Capítulo 4: Malas decisiones

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Lo saludo con un beso en la mejilla.

—¿Cómo estuvo tu día? —pregunta. Su voz es un poco grave, me encanta.

—¡Muy bien! —exclamo emocionada, me gusta lo que veo—. ¿Fuiste a la universidad hoy?

A diferencia de mí, supongo que él si va a la universidad de día, como casi todo el mundo de nuestra edad lo hace.

—Sí, estuvo bien —comenta relajado—. Nada nuevo.

Ambos pedimos un café. Él lo toma negro y sin azúcar, el mío es con leche. La mesa de madera se calienta suavemente gracias a los disipados rayos del atardecer que entra por la ventana. Veo a la gente pasar a lo lejos, es una tarde hermosa.

—¿Y tú? ¿Cómo te fue en la universidad? —consulta.

—Muy bien, no estuvo cansada para nada —miento.

La mesera se acerca. Lo ve y sonríe, a ella le debe de parecer guapo también, o eso asumo.

"Nuevo mensaje de [Sonnet]"

Lo ignoro. Este momento es importante, Duke sentiría que es una falta de respeto que yo estuviera con mi celular en estos momentos. Tomo un sorbo de café. Él me ve y se ríe.

—Tienes bigote de espuma —mofa, me río y lo limpio.

—¿En dónde vives? Eres de esta ciudad, al igual que yo, pero nunca me has dicho —digo, jugando con una servilleta.

—Al oeste, no muy lejos del Bosque Aletrejo —responde.

—¡Muy bien! No estamos tan lejos entonces. —Me conformo, en auto no queda tan lejos.

—Exacto —afirma—. Así que... cuéntame. ¿Por qué estudias enfermería? Creo que me contaste ayer.

La mesera trae la repostería a la mesa. Tomo un mordisco de mi tartaleta antes de empezar a hablar. Un poco de mermelada roja se desliza por mi boca. Él la observa cuidadosamente. Me limpia con una servilleta.

—Porque me encanta ayudar a los demás. Además, me encantan todos los procedimientos tan útiles que se pueden aprender, inicié hace algunos años tomando unos cursos, pero decidí tomarme esto en serio, y sacar la carrera en la universidad —explico.

—¿Le temes a las heridas? —pregunta Duke, viéndome directo a los ojos.

—Para nada, tampoco la sangre. Sería todo un caos si le tuviera miedo —respondo soltando una risilla.

Él come un pedazo de pastel. Traga.

—Perfecto. —Toma otro sorbo de café.

Seguimos dialogando sobre temas casuales, nada profundo ni importante. Supongo que así es la primera cita con un extraño en cada aplicación de citas, así que simplemente le sigo el juego. Pasa una hora, entre risas, y las distracciones diarias que tanto me hacían falta son materializadas.

—¿Tienes algo que hacer ahora? —pregunta poniendo sus brazos sobre la mesa.

La pregunta me emociona. ¿Acaso estará pensando en acostarse conmigo en la primera cita? Está bien, no soy muy difícil que digamos en cuanto a tener sexo, pero tampoco soy una fácil. Pienso algunos segundos.

Observo a los alrededores rápidamente. Ya se ha hecho de noche. Las estrellas brillan, dando una atmósfera de soledad a la ciudad, como últimamente me he sentido. Decido seguirle el juego de nuevo, planeo rápidamente aceptar, pero no tener sexo esta noche.

—No, no tengo nada qué hacer —contesto. Él revisa su celular rápidamente, luego de haber recibido un mensaje.

—Quiero que vayamos a mi casa a ver una película, o algo así; pero mi tío me acaba de escribir. —Él tiene una expresión de queja en el rostro.

—¿Qué dice? —cuestiono, levantando una ceja.

—Me pide que le ayude con algo. ¿Te importa si paramos por su casa algunos minutos, y luego vamos a la mía? —cuestiona convincente.

—Está bien, no hay problema —afirmo. Él se levanta, empezando a caminar.

—Voy al baño un segundo —avisa.

Saco mi celular, revisando el mensaje que ha dejado Sonnet.

—"¿Estás en clases? Algo me pasó..." —dice.

—"Sí, estoy en clases. ¿Qué pasó?" —pregunto, algo preocupada.

—"Frederick me está molestando, quiere verte" —contesta.

El enojo se hace presente.

—"¿Qué? Imbécil. Dile que no te moleste, no tengo tiempo para esto. Nada más ignóralo. Hablamos mañana, ¿sí?". —Guardo el celular en mi bolso, al ver que Duke se aproxima.

•—Empezar Música—•

—¿Lista? —Él recoge la chaqueta de la silla.

—Lista. —Me levanto junto a Duke.

Salimos del café. Hace un poco de frío, pero es soportable. ¡Él tiene un auto! No es de último modelo, pero está bien, es un plus tener uno a nuestra edad. Entramos, huele a colonia masculina, a su peculiar aroma maderoso.

—Lindo carro —menciono en forma de halago.

—Gracias, trabajé duro para obtenerlo. He dado muchas clases de actuación —dice orgulloso.

Seguimos hablando mientras él conduce, cuando de repente me doy cuenta de que nos dirigimos hacia la parte de la ciudad en la que vivo. Suelto una risilla.

—¿Tu tío vive por aquí? —cuestiono pensando en las coincidencias.

—Así es —contesta.

Mi sonrisa se detiene al ver que estamos frente a mi casa, pero del otro lado de la calle... justo donde vive mi vecino. Tengo una mala vibra de todo esto.

—Aquí... ¿vive tu tío? —interrogo, tragando en seco.

—Sí, vamos. —Sale del auto.

Me desabrocho el cinturón, mi corazón está latiendo... salgo, sintiendo el viento en mi piel. Observo hacia mi casa, mi madre está lavando los platos, pero no me ve.

—Tengo una amiga que vive cerca y me ha mandado un mensaje, creo que mejor otro día podemos vernos —digo con incomodidad.

—¿En serio? Tranquila, puedo ir a dejarte a casa de ella luego. —Él se queda esperando—. Mi tío necesita ayuda, será rápido.

Muerdo mi labio, sé que no puedo ir a casa o mi mamá me matará sabiendo que falté a la universidad... ¿cómo puedo estar faltando, viendo la necesidad económica que tienen mis padres? No puedo decepcionarla de nuevo.

—Está bien. —Camino hacia Duke antes de que mi madre me pueda ver.

Ese momento... el momento en el que decidí entrar a esa casa... cambiaría mi destino por siempre.

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El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍSICO YA!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora