Capítulo 32: Paralizado

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***Sonnet***

Salí de la casa en la que Duke tuvo a Lyra secuestrada. Corrí a casa de Lyra.

Su madre no estaba abajo. Subí las escaleras, llegando al segundo piso, y ella estaba rejuntando unos vidrios de una ventana quebrada. No dudé en contarle lo que había sucedido con Duke, y que él era quien la tenía secuestrada... en una de las casas de enfrente. Mis ojos ardían al pensar que yo había entrado en ese lugar, y en mi presencia había estado Lyra secuestrada.

Ella cayó al suelo. Sus lamentos eran crudos y desesperantes. Los vidrios la rodeaban, y estaba totalmente quebrada, igual que la ventana por la que la luz del sol entraba, calentando superficialmente la complicada situación. El padre de Lyra llegó en unos minutos, enterándose de la noticia y dándose cuenta de lo cruel que el destino se comportaba, de que no había descanso alguno, de que la lucha no se detendría. Todos bajamos a la sala.

Steiner estaba fuera de la casa, había encendido un cigarrillo. Hizo varias llamadas telefónicas, y luego de hacerlo entró, hablando con nosotros.

—Hablé con varios contactos. Transmitirán la noticia en todos los medios de comunicación posibles. La madre de Lyra puede ir conmigo, para hacer declaraciones públicas sobre todo lo que sucede. Tal vez así Duke reacciones, y la deje ir, al ver el gran daño que está causando. —Steiner veía su celular, hablaba rápidamente, mientras mandaba más mensajes.

Por primera vez me sentía apoyado, a como debía de sentirme con la policía. Veía que Steiner no era alguien de solo palabras... él también hacía sus acciones, y las hacía eficientemente. La madre de Lyra se levantó junto a su esposo. Él estaba llorando. Lo había visto triste últimamente, por la situación económica tan dura, pero nunca llorar.

—Sonnet... muchas gracias por todo lo que has hecho por mi hija. Gracias por ser como eres... una persona de alma pura. —Él me vio a los ojos—. Es todo lo que puedo decir.

—No hay por qué agradecer —aseguré—. Tenemos que trabajar duro hasta encontrarla.

Ambos se dirigieron al auto de Steiner, junto a él.

—Mantengámonos informados. —Él se despidió—. Tenemos que prestar atención a cualquier evento.

Caminaba por las aceras de las calles del vecindario. Me sentía perdido... tenía que empezar de cero a recaudar nuevas pistas de los eventos sucedidos. De repente empezó a sonar mi celular.

—¡Sonnet! —Eran gritos de Serina—. ¡Tienes que venir, por favor! ¡Mis padres están locos! —Se escuchaban golpes en la puerta de su habitación.

—¡Ya voy! —exclamé con miedo—. ¡Ya voy, tienes que resistir!

Llegué luego de diez minutos. La puerta estaba cerrada con llave. Empecé a golpear agresivamente.

—¡Déjenme entrar! —grité furioso.

—¡Este no es tu problema, aléjate, Sonnet! —Su madre habló detrás de la puerta.

Troté hacia la parte trasera de la casa. La puerta no estaba bloqueada. Abrí, corriendo por las gradas. Subí lo más rápido que pude y llegué a la habitación de Serina. Su padre había logrado abrir la puerta.

Él la sostenía muy fuerte de su brazo, mientras le gritaba.

—¡Sonnet! —chilló ella.

—¡No la toques! —grité. Era un señor alto y gordo, de semblante amigable y maduro.

Me sembró un golpe en la mandíbula. Caí al suelo con un dolor indescriptible. Me sostuve la cara.

—¡Sonnet! —repitió ella, se lanzó hacia mí.

El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍSICO YA!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora