Capítulo 40.

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«En las nubes.»

Eran las únicas tres palabras que describían lo que estaba sintiendo en ese momento. Sus palabras sumadas a su intesa mirada se quedaron grabadas en el fondo de mi mente haciéndome sentir como si viviera dentro de una burbuja.

Mi propia burbuja.

Era tal el grado de idiotez absoluta en el que me encontraba que, en el camino tropecé con mas de cinco personas.

Flipando, entré en la cafetería donde había quedado con Ashton; el miedo me consumía.

No quería hacerlo sufrir, mas ya era tarde para eso.

—Hola —me saludó llegando a mi lado.

Hice un amago de sonrisa y lo invité a sentarse. Observé todos sus movimientos en silencio, no sabía que decir ni mucho menos por donde empezar.

—Mira… Ahston…, lo que te voy a decir no es fácil para mí pero…

—Me estás asustando, ¿pasa algo? —me interrumpió preocupado.

De inmediato negué con la cabeza para tranquilizarlo un poco.

—No… Bueno sí…, pero es que… ¡Mierda! —blafesmé en español cuando el camarero se acercó a nosotros para tomar la orden. Después haber pedido lo que deseábamos el hombre se marchó por lo que continué—. No sé muy bien qué es lo que pasa entre nosotros. No te negaré que pasé un momento agradable contigo, pero hasta ahí pueden ir las cosas. Sólo amigos y ya.

Quedé totalmente deslocada cuando sonrió. No es que como si esperara llanto pero…

—¿Por qué dices todo esto? —inquirió divertido.

Confundida, tomé un sorbo del agua que me había traído minutos antes, el mesero.

—Pues es que… he conocido a alguien y ahora…, Vamos a ver ¿se puede saber porque tienes esa sonrisita de pendejo? —exclamé un poco molesta.

Yo muriéndome y ¿aéel le parece graciosa la situación?

—¡Es que me has librado de una!

Con el cejo fruncido, observé como se reía a mandíbula batiente. ¿Qué demonios? O a él le falta un tornillo o le falta la caja completa. Al ver mi cara de confusión añadió:

—Ayer por la tarde he quedado con una amiga por casualidad y fue tal el atontamiento en que estuve cuando la vi ¡qué me he estrallado con un poste de luz!

Asombrada por lo que acababa de decirme me desternillé de la risa a medida que sentía como se aflojaba la presión en mi pecho. Cuando logramos controlar la risa lo miré con una sonrisa.

—Aún así creo que debo ser sincera contigo.

Entonces, empecé a relatarle lo sucedido desde que llegué a Los Ángeles, claramente, obvié algunas partecillas que no vi importantes. Al terminar, me cayó la risa al ver la cara de Ashton. No lo culpaba, mi historia era como menos flipante.

—¿¡Justin Bieber!? —asentí risueña—. ¡Todavía recuerdo todo lo que te morías por él en la escuela y ahora…! ¡Joder!

Me reí, su cara de pasmo era de infarto.

—Necesito que me guardes el secreto.

—Claro que sí, preciosa.

Sonreí, y mi sonrisa se amplió al ver que me llegaba un mensaje de Justin al móvil.

¿Cómo va todo?

Perfecto, Ashton es muy compresivo, ¿ qué tal?

Me carcajeé al leer su respuesta:

¿Debería sentirme celoso?
Normal, estoy en el estudio y de una vez te digo que, todos han estado bromeando por la sonrisa de idiota que llevo; lo que provocas.

Ahston, tras haberle sonado el móvil, se despidió de mí no sin antes conseguir que le prometiera que seguiríamos siendo amigos. Concentrándome de nuevo en mi celular, respondí a su mensaje:

Tranquilo, cielo.
Pues ya somos dos con sonrisas de idiotas.

****

Soso, lo sé.

He tratado de todo, pero simplemente nada me sale. No logro escribir más de diez líneas.

¡Besos!

Una belieber: una bailarina [Sin editar]Where stories live. Discover now