Capítulo 58: Gaven y Trixie

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Entramos en una cafetería. Nos sentamos frente a una gran ventana de vidrio y pedimos comida.

—Estos exámenes están muy complejos... —comenta Sonnet poniendo un libro en la mesa—. Qué cansado estoy.

—¿Y a ti cómo te va, Serina? —consulto—. Con las clases de psicología.

—Muy bien —contesta sonriendo—. Estoy aprendiendo mucho, incluso aplico lo aprendido conmigo, Gaven y Trixie.

—¿Con ellos... también? —Me confunde el hecho de que mencione de nuevo a sus dos amigos imaginarios; hace tiempo que no lo ha hecho.

—¿Por qué con ellos? —cuestiona Sonnet algo inquieto. Me voltea a ver.

—Ellos han evolucionado conmigo —explica Serina—. Y bueno, hay algunos problemas pendientes, que no tuvieron cierre en el pasado. Por eso me he dado el permiso de estar con ellos de nuevo. No tengo idea de qué pase por la mente de ambos al explicarles esto, pero bueno, personalmente ha sido algo terapéutico.

—¿Tu psicólogo sabe sobre ello? ¿Y el psiquiatra? —interrogo con cautela, sé que a ella no le encanta hablar de estos temas.

—Creo que es un tema que quiero que sea privado por el momento —dice ella, está haciendo bolitas de papel con una servilleta—. Mi relación con Gaven y Trixie ha sido algo complejo, y más por las reacciones de mis padres, los medicamentos y todo el resto de variables que han afectado mi condición. Si soy honesta, el hablarles me relaja un poco... y aprendo de sus razones de ser, poco a poco. Todo está evidentemente ligado al pasado, eso es un principio básico.

—Entiendo, está bien... mientras te sientas cómoda. Recuerda exteriorizar si necesitas algo. —Llega la comida y comenzamos a comer de inmediato. El apetito se me abre, la comida con amigos es mucho mejor.

***Sonnet***

Los comentarios que había hecho Serina sobre Gaven y Trixie me habían dejado un poco desconcertado. Ella siempre había estado con sus amigos imaginarios. Incluso luego de haberla conocido y hablar del tema, ella siguió con ellos. Siempre los ocultó de sus padres, luego de que la regañaran cada vez que los mencionaba.

Trixie y Gaven crecieron con ella, así que eran aproximadamente de su tamaño y edad. Trixie, según recordaba, era una chica que siempre llevaba un vestido rosa. Tenía el cabello negro y zapatillas blancas. Serina siempre la describió como una chica pacífica, llena de amor y comprensión. Era como ella en cierto modo... después de todo, ambos amigos imaginaros eran un reflejo de sus sentimientos y personalidad.

Gaven, por otro lado, era un chico con una gorra negra, cabello desordenado y ropa de color naranja. Él era algo temperamental y a veces se quejaba bruscamente con Serina para que no se dejara molestar por sus compañeros de clase.

Serina algunas veces se sentía presionada, se sentía obligada a hacer cosas que Gaven le pedía. Sin embargo, y según varias conversaciones que seguimos teniendo ella y yo, llegó a explicar que él no quería hacer más que protegerla. Cada vez que hablábamos del tema me sentía realmente incómodo. ¿Cómo yo podría imaginar algo que era imposible de sentir?

Muchas veces Gaven y Trixie peleaban, incluso cuando yo estaba presente. Empezaban a gritar tan fuerte que Serina se tenía que tapar los oídos y lanzarse al suelo. Esa etapa fue la que desencadenó en que ella tuviera que recurrir a ayuda por sus propios medios...

Luego de mucho tiempo y reflexión supe dentro de mí que podríamos seguir adelante, pero de nada serviría de mi parte actuar como un súper héroe... necesitábamos ayuda profesional. Hablé con los padres de Serina, con ella presente, por supuesto, y luego de que me lo pidiera. Ellos lograron tener el contacto del psicólogo y psiquiatra que la empezarían a atender.

Con el pasar del tiempo, Serina dejó de tener tan presentes a Gaven y Trixie. Ahora nos tenía a Lyra y a mí para hablar sobre su vida, sobre lo que le molestaba, sobre sus alegrías... algo que siempre le había hecho falta durante la infancia, y que poco a poco empezaba a construir con nosotros. Durante mucho tiempo supuse que había guardado a Trixie y Gaven en su corazón, ya que no los necesitaría más.

Terminamos de comer, pagué lo de todos y me levanté.

—¡Necesito ir al baño! —avisé—. ¿En dónde las veo?

—Ya me tengo que ir a la universidad —anunció Serina—. ¡Gracias por cumplirme el deseo de vernos!

—Sí, yo también me voy. —Lyra se levantó—. Gracias por todo, los quiero mucho.

—Está bien, nos vemos luego entonces. —Me despedí y caminé a los baños comunitarios de la calle. Al salir del mismo, detecté la presencia de una chica con pestañas celestes extravagantes, además de labios pintados con un rojo muy suave.

—¡Hola! —saludó. Estábamos solos.

—Hola... —respondí algo confundido.

—¿Me podrías ayudar con algo? Trabajo en esta tienda de ahí. Tengo que mover unas cajas muy pesadas y la ayuda de alguien me vendría genial —explicó amablemente.

—Disculpa, no tengo tiempo en este momento —justifiqué—. Lo siento mucho.

—Está bien... —Su mirada era penetrante y tétrica en cierto modo. Me daba mucha desconfianza. De todos modos, tenía un examen, no podría llegar tarde, aunque quisiera.

***Duke***

Sé que Lyra ha ido al centro comercial. Ha sido su rutina de todos los días de la última semana. Llego a cierta hora, pero algo tarde... ha terminado de comer y se está levantando de la mesa.

Al parecer hubo otras personas con ella, puedo ver los otros platos vacíos. Lyra se levanta y empieza a caminar hacia donde me encuentro. Me pongo a "hablar" por el celular, dándole la espalda. Camina hacia algunas tiendas, a ojearlas. La observo con cuidado, por si puedo captar nueva información.

—Hola. ¿Qué miras? —pregunta una chica, ha salido de la nada.

—¿Ah? Nada. —Es una chica súper extraña, con tan solo verla.

—Para mí que buscas a alguien. ¿Te ayudo? —cuestiona.

—Creo que estás algo grande como para meterte en estos juegos extraños —reclamo—. ¿Qué quieres?

—¿Me acompañas a mi tienda? Estoy en un descanso, pero pronto tendré que regresar y mover unas cajas pesadas... —dice, tratando de convencerme.

—¿Cómo te llamas? —consulto, harto.

—Daisy. Mucho gusto, verás... —Sigue hablando mierda.

—Bueno, Daisy. En este momento no tengo tiempo para ayudarte, eso está más que claro. Nos vemos. —Me empiezo a alejar.

—Muy bien... suerte. —Su mirada me sigue hasta que doblo en una esquina.

Me quedo pensando en la chica y lo rara que es. Doblo la mirada... Lyra ha desaparecido. Además, Jerry me llama. Quiere que le vaya a ayudar a distribuir. Voy hacia donde él. De todos modos, no puedo encontrar a Lyra gracias a la distracción de la tonta chica.

Había secuestradores entre nosotros todo el tiempo, que al no saber la identidad de otros secuestradores intentarían hacerles lo mismo. Todo era una gran y asquerosa ironía.

El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍSICO YA!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora