Capítulo 17: Adrenalina

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Sonnet se va lentamente por las calles de la vecindad, y con él se van alejando mis esperanzas. Empiezo a escuchar los pasos de Duke subiendo las escaleras intercaladamente, muy rápido, igual que como subía las del sótano. Llega con una sonrisa plena en el rostro, soltando una carcajada traviesa.

—¡Ja! No te imaginas lo que acaba de suceder. —Se da una palma en la pierna, se lanza en la cama y abraza una almohada.

No puedo hablar. Empiezo a gemir llena de dolor y rencor. Él deja de reír y se acerca a mí.

—Te quitaría la cinta, pero ambos sabemos que eres una perra traicionera. Además, ¡te ves mejor así! —Está en un episodio de euforia... es peligroso.

Camina hacia el closet. Lo abre. El olor que sale del mismo llena el dormitorio. Huele a cabello y piel quemada. Él tapa la cara con su brazo. El cadáver de Quinn cae, como si fuera de trapo. El olor se hace insoportable.

—Qué mierda... —dice él arrastrándola—. A ver. ¿Qué debería hacer? ¿Qué opinas, Lyra? —pregunta, sentándose en la cama. Ve hacia la ventana un rato.

Quinn tiene los ojos abiertos, los cuales me ven directamente. Quito los míos de los suyos, por más respeto que otra cosa. El hambre que tenía se me quita por completo al ver la situación.

—No quiero esperar más a que Quinn se pudra, carajo... pero no puedo hacer nada de día tampoco. ¿La meto al refrigerador? No... me puedo enfermar después. ¡Qué mierda! Era obvio que el plan de mi tío iba a fallar —refunfuña.

Intento moverme de nuevo con todas mis fuerzas. Es imposible... dejo de tensar los músculos. Las cuerdas no están tan talladas como para cortar mi circulación, pero se ajustan si intento moverme.

—Bueno. Ya sé qué hacer. —Él se levanta—. Despídete de Quinn, es hora de que vaya con mi tío.

Arrastra el cuerpo por las escaleras. Lloro amargamente al escuchar los golpes en seco. Él regresa y me mueve lentamente. Intento patalear con todas mis energías, pero son muy pocas. Lucho con todo lo que tengo, y aún así no es suficiente.

—Si luchas es posible que te quiebres algo. Déjate llevar... será un paseo interesante. —Duke me arrastra con la silla.

Llegamos a las escaleras. Empieza a bajarme. Sé que esos son los últimos momentos en los que podré ver los pisos de arriba de la casa. Estamos en los últimos escalones para llegar a la planta de abajo.

Es ahora o nunca.

Empujo con mis piernas las escaleras. Me impulso, cayendo con Duke. He aterrizado encima de él, y luego en el suelo. La silla de metal se tuerce, dejando un espacio un poco más grande, por donde puedo escapar.

Me retuerzo entre las cuerdas, logrando liberarme. Él está tirado en el suelo, sosteniéndose la cabeza. La caída lo ha golpeado mucho. Se levanta a los pocos segundos después de mí. Corro a gran velocidad por el enorme pasillo.

Siento calambres en ambas piernas y pies, de tanto que he estado sentada y atada. Caigo, y él me arrastra. Le pateo la cara y me levanto, recuperando fuerzas. Hay un adorno de plata en la mesa de la sala. Lo lanzo hacia él, pero no lo logro detener. Él se aferra de mi ropa, rasgándola con agresividad.

Estoy por tocar el picaporte de la puerta, peor él me golpea la cabeza con el mismo adorno de plata. Estando en el suelo, toco mi cabeza. Está húmeda... la sangre está presente y mi desesperación incrementa. La adrenalina se ha disparado. Me arranco la cinta de la boca, destrozando mis labios, y grito con todas mis fuerzas gritos ahogados. ¡Alguien tiene que escucharme!

—¡Cállate! —enerva, lanzándoseme encima. Obtiene la cinta de nuevo, llena de sangre, y me la pega agresivamente. Sigo pateando, aunque no tenga fuerzas. Sigo respirando agitadamente, intento golpearlo, rasguñarlo, pero nada funciona... él me carga—. ¡Si te mueves te mato!

Lloro, mientras él me carga a través del frio y oscuro pasillo, mientras veo la puerta principal alejarse entre las sombras... Llegamos a la cocina. Observo el cadáver de Quinn, está tirada, acostada de espaldas.

Cierro los ojos. Siento el ambiente cambiar al estar entrando al sótano, escuchando los tétricos crujidos de las escaleras, y pienso lo peor. Me lanza al gélido suelo. Alista la silla en la que Quinn estaba sentada. Agarra un balde y o pone en la esquina del sótano.

Toma papel higiénico. Me lo da.

—Toma. Esta es tu oportunidad de hacer lo que tengas que hacer... y no después —informa.

Me observa. Mueve sus pies de maneras inquietas, y sus expresiones son difíciles de comprender. Me resigno, y me siento inhumana por lo que estoy por hacer. Camino hacia la esquina, adolorida, sin esperanzas... veo el balde, y veo a Duke.

—No veré —anuncia—. Si no te escucho hacer tus necesidades en veinte segundos, me voltearé.

Tomo el balde. Me inclino, y orino y defeco. Me siento sucia, impura, siento como todo se pone cada vez más y más tétrico. Termino, y me limpio con el papel.

—Lávate las manos y toma agua. —Señala un pequeño lavatorio, detrás de unas cajas de cartón.

Es agua de las más heladas que he tocado, o es mi cuerpo sin defensas, sin energía de no comer nada. Estoy temblando, y no sé si es del miedo, o de la debilidad. Acerco mis manos lentamente hacia mi boca, para intentar quitarme la cinta.

—Espera. —Él corre rápidamente a cerrar la puerta del sótano—. Ya te la puedes quitar.

Siento la sangre en mi boca. Siento los labios inflamados y agrietados. Tomo agua, siento lo vacío que está mi estómago, me duele mucho... Escucho el sonido de un envoltorio de aluminio. Él me da una barra energética. Las manos de ambos están temblando.

—Come y siéntate. —Duke alista las cuerdas.

No tengo opción ni fuerzas. Como la barrita... es la primera vez que mi estómago recibe algo en el tiempo en que llevo secuestrada. He perdido la noción del tiempo, pero no puedo preocuparme por eso ahora, no importa ahora...

Termino de comer lentamente. Él me observa con cuidado. Me ata de nuevo, y esta vez con más precisión. No me duele lo que hace, ha bajado su estado de excitación y agresividad.

Modelos, representantes, víctimas, secuestradores... Esas palabras empezarían a tener más relevancia a partir de ahora.

El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍSICO YA!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora