Capítulo 30.

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(Hola. Les quiero decir que traté de escribir todo esto en un solo capítulo para que fuera más emocionante pero me fue imposible, así que lo siento si el capítulo treinta y dos no es tan la bomba. De igual manera desde aquí empieza la acción)

Me acosté en la cama dándole vueltas al asunto, no solo me dolía no hablarle, sino que también verlo junto a ella. Habían pasado cinco días y nada cambió salvo que él no permanecía mucho en casa y yo “salía” con Ashton.

Salí a varias citas con él y cada día me convencía más que era el chico más adorable del mundo, me gustaba, no podía negarlo, sin embargo, eso no lograba ser suficiente; no superaba mis sentimientos por Justin.

Ese tema había estado rondando por mi cabeza los últimos días, ¿desde cuando empecé a quererlo? Era la pregunta que me hacía todos los días y para la cual no tenía una respuesta concisa.

Por otro lado, algo más me estaba atormentando y eso era el tema de Michael. Eduardo me envió una respuesta, un día después, diciéndome que estaba preocupado por lo que podía pasarme. Yo también lo estaba. Michael era alguien muy peligroso.

Mi celular vibró sacándome de mis cavilaciones, lo cogí y vi que era un mensaje de Justin.

“Sabes que siento todo lo que dije ese día, estaba enojado y extraño hablar contigo”

Lo leí y suspiré con exasperación. Me confundía y mucho, ¿por qué simplemente no podía ser el Justin idiota o el Justin tierno?

“Lo siento es la palabra clave”, le respondí.

Casi al instante recibí una respuesta de su parte.

“No es tan fácil”

Rodé los ojos al leerlo, no era fácil, para él no era fácil decir lo siento pero para mí sí lo era aguantar todo lo que él me hacía y después estar como si nada.

Hay cosas en la vida que no son fáciles y no creo que decir lo siento sea una de esas.

“Eres un cretino. Eso eres”

—Aun así me quieres —había dicho con una sonrisa. Luego de caminar hacia mí se sentó a mi lado y me quitó el celular cuando no quise mirarlo—. ¿No piensas hablarme?

No me sorprendí que estuviera en el dormitorio porque incluso antes de que hablara sabía que estaba ahí. Negué con la cabeza como respuesta y le tendí la mano en señal que quería que me devolviera el celular.

—¿Podrías dármelo? —pregunté irritada al ver que ni se inmutaba.

Yo también extrañaba hablar con él y quería hacerlo más que nada, pero esa vez no se la pondría tan fácil. Si quería hablar conmigo tendría que decir lo siento como mínimo.

—¿Enserio quieres hacer esto? —preguntó con voz enojada.

Lo miré con furia.

—¿Qué cosa? ¿no hablarte? —empecé mientras me levantaba—. Sí lo haré porque no es justo que siempre esté como una estúpida soportando tu mal humor y después hacer como si nada hubiese pasado.

Una belieber: una bailarina [Sin editar]Where stories live. Discover now