Capítulo 23.

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Fruncí el ceño y lo miré a los ojos. Su mirada estaba perdida y sus ojos vacíos: sin vida; algo le había sucedido, eso era seguro. Con miedo levanté la mano y poco a poco le acaricié la parte de atrás de la oreja; había descubierto que eso siempre lo relajaba. Por un momento cerró los ojos y cuando los abrió soltó el agarre de mi brazo.

Mi mano cayó cuando puso distancia entre los dos mirándome con el ceño fruncido.

—¿Qué te pasa? —pregunté extrañada.

Puede que antes hubiese conocido esa actitud de él, pero desde un mes para acá había sido todo miel y algodón de azúcar.

—Yo sólo… me pasó algo no te preocupes.

No sabía si debía acercarme o mantener la distancia. Él era tan impredecible que me abrumaba.

—Cada vez que te pase algo no puedes simplemente desquitarte conmigo, Justin…

La frase quedó en el aire cuando volvió a mirarme con furia. Lo mejor sería mantener mi boca cerrada y para eso debía cortarme la lengua.

—Vete —espetó de forma brusca. Y ahí estaba la cosquilla en el pecho que sentía cada ve que él me miraba y hablaba así. Me dolía—. ¡Qué te vayas! —gritó al ver que no me movía.

Negué con la cabeza y salí de su camerino sintiéndome de nuevo estúpida. Suspiré y puse una sonrisa falsa cuando vi que Holly se acercaba.

Aun no dejaba de pensar en él. Odiaba el hecho que fuera tan cerrado, si él hablara acerca de qué le sucedía, estaba segura que en algo lo ayudaría. O al menos así pudiera entenderlo. Me di cuenta que Holly hablaba sin parar sobre no sé qué cosa de su boda. La verdad era que no le prestaba atención y tuve que contener el impulso de volver al camerino y preguntarle qué le había pasado.

—¿Alexha, acaso me estás escuchando?

La pregunta de mi amiga me trajo de vuelta a la realidad. La miré con una sonrisa.

—Sí, claro —mentí.

Ella entrecerró los ojos y escudriñó mi rostro. Sabía que estaba pensando, pero no deseaba preguntar al respecto. Al final, abrió la boca para decir algo pero alguien se le adelantó.

—Pero mira a quien tenemos por aquí. La hermosa Alexha Martinez. Hola, señorita.

Sonreí de verdad.

—Alfredo Flores. El tipo más odioso del mundo. ¿Cómo estás? —le dije en broma.

Él rió y se quitó las gafas de sol.

—Perfecto. Me encantaría quedarme platicando pero —miró su reloj—… ustedes deben empezar la grabación en dos minutos. Todos están allá, así que solo faltan ustedes dos. Nos vemos después, Alexha.

Y se marchó.

Holly y yo caminamos hacia el estudio. Era consciente del continuo parloteo de la rubia pero no podía dejar de pensar en Justin. No entendía porque me sorprendía su actitud, después de todo yo sabía que tarde o temprano él volvería a su mal humor, pero, joder, me había acostumbrado al verdadero Justin. O bueno, a esas alturas no sabía cual de los dos era el verdadero, sí el arrogante o el cariñoso.

—Oye, ¿estás bien? Te ves un poco ida —preguntó preocupada y puso una mano en mi frente.

La verdad era que había empezado a sudar.

—Sí, estoy bien. No es nada —sonreí falsamente.

Ella me miró con una ceja levantada.

—¿Segura?

Asentí.

—¡Bueno, chicos. Atención! —nos volvimos hacia el hombre que hablaba a través de un megáfono—. Soy Will Davis. Soy el director del vídeo. Tengo dos reglas esenciales que todos deben cumplir. Uno: llaménme por mi nombre; nada de señor. Y dos: ¡diviertánse! —chilló eufórico y todos aplaudieron.

Reí un poco por la actitud del tipo. Todos nos reunimos en un círculo mientras él nos platicaba de cómo se llevaría a cabo. Y, finalmente supe que canción sería.

Mataría a Justin; eso estaba claro.

Will me entregó una hoja en donde estaba escrito todo lo que tenía que hacer. Sería una DJ; por eso la ropa de puta. Leí el papel para saber más del asunto, pero en él solo estaba lo que sucedería en la primera toma.

—Cariño —sus manos se posaron en mis hombros. Me sentía incómoda—. Sé que tienes una cara tierna y estás muy lejos de ser una chica de la calle, pero necesito que saques ese lado salvaje y peligroso que tienes por dentro. Tienes que ser atrevida y sensual, ¡muy sensual!

Asentí mientras reía. La espontaneidad de Will resultaba ser chistosa… aunque un poco abrumadora.

Se alejó de mí y empezó a chillar lo que tenían que hacer los demás. Con una sonrisa en los labios negué con la cabeza y di media vuelta. La sonrisa despareció cuando me encontré con los ojos de Justin. Sentía como si hubiésemos regresado al principio y lo único que quería era plantarme delante suyo y decirle unos cuantos tacos por ocultarme información acerca del vídeo.

¡La canción era hold tight! Por dios, apostaba lo que fuera a que probablemente tendríamos que tener sexo con ropa delante de una cámara.

—¡Empezamos en cinco minutos! Así que arrastren sus mugrosos traseros y ocupen su posición! —la voz de Will hizo que alejara mis ojos de Justin.

Le sonreí a la chica que me retocó el maquillaje y caminé hacia donde debía estar. Estaba nerviosa y mucho, el short de cuero que tenía me llegaba justo debajo del trasero y la blusa era un sujetador también de cuero. ¡Prácticamente estaba desnuda! Y lo peor era que medio mundo me vería en esas fachas y sabía que muy pronto estaría en la lista negra de las beliebers.

Las luces se apagaron, y se encendieron unas fluorescentes dándole un ambiente de discoteca al lugar. Me planté delante de la máquina del dj y me puse los audífonos mientras escuchaba las instrucciones de Will.

Joder, el corazón me latía a mil por hora.

—¡Bien! —gritó sentado detrás de una cámara—. ¡Empezaremos en uno, dos, tres y acción!

La música empezó a sonar de fondo e hice como si manipulaba el aparato con una mano mientras alzaba la otra en el aire y bailaba. Los demás estaban besándose, o simplemente bailando al ritmo de hold thigt. Bien, que le música no era tan movediza pero el ritmo lento le daba un toque sensual a la escena.

—¡Te quiero más sexy, Alexha! ¡Recuerda que eres una chica segura, tienes a todos los hombres a tus pies, pero no le das a nadie el poder de meterse en tus bragas! ¡Comete el mundo, chica!

Los gritos eufóricos de Will casi consiguen que me diera un ataque de risa, pero en vez de eso seguí sus consejos y empecé a bailar lentamente, y manipulé mi cabello de una forma algo sexy. Poco a poco la timidez fue disminuyendo y llegó el punto en que me solté por completo.

—¡Eso, así! —Will continuó con sus gritos—. ¡Es tu entrada, galán! ¡recuerda que tu mirada se tiene que posar en todo el mundo menos en ella! ¡solo buscas un buen polvo pero quedas deslumbrado cuando la miras! —esta vez las indicaciones estaban dirigidas a Justin.

Por el rabillo del ojos vi que él entraba, se suponía que yo lo vería primero y así llamaría mi atención. Cuando Will lo ordenó levanté la mirada y no tuve que fingir el asombro.

Él… se veía caliente.

Continuará.

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¡Besos!

Una belieber: una bailarina [Sin editar]Where stories live. Discover now