Una belieber: una bailarina [Sin editar]

Capítulo 35.

Solo me rehusé a mirarlo ya que no sabía que hacer; él odiaba el sentimentalismo y yo no quería pensar que me estaba despidiendo.

A la final no dije nada, pasé diez minutos trazando las líneas de sus manos con mis dedos y reconfortándome con su calor corporal.

La única vez que quité mis ojos de su cuerpo fue cuando la enfermera entró para avisarme que los veinte minutos habían pasado. No quería hacerlo, no quería marcharme y dejarlo solo.

Quería que cuando él despertara viera a alguien a su lado. Quería sostener su mano y por un momento imaginar que nada de esto estaba sucediendo.

—Adiós —susurré, y le di un beso en la frente. Tuve que respirar hondo cuando las palabras “te quiero” quisieron salir de mi boca, no podía decirlas, no cuando él no podía escucharme.

Al momento que puse un pie fuera de la habitación me derrumbé, en ese momento era más fácil sobrellevar verlo besuqueándose con Vanessa o con cualquier otra en mis narices que verlo postrado en una cama totalmente inconsciente.

Después de haberme quitado la vestimenta y de haberme calmado caminé de nuevo a la sala de espera en donde Pattie me esperaba con una taza de café.

—Gracias —le dije mientras recibía el vaso.

Ella hizo un amago de sonrisa y bebió un sorbo del suyo.

—¿Cómo está él? —preguntó en un susurró.

Soplé el humeante líquido y la miré a los ojos.

—No sé… —me detuve cuando vi que mil enfermeras corrían de un lado a otro gritando algo parecido a “código rojo, código rojo”—. ¿Ellos están corriendo hacia la habitación de Justin? —inquirí con miedo.

Pattie dirigió la mirada hacia el largo pasillo para después dejar la taza en una silla y correr en la misma dirección que lo hacían las enfermeras. La seguí, el corazón me latía fuertemente a la anticipación de que podía ser Justin el que estuviera mal.

Detuve mi andar al igual que Pattie cuando vimos que efectivamente todo el alboroto provenía de la habitación 203; la de Justin.

No supe cuantos minutos estuvimos allí paradas sin mover ni un músculo, pero se habían sentido como cinco segundos cuando el doctor salió. No pude evitar el sollozo que se me escapó cuando vi su cara.

—Lo siento mucho —murmuró con compasión.

En ese momento dejé de escuchar y de sentir todo a mi alrededor, solo era yo y el dolor que me quemaba por dentro, él había muerto, se había convertido en un miembro de la lista de personas a las cuales nunca les dije que las amaba. Todo era surrealista, hacia apenas quince minutos yo estaba en su habitación sintiendo su calor entre mis manos.

Y ahora él se había ido, no vería más su sonrisa, ni sus ojos, no escucharía más su risa ni su melódica voz. Nunca lo vería nuevamente.

Eso me destrozó.

No sabía en qué momento él se había convertido en alguien tan importante para mí, pero la verdad era que me había dado cuenta cuando era demasiado tarde y ahora no tendría oportunidad para decirle cuanto lo quería.

Avancé unos pasos hasta que estuve en la entrada de la habitación, algunas enfermeras se encontraban desconectándolo de todas las máquinas, caminé hacia su cuerpo, había una última cosa que necesitaba hacer para corroborar que todo eso era verdad.

Tocar su mano.

Cuando lo hice todo acabó.

Era una realidad: él había muerto.

Justin Bieber me había dejado sola, sola cuando yo estaba enamorada de él. ¿Qué será de este mundo sin él? Un pensamiento llegó a mí en medio de todo mi sufrimiento, ¿cómo se lo dirían a las beliebers? ¿cómo se tomarían ellas la noticia de que su ídolo, su mundo, su pilar, sus fuerzas, la única razón de sus sonrisas había muerto?

¿Cómo podremos vivir todos cada día sabiendo que él había muerto? ¿cómo podía hacerlo yo?

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Lo sé, yo tampoco tengo palabras para describir lo que estoy sintiendo.
Hoy ando toda depre porque se cumplen cien días del concierto de 1D aquí en Colombia, al cual no fui, y ahora escribo esto…
Solo quiero decir algo: ¡NO ME MATEN!
El otro cap es tan… Tal vez mañana lo suba.
¡Las quiero y gracias por todo!