Capítulo 3: El encuentro

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Una notificación me despierta. Estiro la mano, tomando el celular. Me ha escrito Serina.

—"¡Hola! ¿Vamos a comer algo hoy?" —pregunta.

Ella siempre ha sido una excelente amiga, incluso antes de ser la novia de Sonnet éramos muy unidas. Los tres íbamos a la Secundaria Onírica, al lugar al que actualmente va Quinn. Me restriego los ojos, estirándome. Esta vez le negaré la invitación.

—"Hola, lo siento... ya tengo planes hoy" —digo.

—"¡Oh! Lástima... ¿qué vas a hacer hoy?" —cuestiona.

—"Tengo que ir a la universidad temprano, tengo un proyecto pendiente" —miento.

—"Entiendo, tranquila, nos veremos después entonces. ¡Te tengo que contar! ¡Estoy pensando en adoptar un cachorro!" —comenta.

Seguimos hablando por el celular un rato, nada importante. Le he mentido ya que ambas siempre hemos criticado estas aplicaciones para tener citas. No hay necesitad de andar contándole a todo el mundo lo que haré, después de todo.

Bajo a la cocina, y mis padres están en la sala siguiendo con las cuentas. Han estado avanzando, se ve todo más ordenado y en los programas de sus computadoras lo van organizando poco a poco, llevando asesorías con contadores y con mucha paciencia.

—Buenos días. —Camino hacia la alacena, la cual está medio vacía... no hay nada para desayunar.

—Hola, se me ha olvidado ir a comprar pan. —Mi padre se rasca la cabeza—. Dame unos minutos e iré.

El olor a café abunda en la cocina, y el amargo y cálido líquido es lo que calma el hambre en las mañanas, engañando al estómago hasta el almuerzo la mayoría de los días. Me sirvo un poco y camino hacia ellos, sentándome en silencio.

El sol entra por las grandes ventanas y el único sonido presente es el de los papeles moviéndose con el aire, y el tecleo de mi madre en la computadora. Ella levanta la mirada.

—Llamé a los padres de Quinn hace poco, ayer también hablamos un largo rato —dice pensativa—. Tal vez vayamos a ayudarles a hacer afiches con fotografías de ella en la tarde.

Muy por dentro siento que algo malo realmente está sucediendo. Siempre he intentado parecer desinteresada, evitando que los movimientos inesperados de la vida me desestabilicen, pero en el fondo me afectan.

Veo por la ventana, terminando mi café. Es un día hermoso, pero algo no se siente bien. Quinn está desaparecida todavía. ¿En dónde se encontrará en estos momentos? Mi celular vibra.

"Nuevo mensaje de [Duke]"

Lo veo, siento mariposas en el estómago.

—"¿Al final nos veremos hoy?" —pregunta. Sonrío, pensando en el momento.

—"Sí, el plan sigue en pie" —aseguro.

Es hora de que mis padres se vayan a trabajar. Él es un mecánico automotriz, y ella es una profesora de primaria.

—¿A qué hora llegas hoy? —interroga mi madre.

—No lo sé, tengo que trabajar en un proyecto hasta tarde... —miento.

—Está bien —dice ella—. ¡Nos vemos!

—Nos vemos, te amo. —Nos damos un abrazo, y por alguna razón... se prolonga más de lo usual. Siento su aroma floral, sus cálidos brazos protectores, y su honesto cariño.

—Yo te amo más —afirma. Sube al auto.

—¡Adiós! Mucha suerte en la universidad. —Mi padre me besa la frente igual que la noche anterior.

El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍSICO YA!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora