Escorpio & Acuario

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Estaba sentada en la acera de su casa, esperando impaciente al camión de helados

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Estaba sentada en la acera de su casa, esperando impaciente al camión de helados. La batería de su celular se había acabado, hacía calor y su pie se movía de un lado a otro con más rapidez al ver las agujas de su reloj avanzar. De pronto, a lo lejos, pudo oír la distintiva melodía irritable que provenía del camión en el que su amigo trabajaba, pero en el fondo, Escorpio se había alegrado de saber que en unos pocos segundos podría saborear un rico helado de crema de galletas con menta granizada.

El camión se detuvo justo frente a ella y el chico que tenía un gorro blanco sobre su cabeza, le mostró su brillante sonrisa.

—Te ves fatal —fue lo primero que musitó Acuario luego de haberle echado un vistazo a la apariencia de su castaña favorita. Escorpio frunció el ceño y le sacó la lengua de manera infantil.

—Llevo esperándote dos horas bajo los rayos del sol, sin protector solar, y eso no me hace bien, ¿qué creías? —El joven heladero escuchó con atención mientras preparaba el helado favorito de su amiga. Una vez hecho, se lo tendió y Escorpio lo recibió sin quejas.

—Lamento la demora, pasa que se me apagó el motor a unas cuantas ciudades de aquí y no podía hallar a ningún mecánico por la zona.

—Lo importante es que ya estás aquí —dijo Escorpio y Acuario estaba por decirle que nunca se había comportado a tal nivel de adorabilidad, pero prefirió callar al escuchar el resto de la oración—, sin tu delicioso helado ya habría muerto de calor.

—Oye, ¿te puedes mover? También queremos coquetear con el heladero, digo, comprar helados —habló una niña mientras le tocaba el hombro con insistencia a Escorpio, la cual se volteó a verla un tanto enfadada; no había esperado por más de un mes hasta volver a ver a su amigo para que una niña de primaria quisiera robarle los pocos minutos que tenía con Acuario.

—Hay Acuario para todos, no se peleen —bromeó el susodicho y se dispuso a atender la fila de niños que había ignorado por la conversación que estaba manteniendo con Escorpio.

En total eran siete hijos del demonio, según Escorpio, en tanto para Acuario, eran siete hijos del consumismo, por lo que él tenía trabajo y dinero.

El sol aún se mantenía en su punto más alto, tan sólo eran las tres de la tarde cuando Acuario anunció que debía continuar con su recorrido por la costa. Escorpio hizo su mejor intento de convencerlo para que no se fuera, después de todo, el acuariano decidía si trabajar o no, puesto que él era su propio jefe, pero la castaña no logró su misión.

—¡Pero nos veremos dentro de un mes otra vez! ¿Acaso no extrañas los momentos que pasamos siempre que nos juntamos? —El chico de blanco mordía su labio inferior, nervioso; estaba ahorrando para darle una futura sorpresa, por lo que no podía tomarse un día de descanso. Él negó con su cabeza y bajó del camión para brindarle un fuerte abrazo hasta la próxima vez que pudiera verla.

Escorpio, quien ya se había terminado su helado hasta entonces, correspondió al abrazo porque a pesar de que a ninguno les gustaran, sus abrazos siempre iban más allá de lo superficial.

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Where stories live. Discover now