Géminis & Capricornio

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Como cada tarde desde los últimos dos años, Géminis estaba lista para comenzar a practicar su deporte favorito

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Como cada tarde desde los últimos dos años, Géminis estaba lista para comenzar a practicar su deporte favorito.

Tenía la máquina lanza pelotas de tenis para ella sola y estaba más que feliz por eso, ya que podría practicar sus movimientos con más libertad.

Aunque no contaba con que ese día llegaría alguien nuevo a la cancha.

—Hola, disculpa. Se supone que tengo que estar en la cancha del ala este, ¿sabes dónde queda? —Preguntó un muchacho alto. Géminis se guardó el insulto que tenía para él por haberla interrumpido.

—Esta es la cancha del ala este —el desconocido frunció el ceño y le tendió un papel. Géminis se acercó a él para tomar el papel y leerlo—. No, no. Debe haber un malentendido —se rió, pero el chico no mostraba ni un ápice de alegría—. Mirá, yo siempre reservo la cancha para mí sola a esta hora. Esto está mal.

—¿Y cómo puedo comprobar eso? —inquirió el muchacho, cruzándose de brazos y Géminis miró su vestimenta de reojo.

Banda sudadera, camiseta deportiva, bermuda hasta arriba de las rodillas, unas zapatillas deportivas verde flúo a juego con su camiseta y la infaltable raqueta de todo tenista.

—¿Te gusta lo que ves? —Habló y Géminis miró sus ojos. Al principio no entendió la pregunta, pero cuando lo hizo, sintió que sus mejillas ardían.

—No. De hecho, jamás me gustó ese color —señaló sus zapatillas y causó la risa del chico.

—Ya, claro. Por eso tienes una liga para el pelo de ese color, ¿no? —Ella no conocía el nombre del chico y él ya estaba poniéndola en ridículo.

Se quedó callada un momento y miró los ojos de su acompañante indeseado, mientras que él no podía apartar la mirada de la muchacha.

—¿Cómo te llamas?

—Capricornio, ¿algún problema? —El muchacho se mostraba un tanto confundido y extrañado ante el cambio de tema.

—Me llamo Géminis —extendió su mano y él la estrechó. Cuando Capricornio iba a soltarla, Géminis lo atrajó hacia sí misma, dejando una distancia considerable entre ambos—,  y esta es mi cancha.

La chica soltó su mano con brusquedad y Capricornio estaba con el ceño fruncido a más no poder.

—Ajá, supongamos que me importa —murmuró, fingiendo no darle importancia. Ahí fue cuando Géminis sintió su ceño fruncido.

La chica se dio media vuelta y regresó a la cancha. Puso en funcionamiento la máquina y se colocó a cierta distancia para que poder golpear las pelotas.

Capricornio la miraba desde lejos, hasta que se golpeó mentalmente. Él había pagado para estar en ese lugar, sea compartido o no, eso le daba igual.

Géminis le erró el golpe a la cuarta pelota y esta terminó golpeando a un distraído capricorniano.

—Oye, lo lamento —se disculpó entre risas y Capricornio inspiró con fuerza para mantener la calma. Caminó hasta donde ella y la miró de reojo con una mueca soberbia.

—Te enseñaré cómo se juega esto —Géminis al oírlo puso su mejor sonrisa irónica en su rostro y señaló la máquina.

—Demuestra lo que tienes, torre —el chico volvió a fruncir el ceño ante el apodo, sin embargo, no dijo nada.

Géminis se sentó a un costado de la cancha para observar sus movimientos. No tenía nada contra él por usurpar su lugar, en realidad fue culpa de la administración por dar mal los horarios a la gente. De hecho, debía admitir que él jugaba bastante bien, casi tanto como ella.

—¿Aprendiste?  —Capricornio con una sonrisa ladina, luego de acabar con la tanda de pelotas, se colocó delante de la tenista.

—¿A eso le llamas un juego? Mejor, mira y aprende —Capricornio se hizo a un lado para que ella se posicionara frente a la máquina y ocupó su lugar en el suelo.

La miraba fascinado, apreciaba la destreza y velocidad que tenía para moverse. Pero no se lo diría, apenas y se habían conocido ese mismo día.

Una vez acabada la tanda, Géminis le dirigió una mirada y sonrisa victoriosa a su espectador y él se acercó a ella.

—No juegas nada mal, nena —la chica hizo oídos sordos al sobrenombre y se quedó con el halago.

—Quién diría que para ser una torre jugarías bastante bien —se rió y Capricornio sonrió ante su comentario.

Dejaron de sonreír un momento para mirarse a los ojos. Cada uno se sentía bien con la compañía del otro, a pesar de que recién se habían conocido.

—¿Quieres jugar un partido? —Propuso Géminis con una sonrisa retadora.

—¿Crees que me ganarás? —respondió Capricornio con una sonrisa igual a la de su contrincante.

—Estoy segura de ello y, ¿sabes qué? —Él la miró interrogante y ella golpeó con suavidad el brazo de Capricornio, provocándole una sensación rara ante su tacto—. Disfrutarás haber perdido contra mí.

—Ya lo veremos, Géminis —la mencionada ensanchó su sonrisa, se sentía bien escuchar su nombre dicho por él.

Segundos más tarde, ambos se dieron la mano –ignorando el cosquilleo que sintieron–, para colocarse uno frente al otro.

—¿Lista? —Preguntó Capricornio, haciendo rebotar la pelota.

—¡Lista!

(...)

—¡Papá! Libra me ganó en el juego y me lo recuerda a cada rato, ¿qué debo hacer? —Cuestionó Acuario, quien también jugaba al tenis. Capricornio miró a su hijo sin ocultar una sonrisa.

—¿Quién es Libra? —El adolescente se sonrojó un poco y Capricornio se rió de su expresión—. Era broma hijo, sólo no le hagas caso, ya le ganarás algún día.

Acuario miró a su padre con los ojos desmesuradamente abiertos y escuchó la risa de su madre detrás de ellos.

—¿Así como tu me ganaste a mí? —Inquirió una geminiana sonriente y se sentó a la par de su marido.

—Así no me ayudas, mamá —bufó Acuario al igual que su padre.

—Si te gané en un juego, ¿no lo recuerdas, nena? —Capricornio tenía cierta sonrisa seductora en su rostro y provocó que Géminis se ría y golpee su brazo.

—Eh, hola, tengo un problema aquí —murmuró Acuario, ya que sus padres no le ponían atención—. ¿Saben qué? Olvídenlo, yo mismo me las arreglaré.

Luego de eso, el adolescente desapareció de la sala de estar, dejando a sus padres a solas.

—¿Así que me ganaste? Pues, no lo recuerdo.

—Sabes que no me molestaría volver a hacerlo —Capricornio sentó a Géminis a horcajadas suyo. La besó con pasión y se separaron por falta de aire—. ¿Lista?

—Eres un tramposo —se rió y abrazó a su marido por el cuello—. Lista.

Ambos sonrieron y, en resumen, nueve meses después nació una bella Sagitario.

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Where stories live. Discover now