Géminis & Virgo

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Aquella noche estaba tan cansado que simplemente suspiró al ver desde la calle las luces apagadas de su casa

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Aquella noche estaba tan cansado que simplemente suspiró al ver desde la calle las luces apagadas de su casa.

A pesar de que vivía con su novia desde hace dos años, parecía que no habitaba nadie allí si lo mirabas desde el exterior.

Él salía temprano por la mañana y por lo general regresaba cerca de la media tarde, aunque estos días gracias al trabajo acumulado estaba regresando a su casa alrededor de las once de la noche.

Encendió la luz de la cocina, encontrándose con un desastre. Las bolsas de la mercadería estaban regadas por el suelo y había una torre de ollas y sartenes usadas en la pileta. Sin pensarlo dos veces, Virgo apagó la luz y se quitó la corbata de un manotazo, arrojándola sobre el sillón de camino a su dormitorio.

Saltó directo a su cama, sin quitarse el traje ni los zapatos y no pasó demasiado hasta que se quedó dormido. Cuando el despertador hizo su irritante intromisión se encontró con el cabello castaño de su novia, pegado a su rostro con saliva.

Ni siquiera la sintió cuando se acostó a su lado, pero tampoco le sorprendía puesto que seguramente había llegado a la madrugada de nuevo.

Era sábado por la mañana y por fortuna no tenía que trabajar, por lo que se levantó y caminó por la casa arrastrando los pies, sin saber por dónde comenzar a ordenar.

Limpiar lograba desestresarlo de alguna manera, pero también le daba la oportunidad de pensar las cosas. No sabía en qué momento su vida se había vuelto tan rutinaria, aunque ya no podía hacer la vista gorda por más tiempo.

Hace un par de días atrás había sido ascendido y su nuevo puesto de trabajo implicaba transferirse a otra ciudad. No quería desperdiciar una oferta tan buena como esa, por lo que aceptó de inmediato. Pero había olvidado hablarlo con Géminis, quien tenía toda su vida en su ciudad actual.

Así que, preparó el desayuno, sabiendo que ya era casi mediodía, y se dirigió hacia el dormitorio para despertar a Géminis. Le frotó la espalda al mismo tiempo que movía su brazo, logrando su cometido y siendo recibido por una sonrisa adormilada.

—Buenos días —murmuró Virgo, plantando un beso en la coronilla de la cabeza de Géminis y dejó la bandeja del desayuno sobre sus piernas.

—¿Estamos celebrando algo? —preguntó Géminis sin ocultar la emoción en su voz y le echó un vistazo a la bandeja, sintiendo un profundo deseo de hincarle el diente al pastel de limón.

Virgo permaneció en silencio un momento, viéndola beber el jugo de naranja, y se preguntó qué sucedería con sus vidas a partir de lo que diría a continuación.

—Yo... fui ascendido en mi trabajo.

—¡Felicidades, mi vida! ¡Eres el mejor! —gritó Géminis, apretando las manos de su novio con fuerza y este intentó sonreír, aunque la mueca que consiguió hizo que Géminis llevara sus manos hacia su rostro para que no evitara su mirada—. ¿Pasa algo malo con eso?

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora