Capítulo veintiuno.

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Miré de forma distraída las vitrinas de cada almacén a medida que caminaba, por suerte el tiempo de reposo había pasado luego de tres largas y tortuosas semanas y ahora podía simplemente valerme por mí misma y hacer las cosas sin que Justin estuviera pendiente de cada movimiento que hacía.

En unos días estaría de dos meses de embarazo y la sola idea me hacía querer saltar de la emoción, aunque no era mucho el cambio podía notar como mi vientre había crecido un poco, yo realmente no me hubiera dado de cuenta si no fuera porque Justin me medía con un metro la barriga cada ocho días. Para ser sincera se podía decir que él incluso estaba más emocionado que yo.

Conseguir que me dejara salir a comprar algunas cosas me llevó casi dos días, pero era imposible seguir soportando el encierro y sus cuidados, apreciaba el gesto, en serio lo hacía pero había días que llegaba al punto de ser abrumador.

Me detuve en una tienda de bebés y sonreí con ternura mientras inconscientemente mi mano viajaba a mi vientre para acariciarlo. Ese simple gesto se había convertido en algo habitual, casi siempre estaba acariciando mi vientre o hablándole, no entendía porque lo hacía pero simplemente había sido un impulso que no pude controlar.

—Hola —contesté la llamada que entraba a mi teléfono y entré en el almacén.

Escuché ruido de fondo por lo que supuse que era Justin. No me había tomado la molestia de ver quien llamaba, estaba muy entretenida viendo la ropa de bebé.

—Hola amor, ¿cómo estás?

Suspiré, a pesar de todo lo que había pasado entre nosotros y que justo estaba embarazada de nuestro hijo aún no me acostumbraba a la idea de que Justin y yo estuviéramos juntos.

—Oh, Dios mío, no sabes lo bien que se ha sentido poder respirar aire fresco.

—En la casa también lo hacías.

Rodé los ojos. El ruido que se escuchaba a través de la línea era insoportable así que asumí que él estaba en un lugar público o algo así.

—¿En dónde estás? Se escucha mucho ruido.

Sonreí ampliamente cuando escuché que una chica le gritaba que lo amaba y él le respondía que la amaba más.

—Estoy llegando a un restaurante para almorzar, pero las fans supieron que estaría aquí incluso antes que yo mismo —se río por lo bajo.

—Oh, no tienes ni idea, hay muchas páginas y cuentas de twitter que avisan sobre tu ubicación.

Me paré en la sesión de ropa de niño, joder, sinceramente no podría decir si quería niña o niño pero el pensamiento de un mini Justin me hizo morir de ternura.

—Oh, cierto, olvidé que mi novia fue una gorda fan hace mucho.

Me eché a reír.

—Cállate. Ahora mismo estoy viendo ropa de bebé y la imagen del bebé pareciéndose a ti me hizo morir, literal, ¿te lo imaginas? —le pregunté emocionada, podía jurar que incluso quería llorar un poco.

Escuché como pedía la orden y le decía a alguna fans que cuidado se lastimaban.

—Una mini Alexha sería mejor cielo, pero sí me lo imagino y te juro que ahora soy el hombre más feliz del mundo, solo me molesta un poco el hecho de que hayas ido sola a comprar cosas para el bebé.

Rodé los ojos mientras vagaba por la tienda, deteniéndome de vez en cuando a observar más de cerca cosas que me llamaban la atención.

—Dejar de fruncir el ceño, Bieber —dije risueña—, realmente solo vine a comprar unas cosas para mí pero no pude resistir la tentación.

Una belieber: una bailarina [Sin editar]Where stories live. Discover now