Virgo & Sagitario

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Hace dos años y un día que vivía sin ella

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Hace dos años y un día que vivía sin ella. Hace dos años y un día que no la veía y de pronto, un día en su casa, apareció.

—Vete —él intentó cerrar la puerta en su cara, pero ella se lo impidió.

Sagitario se veía espectacular, como si su dramática ausencia solamente hubiese sido por dos días. Sin embargo, no fue así y causó mucho dolor en Virgo.

—Te lo diré una vez más. Vete.

—No te hagas el ofendido, Virgo —la muchacha entró a la casa del moreno por el estrecho espacio que había dejado entre la pared y la puerta.

—¿Que no me haga el ofendido? ¿Estás demente o qué? ¡Te fuiste tras la falda de tu ex y me dejaste por ella!

Sagitario se encogió de hombros y arrojó su bolso a uno de los sofás que había frente al televisor, donde se veía una película que ella desconocía. Se quitó los zapatos y aprovechó el desconcierto de Virgo para darle un beso en la mejilla. Este se puso completamente colorado y el calor se apoderó de su cuerpo, pero no por vergüenza, sino por ira.

¿Cómo se atrevía a fingir que nada había pasado?

—Creo que hoy me quedaré a dormir aquí —comentó la joven de cabello azabache, mirando las paredes de la casa que compartió con él hace dos años atrás.

Virgo ardía en rabia. El tono rojizo se había esfumado de su rostro, menos de sus orejas. No estaba dispuesto a ceder a los caprichos de la joven.

—Anda, ven aquí y terminemos de ver la película —lo llamó, mientras se sentaba frente al televisor y ponía los pies sobre la mesita de café, como "dueña de casa".

Sagitario palmeó el lugar a su lado en el sillón y Virgo refunfuñando se acercó solamente porque quería terminar de ver la película, aunque ya no fuera solo ni en paz.

Se sentó lejos de ella, cada uno estaba en un extremo del granate sofá que ocupaba la mayor parte del living. Poco a poco, Sagitario fue acercándose más y más a Virgo, quien intentaba mantener la máxima distancia posible entre ambos. Pero llegó un momento donde no podía seguir alejándose porque el brazo del mueble se lo impedía, haciendo que Sagitario llegara a pegarse a su lado. Ella afirmó su cabeza en el hombro de él, y, al instante, Virgo se tensó. Él nunca había sido una persona muy expresiva. Prefería compartir una charla o alguna broma con la gente que le caía bien, pero siempre fue un asco con el romanticismo; siempre le veían la cara de tarado. Con Sagitario presente no sería diferente.

Ellos jamás fueron pareja. Se acostaron un par de veces, pero no pasó a más. Aunque Virgo si lo hubiese querido en algún momento de su vida. Quería que Sagitario fuera la mujer que compartiera su vida por el resto de sus días. Sentía que ella era única en su especie y ese fue su error, creer que ella deseaba lo mismo que él.

Las veces que se habían acostado, siempre fueron luego de que Sagitario hubiera terminado con alguna relación y buscaba consuelo en Virgo para satisfacer sus necesidades sexuales. Nunca para hablar sobre su situación... sobre el qué eran.

Virgo ya estaba harto de ser su segunda opción. Si bien aún la amaba, en los años que pasaron, aprendió a amarse más de lo que la amaba a ella.

A todo esto, ninguno de los dos estaba viendo la película realmente.

Sagitario era una de esas personas que tenía miedo de estar sola, de no estar en "algo" con alguien y aquella era su actual situación. Como bien Virgo le había recriminado, luego de regresar con su ex novia, esta simplemente la usó para darle celos a alguien más. Por eso regresó a la vida del moreno.

Con ese pensamiento rondando en la mente de la joven, hábilmente entrelazó su mano con la de Virgo y la acarició, provocando una explosión de emociones internamente en él. La odiaba por ello. Pero también la amaba. Y aunque su amor propio también le importaba, su extraña relación era más fuerte que sus propias defensas.

Definitivamente, odiaba ser él porque la quería, pero no quería dejarla ir.

—¿Sabes? —murmuró Virgo, llamando la atención de la azabache, quien llevó su mirada hacia la de él—. Estás ahí, entre lo que me hace bien y lo que me hace mal. Lo que me confunde, pero no quiero soltar.

Sagitario sonrió al escuchar sus palabras; era demasiado fácil manipularlo. Sin embargo, ella no sabía que Virgo, esa misma noche, abandonaría su hogar para jamás regresar, para no tener que verla nunca más.

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Where stories live. Discover now