Piscis & Escorpio

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Una muchacha joven se encontraba corriendo de un lugar a otro porque tenía la mente en cualquier lado, menos donde debería

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Una muchacha joven se encontraba corriendo de un lugar a otro porque tenía la mente en cualquier lado, menos donde debería.

—¡Deja de correr! ¡Me pones nervioso! —espetó con molestia Escorpio, quien ya de por sí, estaba nervioso.

—Lo siento— se disculpó la pisciana y se sentó en una silla vacía que encontró en el salón de fiestas—. Es que, la boda se celebrará en dos horas y todavía no sé ni quiénes se van a casar.

Escorpio sonrió, entendía el nerviosismo de su mejor amiga. Así que, le brindó un abrazo tranquilizador para ambos.

—No te preocupes, Piscis —murmuró con tranquilidad el joven escorpiano y la nombrada dejo de sentir sus hombros tensos.

—Gracias por no dejarme sola, Escorpio —sonrió la muchacha y su amigo le restó importancia. Si ella tan sólo supiera que él estaba planeando pedirle matrimonio en un futuro no muy lejano.

—Nunca te dejaría sola, Piscis, nunca.

(...)

Las dos horas que faltaban, llegaron, y junto con ellas, los invitados.

Piscis vestía un vestido amarillo que le llegaba hasta por encima de las rodillas por unos pocos centímetros. Si ella estaba nerviosa antes, en ese preciso momento, creía que le podría dar un paro cardíaco por tanto estrés; y para colmo, su amigo había desaparecido cuando los invitados estaban empezando a llegar.

La pisciana vio a varios de sus conocidos y eso, despertó su curiosidad, así que, se acercó a ellos.

—Hola, ¿cómo están? —saludó a dos de sus amigos y ellos le sonrieron.

—Buenas tardes, Piscis. Estamos muy bien, ¿y tú? —devolvió la pregunta Cáncer y la mencionada asintió con una sonrisa, dando a entender que, ella también estaba bien.

—Esta vez, te esmeraste con la decoración del salón —alagó Aries y la encargada de la organización de la boda, le sonrió en forma de agradecimiento por sus palabras.

—Sé que sonará algo incrédula la pregunta por mi parte pero, ¿tienen alguna idea de quiénes van a contraer matrimonio? —interrogó Piscis a la pareja y ellos se dedicaron una mirada cómplice el uno al otro.

—Nos vamos a casar nosotros —mencionó el canceriano, entrelazando su mano con la de Aries y él le sonrió con cariño. Piscis los observó sorprendida. Sabía que sus amigos eran novios, pero jamás creyó que su relación sería tan sólida como para casarse.

—Creímos que Escorpio te había avisado, ya sabes, como siempre pasan todo el tiempo juntos —se disculpó el ariano con la mirada y Piscis negó repetidas veces con su cabeza.

—No te sientas culpable, Ari. Escorpio tendría que habérmelo dicho —dijo la pisciana y bajó su vista hasta las manos sujetas de la pareja. Volvió a mirarlos y les sonrió—. Felicidades, espero que sean muy felices.

(...)

El escorpiano ya iba camino de regreso al salón. Había ido a buscar su esmoquin a la tintorería y se retrasó porque las calles estaban repletas de autos metidos en el tráfico lento a causa de una protesta en medio de la autopista.

A dos cuadras del salón, él ya podía oír la música proveniente de la fiesta.

—¿Dónde te habías metido? ¿Por qué no me dijiste que Cáncer y Aries eran los novios a casarse? ¿Por qué me dejaste sola en medio de una crisis, cuando me habías dicho que nunca me dejarías sola? —Piscis bombardeó a Escorpio con preguntas apenas vio que colocó un pie dentro del salón.

—¿Terminaste? —inquirió con calma el muchacho, tomando a su amiga por los hombros y ella suspiró antes de hacer un gesto afirmativo con su cabeza.

—Sí, pero en serio, ¿por qué no me contaste que nuestros amigos se van a casar? —insistió la pisciana y su amigo puso sus ojos en blanco, claramente, irritado.

—Lo olvidé —se excusó y la muchacha lo miró con incredulidad.

—¿Esa es tu mejor excusa? —bufó y Escorpio asintió con media sonrisa en su rostro.

Ambos se quedaron mirando a los ojos y Piscis descubrió diversión y una chispa de nerviosismo en la mirada de su amigo. En cambio, él distinguió una mezcla entre enfado y confusión en los ojos de la rubia.

—Estamos aquí para unir en sagrado matrimonio a Escorpio y Piscis —comenzó la ceremonia un juez y todos miraron a los mencionados.

Piscis estaba más que confundida y creía que en cualquier momento podría desmayarse; jamás aceptó casarse con su mejor amigo.

Escorpio mantenía una sonrisa nerviosa plasmada en su cara, sentía que le daría un calambre facial por tanto sonreír, sin embargo, no le importaba.

—Escorpio, ¿qué está pasando? —preguntó la pisciana con miedo de saber la respuesta—. Dime que todo esto es un error y el juez confundió los nombres de los novios con los nuestros —el joven negó sin quitar su sonrisa e inspiró con fuerza para armarse de valor.

—Piscis, somos los mejores amigos desde que tengo memoria, ¿quisieras dejarme hacerte feliz por el resto de nuestros días?—la nombrada no daba crédito ante la imagen que veía. Su mejor amigo incado sobre una rodilla en el suelo, vestido con un elegante traje, enseñándole un anillo con pequeños cristales incrustados en él, y lo más importante, pidiéndole que sea su esposa—. ¿Qué dices? ¿Aceptas?

El salón se quedó en absoluto silencio, esperando con paciencia la respuesta de la joven, la cual se hizo desear por bastante tiempo, tanto que, Escorpio creyó que iba a rechazarlo. Estaba dispuesto a levantarse porque su rodilla le estaba doliendo, se sentía decepcionado, pero ese sentimiento fue eliminado cuando Piscis sacó el anillo de la pequeña cajita aterciopelada que sostenía él entre sus manos y se lo colocó en su dedo anular con una sonrisa.

—Entonces, ¿es un sí? —preguntó con temor y la pisciana sonrió con gracia y felicidad.

—No, sólo que me gusta el anillo y me lo quedaré —contestó la muchacha y Escorpio estaba boquiabierto sin creer lo que había dicho su amiga.

La gente susurraba a su alrededor hasta que escucharon la fuerte carcajada de Piscis.

—Era broma —explicó entre risas y el joven siguió confundido—. ¡Claro que aceptó! —Ella lo tomó desprevenido y lo besó cortamente para luego sonreírle. Escorpio pudo sonreír con felicidad plena por primera vez en todo el día.

(...)

—... y los declaro marido y mujer —anunció el juez—. Puede besar a la novia.

Escorpio acercó su rostro al de Piscis y ella cerró sus ojos para besarlo, pero él dejó cierta distancia entre ambos para poder susurrarle algo.

—Sé que no fuimos novios pero hemos pasado por tanto juntos, que creí que las etiquetas no me importaban.

—Deja de hablar y bésame —ordenó Piscis y su marido sonrió antes de hacer lo pedido.

Los invitados aplaudieron a la nueva pareja y ellos no podían borrar las sonrisas de sus rostros.

Sin dudas, vivirían felices por siempre.

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Where stories live. Discover now