Capricornio & Tauro

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Narra Capricornio

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Narra Capricornio

Cada noche antes de dormir miro por la ventana que da vista al mar. Me relaja el sonido que producen las olas al chocar contra sí mismas.

No sé por qué extraña razón, ayer no me acerqué a la ventana. Sentía que si lo hacía, algo malo iba a ocurrir; decidí acostarme en la cama y me tomé una pastilla para conciliar el sueño.

(...)

—¿Qué haces, Capricornio? —me preguntó un muchacho castaño, al cual, suelo ver seguido, únicamente, en mis sueños. Frunció el ceño y amagó a tomarme de la mano pero no lo hizo—. No deberías estar aquí.

No dije ni una palabra, sólo me limité a mirarlo por un momento y luego, dirigí mi mirada a nuestro alrededor.

Estábamos en una calle oscura, solos. Los árboles tenían un aspecto sombrío y terrorífico, aunque, no tenía miedo. No lo tenía porque él estaba conmigo.

Me protegía, siempre lo hacía. ¿Por qué esta vez sería diferente?

—Este lugar no es seguro para ti —miró hacia ambos lados de la calle y dirigió su mirada hacia mis manos.

Ya que él no lo iba a hacer, yo entrelacé nuestras dedos y él se sorprendió ante ese acto, aunque no protestó. Sin embargo, me arrastró calle abajo, corriendo. Se puede decir que escapando, pero no sabía de qué.

—¿Por qué corremos siempre? —Mis palabras salieron en forma de susurros y el muchacho me miró sobre su hombro y regresó su mirada al frente sin contestarme.

Nunca puedo acordarme de su nombre. En cada ocasión que lo veo, me lo recuerda pero, por la mañana al despertar, simplemente lo olvido.

—Capricornio, ¿me escuchas? —Sacudí mi cabeza en señal de negación. ¿Para qué engañarlo si podía leer mis pensamientos?—. Anda, sabes que no lo hago.

Lo miré incrédula y enarqué una ceja, a lo que él rio de manera nerviosa, justo era lo que había hecho.

—Ya, tienes razón; lo hago, pero es porque estoy encargado de protegerte mientras duermes —la misma excusa de siempre—. Pero es la verdad.

—¿Protegerme de qué, eh? Sé defenderme sola muy bien —Él me miró comprensivo y se escucharon sonidos extraños muy cercanos a nuestra posición.

—No hables y sígueme —ordenó en voz baja y acaté lo que dijo.

Lo seguí a través de un callejón y nos escondimos detrás de un contenedor de basura.

Permanecimos en silencio por bastante tiempo hasta que vi una gran sombra pasar a una velocidad sobrenatural frente al callejón sin detener su camino.

—¿Qué fue eso? —susurré, llamando la atención del castaño y él tragó saliva.

No me contestó. Toqué su brazo para que no pasara de mí y me tomó por los hombros con fuerza. Observé como me rasguñaba el brazo derecho y sentí el ardor por toda mi extremidad.

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Where stories live. Discover now