Capítulo 28.

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—Hola —susurré incómoda.

Ella entró justo en el momento que Justin aparecía en la sala, él se detuvo cuando la vio y sus ojos brillaron mientras una sonrisa se extendía por todo su rostro. Ella corrió hacia él y envolvió sus brazos y piernas a su alrededor mientras lo besaba, retiré la mirada y subí de nuevo a mi habitación.

Cerré la puerta, apoyé la frente en ella y quise golpearme hasta morir. Era una jodida estúpida… quererlo era lo peor que había hecho en mi vida y no sabía como pude ser tan pendeja como para permitirmelo.

«En el corazón no se manda»

Él la quería y se notaba, la forma en como la miró fue tan especial que… de una manera u otra me hizo sentir mal.

Me puse un abrigo, un gorro de lana, tomé mi celular y bajé las escaleras mientras me abrochaba los botones, cuando llegué abajo por medio de la ventana vi a Justin con la chica en el patio trasero así que salí sin decirle nada, igual no creía que me necesitara para algo.

Caminé sin rumbo alguno hasta que llegué a un parque, me senté en una banca, me compré un algodón de azúcar y simplemente observé a todos pasar. Había perdido la noción del tiempo cuando alguien me habló.

—¿Alexha?

Miré hacia atrás y vi a un chico sonreírme, su rostro me daba aire pero no podía picar de donde lo conocía.

—¿Disculpa? ¿te conozco? —pregunté confundida.

Él se echó a reír y se sentó a mi lado.

—Soy Ashton Marquez, estuvimos unos dos años juntos en la secundaria —me dijo con una sonrisa.

Lo miré con sorpresa y escudriñé su cuerpo sin pudor.

—¿Ashton? ¿el mismo Ashton que era una friki y presidente de la clase? —el asintió riendo—. Guau, estás súper cambiado. Ahora estás caliente.

La forma como se sonrojó me pareció súper adorable y más viniendo de un chico, estuvimos platicando un rato y varias cosas quedaron claras.

—Recuerdo el día que tú estabas leyendo un libro —empezó a decir—. Yo me acerqué e hice la pregunta más estúpida del mundo: «hola, Alexha, ¿estás leyendo?

Se echó a reír y lo acompañé recordando ese día.

—¡Sí! Y después como que te diste cuenta de lo que dijiste, te sonrojaste y saliste corriendo. Eso fue supremamente adorable, Ashton.

Él paró de reírse y me miró como si estuviese loca.

—¿Estás de broma? Tú te echaste a reír, pensé que había sonado muy estúpido y por eso salí corriendo. Ese día me prometí no hablar cuando tú estabas cerca.

—Sí, me eché a reír, pero fue porque te viste súper tierno; haber, que ningún chico se sonroja como tú lo haces —le dije y él volvió a sonrojarse lo que hizo que riera más fuerte—. ¿Ves lo que te digo? Aunque si confieso que era extraño, todas las veces que trataba de acercarme a ti para preguntarte algo salías corriendo y me dejabas con la palabra en la boca. Pensé que me tenías miedo o que era muy fea para no querer acercarte a mí.

—¡Me gustabas, Alexha! Y tenía que ser fiel a mí mismo, cada vez que trataba de decirte algo balbuceaba y quedaba como un gran cretino.

Lo miré con la boca abierta, sin poder creer lo que me decía.

—¿¡Es enserio!? —pregunté y él asintió—. Joder, Ash, tú me parecías súper lindo y por eso trataba de acercarme a ti. ¿Por qué no dijiste nada?

Él miró al frente pareciendo avergonzado con lo que iba a decir.

—Lo iba hacer el día de la graduación, entonces pensé en invitarte a la fiesta de final de año y justo el día que lo iba hacer ¡me enfermé! ¿puedes creerlo? No fui al baile por estar dándole una visita al retrete por una gripe estomacal. Entonces, tomé eso como una señal y pensé que tan solo no debíamos estar juntos.

Le sonreí a la nada. Miré la hora en mi celular, el corazón se me paró y me levanté de un salto.

—¡Mierda! Ashton fue un verdadero placer volverte a ver pero me tengo que ir rápido.

¿Cómo coño se había pasado el tiempo tan rápido? Él se levantó y metió la manos en los bolsillos de su pantalón.

—Para mí también fue un placer, Alex —sonrío—. Pero está vez no te dejaré ir, ¿me das tu número?

Le devolví la sonrisa, guardé mi numero en su celular y el de él en el mío. Me alejé con una gran sonrisa, él me gustaba y mucho.

Abrí con mi llave, todo estaba oscuro así que prendí la luz y casi me da un infarto al ver a Justin en la sala de estar mirando la televisión.

—¿En donde estabas? —preguntó, apagó la televisión y se levantó.

Mierda, ahora estaba en problemas.

Una belieber: una bailarina [Sin editar]Where stories live. Discover now