Capítulo 33.

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(El capítulo no está corregido así que perdonen si hay errores)

Observé con temor la gran entrada del hospital que se alzó delante de mí, estaba atestada de paparazzis que se morían por ser los que dieran la primicia de su estado. Me sequé las dos únicas lágrimas que había derramado y pasé la capucha de la remera que llevaba por mi cabeza para luego abrirme paso entre la muchedumbre.

El nudo de mi garganta crecía a medida que avanzaba por los pasillos en dirección a la recepción, lo que sentía en ese entonces era indescriptible, lo único que reconocía entre tantas emociones era el miedo a perderlo. Cuando quise llegar a mi destino estaba llorando sin control, apoyé una mano en la pared mientras trataba de controlar mi insaciable llanto.

Las personas a mi alrededor caminaban de forma lenta, todo parecía ir en cámara lenta y solo me podía concentrar en el dolor que quemaba mi pecho como fuego.

Cerré los ojos y recordé todos los buenos momentos que pasé a su lado, la forma en como sus dedos jugaban con mi cabello, la protección que sentía cuando sus brazos se envolvían a mi alrededor, el aroma peculiar de su perfume, su sonrisa de satisfacción, la forma como sus ojos se cerraban y brillaban cuando se reía y sobre todo el eco de su maravillosa risa.

Cada recuerdo me rompía por dentro.

Tomé aire y avancé hacia la enfermera que tecleaba algo en su computadora.

—¿Deseas algo, cariño? —me preguntó al ver que no decía nada. Sus ojos me evaluaron con precaución antes de levantarse y llegar a mi lado.

Asentí ya que era lo único que podía hacer. Si decía algo me quebraría y él no estaba ahí para sostenerme.

—Justin Bieber —fue lo único que pude decir.

La enferma de cabello canoso regresó a su silla y volvió a teclear algo en la computadora, después de quitó los lentes, me miró, y sonrió con tristeza.

—Ha sido remitido a cirugía hace media hora. No tienes de que preocuparte, tu novio está en buenas manos.

Le di las gracias a pesar de que la palabra novio me había roto el corazón. Alguien tocó mi hombro.

Me giré y ahí estaba Stefan.

—Hola —me saludó, con un beso en la mejilla.

Limpié las lágrimas de mis mejillas y me bajé la capucha.

—¿Cómo está él?

Su mirada me dijo todo lo que necesitaba saber. De nada servía limpiarme las lágrimas cuando al segundo volvían a salir. Él me abrazó y eso me hizo sentir mucho peor porque no eran los brazos de Justin, nadie podía irradiar el calor que él desprendía cuando estaba cerca mío.

Mi cuerpo se sacudía entre sus brazos a causa de los incontrolables sollozos que salían de mi boca; quería dejar de llorar ya que con eso no ganaba nada pero era algo imposible, no podía estar tranquila mientras él luchaba por su vida.

Los minutos pasaron y nada parecía cambiar, Stefan había llamado a los padres de Justin y ellos ya estaban en camino, sabía que debía avisarle a Vanessa, sin embargo, entre deber y querer hay mucha diferencia.

En ese momentos lo ultimo que quería era verla y recordar que ella tenía lo que yo quería.

Recosté la cabeza en la pared que tenía a mi lado, mis ojos recorrían a las personas que se encontraban en la sala de espera con expresiones de tristeza en sus rostros; yo debía estar peor.

Eran las tres de la madrugada y empezaba a perder la batalla con el sueño cuando un doctor salió de las puertas en donde se leía “solo personal autorizado”.

—¿Familiares de Justin Bieber? —preguntó quitándose los guantes de látex para después proceder con el tapabocas. No había terminado de preguntar cuando ya me había levantado y dicho que yo—. ¿Es usted la novia?

No siquiera tenía fuerzas para rodar los ojos así que me rehusé a negar con la cabeza.

—Somos sus amigos —dijo Stefan.

Era increíble que en una situación como esa solo estuviéramos nosotros dos cuando Justin lo que tenía son “amigos”. Es en esas situaciones cuando se conocen a los falsos y a los verdaderos.

El hombre suspiró.

—El señor Bieber presenta varias fracturas y hematomas, sin embargo, esas son lesiones superficiales. Debido al impacto con la bolsa de aire su costilla derecha se rompió perforando una arteria, pero gracias a que lo remitieron de inmediato pudimos controlar la hemorragia.

Cerré los ojos absorbiendo toda la información que acababa de recibir, las manos de Stefan cayeron en mis hombros dándome confort. Cuando abrí los ojos deseé no haberlo hecho; la mirada del doctor decía que había algo más.

Tomé aire.

—Hay algo más ¿cierto?

El hombre asintió mientras se preparaba para hablar.

—Ha entrado en un coma inducido a causa de una contusión cerebral. No sabemos si despertará y si lo hace puede tener consecuencias potencialmente graves. Lo siento mucho —dijo y se alejó.

Agradecí que los brazos de Stefan interrumpieran mi caída, en ese instante no era dueña de mis emociones ni de mi cuerpo. La sensación de agonía era insoportable, mi corazón se sentía abrumado con el simple pensamiento de que él no despertara jamás, no poder ver su sonrisa ni sus ojos sería mi perdición.

Y puede que sonara ridículo porque para mí lo era, pero hasta ese momento fue que supe cuanto lo quería, no era nada igual al amor que le tenía cuando era mi ídolo, ni al amor que sentía por mi familia y amigos… aquel era un amor controversial, único, y especial.

Hasta ese entonces supe cuanto era importante para mí.

—¿Sabes? —empecé a decirle a Stefan mientras me sentaba en un silla plástica. Miré a un punto de la pared y apreté los labios, meditando qué decir—. He perdido a muchas personas importantes para mí a causa de accidentes automovilísticos —me sequé las lágrimas. No tenía idea de que decía pero el silencio me estaba matando; nunca había silencio cuando Justin estaba cerca y eso solo me recordaba que en ese instante él no podía estar conmigo—… mis padres, mi mejor amiga… mi primer novio. Y ahora… no quiero que pase lo mismo con él ¡Dios! Ni siquiera puedo imaginar no poder verlo cada día… así sea para discutir.

Hubo un momento de silencio antes de que empezara hablar de nuevo.

—No puedo permitir que Justin forme parte de la lista de personas que he perdido sin decirles lo importante que son para mí. No soportaría que él muriera ¿entiendes lo que quiero decir?

Lo miré. Él sonreía abiertamente aunque tenía un matiz de tristeza en sus ojos.

—¿Lo quieres? —preguntó, sorprendiéndome.

Sonreí con melancolía.

—Más de lo que debería y hasta lo comprendo.

****

Chicas perdonénme la vida. Este capítulo debía ser mejor, lo , quería ponerle más sentimiento pero no se me dio.

Gracias, por todos los comentarios, lol, me hacen reír mucho y más cuando preguntan ¿cómo puedes dejarla ahí? Me satisface saber que las dejo con la intriga.

¡Besos!

Una belieber: una bailarina [Sin editar]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang