Capítulo 14.

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(Capítulo dedicado a todas las chicas que votaron y en especial a las que comentaron. ¡Disfruten el cap!)

No era normal que el corazón de alguien latiera tan fuerte y desbocadamente, el aire se me atascó en la garganta al sentirlo tan cerca, por muy estúpido que sonara tenía la sensación de que Justin podía oler mi miedo, él era consciente de mis pesadas respiraciones y del temblor de mi cuerpo.

Conseguí dar un paso hacia atrás, pero de nada sirvió ya que él se movió conmigo, su mirada era intensa, acechadora. Podía sentir a su mente maquinar algo, su sonrisa maliciosa ponía el vello de mis brazos en punta.

Volvió a  sonreír, disfrutando del momento, al parecer le daba gracia verme tan asustada; y de la nada el miedo se convirtió en enojo ¡maldito Justin y su bigote se podían ir a la reputisima mierda!

Retrocedí otro paso y me tambaleé un poco, el piso pareció moverse bajo mis pies y, de repente empecé a ver todo borroso, el conocimiento de que no había comido nada decente desde que llegué aquí llegó a mí antes de que perdiera el conocimiento.

Me removí incómoda y mis ojos se abrieron con pesadez, giré la cabeza y vi a un señor de unos cuarenta y tantos hablar con Justin cerca de la puerta; estaba en mi habitación, suspiré largo y noté la intravenosa en mi muñeca izquierda.

¿Qué diablos?

Los dos voltearon a verme cuando accidentalmente gruñí al tratar de incorporarme y sentir en dolor punzante en mi espalda baja. El hombre se acercó a mí y sonrió amable.

Intenté devolverle la sonrisa, no obstante a mi esfuerzo solo salió una mueca.

—Bien, ¿cariño, cómo es tú nombre? —volvió a sonreír, sus ojos eran cálidos; cómo los de papá.

—Hum ¿Alexha? —respondí vacilante lo que sonó más a una pregunta.

El hombre volvió a sonreír ¿acaso le pagaban por hacerlo?

—De acuerdo, y Alexha cuéntame ¿desde cuándo no has comido algo?

Mierda. Así que era doctor, eh, bueno sonrisita puedo decirte que no tengo ni la menor idea.

Me encogí de hombros.

—Creo qué… no sé —titubeé—. Pero, recuerdo que ayer comí algo de pan de ajo con algo de jugo —sonreí esperanzada, esperando que eso hubiera sido suficiente para sonrisita.

Sin embargo, él frunció el ceño.

—Aparte de el pan de ajo y jugo —ya no sonríe, ahora estaba serio—, ¿has ingerido alguna otra cosa?

Apretujé la sabana entre mi manos, era consciente de la mirada amenazante de Justin, miré por la ventana, el cielo estaba claro, de un azul hermoso, como me gustaría poder salir y reír con mis hermanos mientras comemos helados como solíamos hacerlo.

Cerré los ojos obligando a las lágrimas a regresar de donde vinieron.

Alguien se aclaró la garganta y fui traída de vuelta a mi dura realidad.

—Bueno, usted verá que he estado con muchos dolores de cabeza así que tomé varios analgésicos y además de eso algunos energizantes.

Sonrisita negó con la cabeza y anotó algo en una hoja.

—Bien, hija y ¿por qué no ha comido nada?

Mierda.

—Hum, es que sonrisita yo… —el doctor me interrumpió.

A propósito ¿cual es su nombre?

—¿Sonrisita? —preguntó riendo.

Sentí que me sonrojé hasta en las nalgas y reí nerviosa.

Una belieber: una bailarina [Sin editar]Where stories live. Discover now