba su antiguo amigo. Él la reconoció al instante, no había cambiado mucho en apariencia. De hecho, Piscis creía que se veía mucho más bonita de lo que recordaba. A él se le aceleraron los latidos de su corazón y sus manos sudaban.

Capricornio paseaba su mirada por el lugar, en busca de la oficina "ocho" y se llevó una gran sorpresa al ver a Piscis, quien la miraba con cierto destello de felicidad en sus ojos. Ella no podía creer que trabajaba en donde ella lo haría, más bien, donde ella sería su jefa.

La joven caminó hacia él porque estaba parada en el medio del lugar y la gente la miraba con confusión. En cambio, Piscis se desajustó el nudo de su corbata porque sentía que no podía respirar con normalidad.

-Hola -murmuró él, de pie detrás de su escritorio mientras ella se posicionaba delante de él, sosteniendo con notoria fuerza su cartera.

-Hola -dijo sin titubear y Piscis sonrió como idiota pero no le importaba porque así se sentía en ese momento.

Capricornio aprovechó su silencio para rodear el escritorio del muchacho y abrazarlo como había hecho aquella vez en el aeropuerto hace ocho años, cuando lo dejó para ir tras su sueño.

Piscis no lo dudó ni un segundo, abrazó a la rubia con la misma intensidad que ella mientras inspiraba su dulce aroma a fresas, ese mismo que tanto le gustaba que usara desde que eran niños.

-No te das una idea de cuánto te extrañé -murmuró él y acomodó su cabeza de tal manera para dejarla descansando sobre el hombro de ella, sin romper el abrazo.

-Ni tú sabes la falta que me hiciste durante todos estos años -mencionó Capricornio mientras lo apretaba más contra sí misma para sentir que era real, que él la seguía queriendo como antes.

Su hermoso reencuentro era tan lindo para ambos hasta que Capricornio volvió a la realidad al escuchar la voz de alguien a sus espaldas, y se maldijo en voz baja, cosa que sólo Piscis pudo escuchar con total claridad, ya que la boca de la muchacha estaba -casi- pegada a su oreja.

Ella rompió el abrazo, sin cuidado alguno y volteó a mirar al joven que tenía una expresión ceñuda en su rostro.

-Cáncer -el pisciano miró al nombrado con confusión, es decir, estaba seguro de que jamás lo había visto en toda su vida, así que observó a Capricornio en busca de respuestas, al igual que Cáncer-. Él es mi empleado.

-¿Qué? -susurró Piscis y Capricornio lo ignoró.

-Pues, no lo parecía, ¿sabes? -habló Cáncer y el pisciano no los dejaba de observar con confusión a ambos, ¿se estaba perdiendo de algún detalle acaso?

-Piscis, él es mi novio -el mencionado sintió que algo dentro de él se fue rompiendo con cada palabra dicha por Capricornio mientras que Cáncer se había acercado posesivamente a la castaña, pasando su brazo por su cintura-. Venía a comunicarle a todos los empleados del banco que seré la nueva jefa.

Piscis no podía procesar todo lo que estaba sucediendo en ese momento, lo único que podía asegurar con certeza era que ese tipo con el que salía su amiga -si es que todavía lo era-, no le daba buena espina, y él era consciente de que estaba celoso por la manera en la que sus manos estaban convertidas en puños cuando su mirada se dirigía a las manos entrelazadas de Capricornio y Cáncer.

-¿Piscis, me escuchaste? -La joven chasqueó sus dedos frente los ojos del nombrado y él asintió mientras una mueca llena de seriedad se extendía en su rostro.

-Mejor que nunca -Capricornio sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral ante el frío del timbre de voz del pisciano-. Si eso era todo lo que tenía para decirme, se puede retirar, si no le molesta, debo continuar con mi trabajo.

Prácticamente, Piscis los estaba echando a ambos de su oficina. No toleraba seguir viendo la sonrisa del canceriano y las manos juntas de ellos. Mientras que Capricornio estaba confundida, antes de que su novio llegara, todo era muy emotivo con Piscis pero de un momento a otro, la trataba como una desconocida, o peor aún, como su jefa.

Cáncer arrastró a su novia hacia la salida, ya que notó que ella no tenía intenciones de irse, sino, todo lo contrario. Capricornio no puso resistencia, de todas maneras, sabía que Piscis necesitaba tiempo para procesar todo lo sucedido en ese día, y ella también lo necesitaba.

Una vez que su nueva jefa y su... novio se fueron, Piscis se recostó en su silla giratoria y literal, empezó a dar vueltas mientras en su cabeza se hacía todo un lío de pensamientos, pero, el primero que le molestaba, era el saber que ella lo había reemplazado de alguna manera y le dolía. Le dolía mucho.

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Where stories live. Discover now